PAÍSES BAJOS, 16 de noviembre (AlmomentoMX).- En los últimos años, el sistema penal de los Países Bajos, ha cerrado 19 cárceles por falta de delincuentes, debido a que el sistema judicial y de castigo es tan efectivo en esta nación, que apenas hay reincidentes.
Según información de la BBC, la población penal holandesa ha descendido de manera espectacular en la última década. En 2005 había 14 mil 468 presos y el año pasado solo hubo 8 mil 245. Es decir, una caída del 43%. Hace 11 años, el país tenía una de las tasas de encarcelamiento más altas de Europa; ahora, una de las más bajas: 57 personas por cada 100 mil habitantes.
¿El motivo de este bajón? Los expertos en derecho lo atribuyen a que lentamente ha ido desapareciendo el problema de las drogas en el país (en Holanda es legal su consumo y la venta de algunos estupefacientes), sobre todo porque se ha mejorado la seguridad en los aeropuertos y es muy difícil sacar sustancias del país. También a que los esfuerzos de las autoridades se han centrado en la trata de personas y en el terrorismo, dos problemas muy graves, pero en los que están implicados un número muy limitado de personas.
Esta situación también se debe al éxito del sistema de reinserción que allí está vigente. Así lo atestigua el hecho de que solo un 10% de los delincuentes que pasan por prisión regresan a ella en los años siguientes. Además, los delitos registrados en el país han caído un 25% en los últimos 8 años.
Pero no todos están contentos con esta situación. La oposición critica que la policía local no tiene suficientes medios y que por eso hay menos tasa de detenciones. Para ellos, sobre todo para los partidos de derecha y de extrema derecha, el crimen ha aumentado pero no se realizan suficientes intervenciones policiales.
Hogar temporal para refugiados
Las celdas de una docena de prisiones en Holanda se han convertido en los hogares temporales de familias provenientes de países en conflicto como Siria, Irak y Afganistán.
Con la disminución de los actos delictivos en el país, que se atribuye a una población de más edad y una fuerte caída en los delitos violentos que conducen a penas de prisión, el gobierno ha buscado nuevas maneras de utilizar sus cárceles.
En la ciudad de Roermond, por ejemplo, un centro reclusorio fue restaurado en 2011 y ahora funciona como un exclusivo hotel llamado Het Arresthuis (La Casa del Juicio, en español).
Pero desde que el país acogió a 60 mil migrantes tan solo durante el año pasado, una decena de estas instalaciones se habilitó para acomodarlos.
“Tuvimos que pensarlo dos veces antes de usar cárceles como centros para los refugiados”, le dijo a la agencia AP Janet Helder, miembro de la agencia gubernamental responsable de encontrar una vivienda para los solicitantes de asilo.
La cárcel de De Koepel, en la ciudad de Haarlem, en el noroeste de Holanda, es una de las que alberga a los refugiados que han llegado de Siria, Irak y Afganistán.
Una de las cárceles que habilitó sus instalaciones para los refugiados fue construida en 1880 y está en la ciudad turística de Haarlem, en el noroeste del país.
Aunque el gobierno holandés ha reformado varios penales para que las celdas se conviertan en habitaciones, esta antigua prisión es considerada como un monumento nacional y por ello no puede ser renovada.
Tras la llegada de sus nuevos residentes, algunos vecinos de la zona cuestionaron la decisión de convertir la prisión de De Koepel en un centro de acopio.
“Se preguntaban cómo el gobierno podía poner a sirios que quizá estuvieron encarcelados en una celda aquí”, dijo Helder.
Por ese motivo, añadió, cambiarían de centro a aquellos que no se sintieran cómodos en estas instalaciones.
Hamed Karimi y su esposa, Farishta Morahami, huyeron de un pueblo cercano a la capital de Afganistán, Kabul, en medio de crecientes ataques de los talibanes. Pagaron contrabandistas 8 mil dólares para llegar a Europa.
La prisión de De Koepel fue construida en 1880 y su galería central ahora es un patio de juegos para los solicitantes de asilo.
Yassir trabajaba como barbero en Irak y quiere aprender holandés para retomar su oficio. Comparte una celda con su esposa Gerbia en la prisión de Haarlem.
Sin embargo, en el caso particular de la antigua cárcel de De Koepel, los residentes temporales sí parecen sentirse cómodos.
AM.MX/fm
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