En la madre ¡soy un agente tóxico!, así es, soy una de esas personas que a todo le busca el truco, uno de esos cabrones que no respetan la investidura de sacerdotes ni gobernantes, uno de esos reaccionarios que no reconoce autoridad más que en la consciencia y el razonamiento, unos de aquellos retrogradas que en el empresariado sólo ve ambición, fraude, contubernio y agandalle.
Uno de esos adornados que lee y no le, uno que ha leído más de tres libros completos.
Soy uno de esos pesimistas que no cree ya ni en la paz de los sepulcros, un altanero que no se queda callado, un amargado experimentado con la vida y con la gente.
Soy alguien que ya no soporta atestiguar el gozo frívolo sin pensar en tanto sufrimiento innecesario, soy quien se alegra por la muerte de un inconsciente y aplaude el nacimiento de un consciente. No me da miedo la muerte, temo a una vida manipulada y desperdiciada, propia o ajena.
Soy quien medita ante el amanecer y sonríe ante el atardecer.
Vivo rodeado de muertos en vida y deseo morir para conocer la diferencia. Vivo indignado ante mis propias limitaciones y todos los días lucho con el cascarón de mi propia ignorancia e inseguridad.
Soy quien escupe a la oscuridad divina y abreva de la luz del conocimiento. Soy el clásico aguafiestas de la estulticia mundana, el peor compañero para una parranda de futilidad y fe, el abstemio entre el grupo de borrachos de ego.
Es más, no me agrada la compañía de bestias, prefiero la de seres carentes de dogmas, prejuicios, esperanzas y fe, como perros, gatos y cualquier otro mamífero, ave, reptil, anfibio o pez.
No creo en la bondad humana, creo en la depredación humana. No creo en la compasión, creo en la empatía. No creo en la inteligencia creo en el conocimiento. Siempre espero lo peor, por que así aprecio más las sorpresas.
Para mi la moral es la hipocresía institucionalizada, la libertad total no existe y Dios es un cabrón con un sentido del humor retorcido.
Soy quien ve en la vida sufrimiento y en la muerte renacimiento. Admiro la pobreza por su libertad parcial y detesto la riqueza por su esclavitud total.
No soporto los prejuicios cuando lo que sobran son evidencias.
Escribo para mi, para los míos y para quien guste acompañarme en este maravilloso viaje de introspección a la consciencia.
No le debo nada a la vida por que es la muerte la que cobra. Y si, soy postulante del cinismo y además muy tóxico.
-Victor Roccas