La aprehensión, el viernes más reciente, de Sergio Toscano del Olmo, uno de los capitostes de Tradeco –“la constructora Higa de Felipe Calderón”, como se le conoce–, hizo que vinieran a la memoria los años dorados de la corrupción priísta. Ésta tenía una metodología apropiada, certeramente dirigida. Institucionalizada, en el amplio y nefasto sentido del término. Era jerarquizada y tenía niveles de rigurosa observación por todos aquéllos que quisieran gozar de sus beneficios. Quien se saliera una rayita del guión, estaba frito.
Ahora, la corrupción gubernamental no tiene límites, ni medidas, ni métodos. Desde el momento en que alguien, protegido por los panistas o por los toluquitas toma posesión de cualquier cargo –la idoneidad del ungido es irrelevante, las atribuciones legales del cargo se ignoran o se trepanan– empieza la danza de los millones.
Los “líderes” obreros que se sentaban en la cúpula del ya casi inexistente Congreso del Trabajo a pontificar sobre los mejores procedimientos de control y de sumisión eran muy respetuosos de esa regla. Quienes “manejaban” –que no representaban en sus derechos– arriba de dos mil obreros, en cualquier rama laboral, eran también quienes construían sus viviendas y pasaban por su tamiz cualquier asunto de envergadura en materia de prestaciones.
Arquitecto y abogado, los hijos de los “líderes” obreros
Créditos, para construcción o consumo, préstamos, aguinaldos, vacaciones, turismo obrero, formaron una cadena de negocios de respetable cuantía. Los ejemplos sobran, pero para muestra un botón : el hotel Los Ángeles Locos, en Careyes, Jalisco, propiedad de José María Martínez, el viejo “líder” cañero.
No se les iba nada. Para ello, buscaban perpetuar esos usos y costumbres entre los miembros de su descendencia. Era común que cualquier líder obrero que se jactara de serlo, tuviera un hijo arquitecto y otro abogado, y así era desde el propio Fidel Velázquez para abajo. El ejemplo era invaluable y la usanza caló hondo.
Ahora los presidentes tienen constructora propia
A los llamados presidentes les ha entrado la cosquilla de tener sus propias constructoras. Normalmente, empresas de tres al cuarto que, cuando no gozaban de la protección y el padrinazgo, eran simplemente normales, talacheras, trajinadoras, remendadoras, que vivían al día, cazando uno que otro contrato de medio cachete.
Pero cuando el patrón se cruzó sobre el pecho la desmadejada Banda presidencial, objeto de tantas burlas y traiciones, sintieron el aleteo del águila en sus espaldas –o el del zopilote sobre sus pechos–, los montones de adjudicaciones sin licitación ni concurso alguno, las ganancias frenéticas de montones de dinero que ni siquiera jamás soñaron.
Como por arte de magia, las pequeñas constructoras que vivían de pegar ladrillo sobre ladrillo a duras penas, entraron a las grandes ligas de los contratos carreteros, petroleros, de puentes federales que requieren de gran tecnología, penales de máxima seguridad, trenes-bala, aeropuertos, presas, y hasta contratos internacionales de ferrocarriles en países con mandatarios cuatachones del ocupante de La Silla.
Eso, es simplemente imposible en cualquier país que se encuentre entre los miembros de la OCDE. Lo tacharían de surrealista, de inviable, de fantasioso. El problema es que así es. Nuestra legislación, hecha a modo por los presuntos culpables, es demasiado generosa con ellos. Los conflictos de interés son letra muerta en México.
Higa, el mayor escándalo de corrupción del peñato
El enriquecimiento inexplicable, el tráfico de influencias, las figuras penales sobre lavado de dinero, recursos de procedencia ilícita y los que usted guste imaginar, son el menú de todos los días para una clase política codiciosa y atrevida. Forman parte ya del cachondeo y el ludibrio colectivo.
Higa, la constructora presidencial de Peña Nieto es todo un caso. Lo mismo ha sido el mejor pretexto para someter al toluquismo al mayor escándalo sexenal de corrupción, como el guión del desencuentro internacional entre México y China, por haber burlado las bases del concurso que ganó la mayor rielera asiática: China Railway)…
… y otorgar todos los contratos, desde los de tendidos de vías hasta los de acabado, adjudicándolos a contrapelo, sin decir agua va, a quienes jamás participaron y menos ganaron los concursos para buscar la mejor oferta en la construcción del tren bala México – Querétaro: la paraestatal Higa, supuestamente de Juan Armando Hinojosa, y Constructora y Edificadora GIA+A, de los hermanos Gérard, ¿todavía? cuñados de Carlos Salinas de Gortari.
Las constructoras presidenciales funcionan como coyotas
¿Cómo es posible que una empresita constructora que apenas ayer se dedicaba a mal pegar ladrillos para viviendas de interés social en los suburbios de cualquier ciudad mexicana, de repente se encuentre apta para desarrollar una tecnología de altísimo costo, al grado de competir con otras de ese calado en el mundo conocido?
Por el entramado absurdo de la corrupción galopante. La mayoría de las veces, las constructoras presidenciales funcionan como coyotas de las que verdaderamente harán el trabajo, en el caso de que se haga, y tendrán que derramar los generosos moche$ que le costará el favor de poder ser invitados a participar.
Tradeco y K-SA, tributaban a Felipe Calderón
Así pasó en los dos últimos sexenios. El beodo Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, consorte actual de la dama del rebozo mordido y arrastrado, tuvo en la empresa que aparecía a nombre del senador panista Federico Martínez Urmeneta, Tradeco y K-SA, el mayor holding constructor de su macabro período.
Datos irrebatibles señalan a Genaro García Luna, el llamado Policía de Titanio del calderonato (jejeje) como el principal promotor y padrino de las empresas del senador panista Martínez Urmeneta. Posicionó a sus empresas en los contratos más jugosos, producto de la generosos precios petroleros de cien dólares y más por barril de crudo.
No había tecnología ni obra que no estuviera al alcance del avorazado o manipulado senador. Ahora se levanta una torre privada de veintidós pisos en la capitalina esquina de Insurgentes Sur y Barranca del Muerto, testimonio sólido de su incursión en las prevaricaciones y peculados de Calderón, el que soplaba a su oreja y su ambiciosa familia repleta de hipocresías.
El tejido de esos fabulosos negocios en el panismo de escapulario y sacristía, es el verdadero origen de que hoy García Luna maneje los fondos y hasta la estrategia de la campaña de la (bien) llamada Calderona, a quién, por su fácil manejo, Televisa se empeña en hacer Presidente de esta desastrada República . Datos duros sostienen la procedencia de los recursos líquidos en el narcotráfico, tan familiar al resorte de García Luna.
Sergio Toscano del Olmo fue aprehendido el viernes
Los desmanes de las constructoras del calderonato parece que ya enseñaron la hebra: la aprehensión de Sergio Toscano del Olmo, ex empleado de Pemex en ese sexenio y luego, por arte de la corrupción, socio del Grupo Tradeco. ¡Hágame usted el refabron cavor!
Es necesario, para la salud de la justicia mexicana que este sujeto, acusado de fraude e intermediario entre Tradeco, Pemex e IMSS en aquello de los cobros indebidos y los pagos que nunca cumplen a sus proveedores sin influencias. A pesar de que Tradeco ya fue inhabilitada por diversos incumplimientos.
Los culpables deben ir directo al calabozo. Máxime cuando están en juego los haberes presupuestales, derivados de nuestros impuestos que nos cuesta tanto trabajo ganar y pagar, porque de antemano sabemos hacia dónde se dirigen.
¿Cuándo caerán los Hinojosa de Grupo Higa?
Una vez que ha caído Tradeco, la constructora del calderonato, muchos esperamos que la misma receta se aplique en la investigación de los malabares empresariales de la constructora Higa de Peña Nieto. El país no está para seguir experimentando ficciones penales como las que se acostumbran.
Soltar a un sujeto como Sergio Toscano del Olmo, gracias a cualquier chicana o transa extrajudicial, puede tener graves repercusiones para el futuro inmediato. Debemos estar muy pendientes de que eso no vuelva a suceder.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: En más de 200 fojas argumentó el Juez 36 Penal de la Ciudad de México, Enrique Gallegos Garcilazo, la orden de aprehensión para Sergio Toscano del Olmo, gracias a los empeños del joven abogado Luis Miguel Campos Guzmán, hijo del maestro Luis Miguel Campos Díaz de la Vega. En el juicio trascendió que –de acuerdo a una nota del diario Reforma— Tradeco cedió los derechos de cobro que tenía con empresas como Pemex a un fideicomiso para eludir los embargos, lo que provocó la denuncia penal. Tradeco enfrenta desde hace más de dos años una grave crisis de liquidez que ha provocado múltiples demandas en su contra, tanto en México como en Estados Unidos, así como rescisiones de contratos y la inhabilitación para competir en licitaciones públicas para una de sus filiales, Tradeco Infraestructura. Toscano también forma parte del Consejo de Administración, como consejero suplente, de la empresa Túneles y Puentes del Pacífico (TPP). TPP fue creada en abril pasado mediante una alianza entre Innovaciones Técnicas en Cimentación, otra filial de Tradeco, y el fondo de inversión Invecture, con el objetivo de permitir a la constructora seguir compitiendo por contratos públicos. La empresa incluso ha competido en contratos para el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y en octubre, Invecture ganó una obra de 528 millones de pesos de la SCT en Sonora. + + + Indignado, como cada uno de los habitantes del país, don Alfredo Álvarez Barrón comenta que “la Cámara de Diputados disfrazó el bono navideño de 150 mil pesos para los honorables servidores públicos con el argumento de que será usado para el ‘quehacer legislativo'”. El Poeta del Nopal interviene enseguida y nos regala su epigrama: “Impúdicos, por diseño, / y del engaño maestros, / reciben, sin hacer gestos, / ¡el gran bono navideño!”. Y otra más de don Alfredo, sobre el mismo nauseabundo tema: “Cuarenta y siete días de vacaciones pagadas, superaguinaldo y un merecido bono navideño. ¿ Qué más le pueden pedir a SantaClos los honorables diputados federales?” Con lo que arremete El Poeta: “Se arropan en la bandera / del servidor abnegado, / pero está documentado / ¡que no tienen llenadera!”
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