Para este momento muchos ya habrán emitido excelentes opiniones respecto al mensaje navideño y de año nuevo de Enrique Peña Nieto, pero por más que se diga y repita sigue siendo asombrosa la capacidad de cinismo e hipocresía esgrimida por el personaje en cuestión.
Se le podría señalar de audaz, dentro de su estulticia, casi como la leyenda de Maria Antonieta sugiriendo dar pasteles a falta de pan a los miserables e irritados franceses. La capacidad intelectual del mandatario es inevitablemente cuestionada, es ineludible y letalmente un ¡soberano pendejo! y no hay quien pueda negarlo, pero detrás de su investidura también existe un grupo muy poderoso de personajes con intereses, poder político y económico que lo sustentan, y últimamente lo descuidan.
Por más que trato de imaginar en que cabeza pueda concebirse la idea de felicitar a un pueblo, dolido, jodido, hambreado y ávido de justicia, francamente es tarea difícil.
Para el duopolio televisivo, aun cuando siguen contando con millones de obnubilados mexicanos hijos ideológicos de las telenovelas, es ya imposible sostener la charada que ellos mismo edificaron, la del “bello estadista salvador de México”. A estos, a los dueños de la información, igualmente la realidad los alcanzo y de que manera, a ellos se les debió recordar esa frase que reza “con pendejos ni al baño por que hasta el papel pierden” y lo perdieron.
Por que hay cosas que es imposible disimular, el amor, el dinero… y lo pendejo. Y tanto ellos como el resto del pueblo resultaron demasiado pendejos, incluso mucho más que el propio pendejo nacional.
Con más de 80 mil muertos en lo que va del sexenio, una deuda financiera desproporcionada e impagable, un estado prácticamente militarizado, más de la mitad de la población en niveles de pobreza, un gobierno corrupto, y sinnúmero de injusticias que plantean un futuro trágico incluso des-esperanzador, se atreven a desear felicidad y optimismo a sus víctimas.
La historia, por muy manipulada que pueda ser, en el futuro nunca podrá ser benévola con toda esta generación de delincuentes que hoy retienen el gobierno de un estado fracasado, al igual que no ha podio ocultar la verdad sobre los padres, abuelos y bisabuelos de estos bastardos de patria.
Y no se trata de esperar la llegada del “México bárbaro”, ni al menos de un levantamiento social, sólo hace falta imaginar el juicio de las generaciones futuras.
Por ahora siguen apostando a la manipulación del pueblo, a la ignorancia de los miserables, a la indolencia de los resignados, a la esperanza de los votantes, a la fe de los dóciles, al miedo de los adoctrinados, a la compasión de los hipócritas, pero algún día ni todo ello les salvará.
Ese día tarde que temprano llegará, y no por un supuesto, falso y estúpido rayo de justicia divina, llegará ya que en su egolatría ellos mismos han ido cavando su propia tumba.
Por ello hay que reconocer ¡qué huevotes!.. o ausencia de ellos.
– Victor Roccas
Muy acertado el artículo, está despertando el México bronco.