Estamos a punto de terminar el año, otro más, de una cadena interminable de noticias desastrosas, promesas quebrantadas, esperanzas magnificadas, eventos intrascendentes, publicidad interminable, mentiras y engaños pantagruélicos y pocos o muy pocos motivos de satisfacción social.
Aún con ello la gran mayoría tiene a bien desearse felicidad mutua, más en solidaridad y costumbre que por el verdadero reconocimiento de lo que la felicidad significa, desde el pensamiento aristotélico que define la felicidad como el mero hecho de ser humano y encontrar la razón del ser, hasta el pensamiento de Nietzsche sobre la intrascendencia de la felicidad, la realidad es que la gran mayoría de los seres humanos se ha volcado por el sentido de la felicidad hedonista (del placer físico), de tal modo que la felicidad está determinada por la capacidad de cada individuo para culminar una meta placentera, así y en muchos casos ni al menos es condicional alcanzar esa felicidad, basta y sobra con sentir que se está encaminado para alcanzar eventualmente esa felicidad anhelada.
Esta es una de las claves de la religión, la promesa de la felicidad mediante una doctrina o dogma, y en la modernidad el convencimiento de las sociedades por las supuestas infinitas posibilidades de cualquier individuo para culminar cualquier deseo y abrevar de interminables placeres, siempre y cuando…
Ya sea la promesa del cielo, del paraíso, de la gloria, del juicio divino, del trabajo duro, de la obediencia, del sacrificio, de la resignación u otras tantas condicionantes, la felicidad moderna se verá justificada en un egoísta satisfactor placentero futuro, alcanzable o no.
No es secreto, pero si cada día más ignorado, que la sociedad se encuentra en un estadío de materialismo y consumismo nunca antes experimentado en la historia, por ello la felicidad moderna, o al menos la definición de ella, es igualmente decadente y condicionante.
Tanto se a conjuntado esa decadencia de la felicidad con la ignorancia que hoy día basta y sobra desear la alegría para prácticamente cubrir un placer futuro aun cuando esto sea una quimera, permitiendo a unos pocos el control de muchos.
El ser humano se ha tornado tan egoísta que basta y sobra que uno de sus exponentes encuentre la felicidad, mejor dicho el placer, para que otros muchos se sientan identificados y ante todo esperanzados para ser también participantes de tal ¡lotería existencial! Fuera de lo anterior es evidente que a nadie le importa un rábano el prójimo, como no sea bajo el concepto de comuna o sociedad que se establece en un beneficio económico-material futuro, lo cual no es malo ni criticable, pero pone en peligro constante, ante la adversidad, al motivante primordial de tal asociación.
Por ello es tan interesante atestiguar aquellos lances desinteresados de personas que en conjunto han ayudado a sus semejante durante grandes desastres en la historia modera, ¿por qué los seres humanos aún sienten verdadera empatía por otros en momentos críticos? ¿por qué lo primero que se olvida son justamente esas enseñanzas doctrinarias que discriminan y crean odio? es muy revelador que durante semejantes trances se dejan de lado las diferencias y el valor por la vida ajena trasciende cualquier enseñanza, prejuicio, doctrina, religión o política y emerja el sentido gregario atávico.
Es cierto, los seres humanos estamos condicionados en conjunto y naturalmente a cuidarnos y protegernos, incluyendo a nuestro entorno, pero son otros factores como la ignorancia, la corrupción, las doctrinas, la manipulación y la ambición los que provocan la desunión, la mezquindad y el sentido egoísta, y como ejemplos tenemos a las religiones.
Es curioso pero en estos tiempos “más vale estar sólo que mal acompañado”, empero para remontar la decadencia en la que vivimos es necesario reunirnos y acompañarnos en contra de quienes nos han segregado en consciencia y voluntad.
Y debo apuntarlo y anotarlo bien; ¡no se trata de marchas, votaciones, elecciones, manifestaciones pacíficas o procesiones a pedirle a la virgen, ni demás sarta de estupideces que no ayudan, abonan a la estulticia social y al control social generando un desahogo social efímero! se trata de hacer consciencia, de redescubrir nuestra historia, de reescribir nuestro paso lejos de tanto hijo de la chingada que nos tienen de rodillas y de tanto pendejo tibio que anda desbordando amor, perdón,felicidad y alegría como arroz en una boda.
Por ello si queremos algún día un nuevo mundo para nuestros hijos lo debemos edificar desde cero, con individuos que no tengan nada que ver con quienes nos han maleducado, malgobernado, maldefendido, malogrado, cualquier personaje emanado de esto deberá ser redirigido rumbo a actividades de poca responsabilidad social futura hasta que acepte ajustarse a nuevos designios sociales.
Si queremos cambiar algo debemos reformular y refundar no sólo la ideología sino también el factor humano de consciencia.
Así mientras los mismos victimarios, los hijos de los victimarios, los nietos, esposas, primos, compadres, tías, abuelas, socios, amantes de esos victimarios continúen ejerciendo el poder no podremos desarrollarnos y viviremos en la misma mentira que su felicidad nos promete.
Algún día deberemos empezar de cero y redefinir cuales son nuestras metas y nuestra felicidad.
-Victor Roccas.