Una situación inédita en la Ciudad de México: 16:15. Miércoles 4 de enero de 2017. Mercado de la colonia Escandón, calle de José Martí. Un grito aterrador se repite de voz en voz. ¡Cierren las cortinas, cierren las cortinas! Lo primero que me viene a la mente es que los flamantes restaurantes no tienen permiso. Quizá es una revisión de inspectores que verifican que no se hayan convertido en expendios de comida, locales autorizados para verduras o legumbres. No encuentro otra explicación y los locatarios no me la dan. “Fulano de tal se niega a cerrar”, escucho.
Si van a salir háganlo ahora, me dice un vigilante y nos echan a la calle. A un joven con tatuajes y acento argentino sí le responden. “Vienen de Tacubaya y Cartagena. Grupos de encapuchados están saqueando todo. El hombre se apresura y lo veo cerrar las cortinas de otro restaurante.
Camino por la calle de Martí al mercado de Cartagena. En el camino encuentro un modesto local con oferta de zapatos, atendido por dos mujeres que lucen particularmente indefensas. Entro, compro y mientras pago un señor se detiene afuera y les advierte: Vienen saqueando todos los puestos, vienen encapuchados. – ¿Usted los vio? le pregunto. – Vi como todos los comerciantes levantaban sus puestos. Más vale prevenir que lamentar.
Ya sobre la glorieta del Metro Tacubaya, sobre Avenida Jalisco, veo que todos los puestos de ambulantes están abiertos, pero me extraña que farmacias, ópticas y otros negocios que generalmente están repletos, en la confluencia de Martí y Revolución tienen las cortinas abajo.
En la calle la gente especula si son rumores esparcidos para aterrorizar y otros aseguran que no, que en efecto, el saqueo en la Ciudad de México ya ha iniciado pero que es más arriba.
¿Grupos de choque empiezan a utilizar la mejor estrategia, la de miedo? ¿Sólo rumores?
No es exactamente la primera vez que presencio estos acontecimientos en 35 años de reportero. La ocasión anterior, si no mal recuerdo, fue cuando tomó fuerza el movimiento 132 durante la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Pero de lo que sí estoy convencido es que nunca había visto tan extendida la inquietud de la gente, como esta tarde en Tacubaya, en el corazón comercial al poniente de la Ciudad de México.
Ha oscurecido cuando llego al metro Barranca del Muerto. Ahí la actividad sí es febril. En un puesto de películas “pirata” el locatario parece haber encontrado un seguro contra el saqueo, ha colocado un cartel que reza: “Estamos en contra del gasolinazo”