* La globalización es la más perversa de las expresiones del populismo, porque ha perfeccionado la demagogia con palabras de seducción
Gregorio Ortega Molina
La más perversa de las expresiones políticas del populismo es la globalización, porque en esa propuesta económica, además de reunirse todos los artificios de la demagogia, se programa el desmantelamiento de los bienes del Estado, que son los de la nación. Crece la economía de unos cuantos, en perjuicio de la República.
De allí que les urgiera -a todos los que sometieron a México a las limitaciones impuestas por el FMI, a la venta de garaje de los activos del Estado, a los que ingresaron al país al GATT, primero, a la OMC después, así como al TLC y al proyecto de integración total a América del Norte- programar y sistematizar el escarnio y el desprestigio en contra de Jorge Díaz Serrano y Pemex.
Es en este contexto que es necesario considerar las consecuencias del Brexit a corto y mediano plazo, y los primeros resultados de las decisiones políticas de Donald Trump, tomadas al calor de la unión de dos poderes en una sola persona: el político y el económico, así como la propuesta de AMLO de someter a referéndum las reformas estructurales, de llegar él a terciarse la auténtica banda presidencial al pecho, no la que le tejieron cuando se autoproclamó presidente legítimo.
En este ambiente de corrupción y decadencia que vive el país, cuando los ex gobernadores desaparecen -como se esfumaron Justo Ceja y Manuel Muñoz Rocha-, para sólo llevar a la cárcel a los ingenuos de sus colaboradores que les sirvieron de tapaderas, porque les aseguraron que saldrían indemnes, resulta útil y prudente recordar algunas reflexiones de Jorge Díaz Serrano escritas durante su “beca” en la cárcel.
“Con motivo de la investigación ordenada entonces por mí, referente a las circunstancias que pudieron haber mediado en la adquisición de los barcos Cantarell y Abkatum, los señores licenciados Santiago de León y Crisóforo Peralta obtuvieron copia de dos pretendidas facturas expedidas por los astilleros Boelwerf de Temmse, Bélgica, a favor de los compradores de los barcos en cita, es decir a Navigas International, Ltd., de Monrovia, Liberia, fechadas el 19 de mayo y el 1° de octubre del mismo año, en las que se consigna la cantidad de 62 millones de dólares como precio por cada una de las naves.
Se dice que son supuestas, porque en realidad no se puede tener por cierto su contenido; es decir, los hechos que en ellas se consignan, en atención a que no están reconocidos por las partes que pudieron haberlos generado. Sobre eso nadie acepta como propias las firmas que calzan los citados documentos.
“Esa desatención, tan obvia, no puede tener otra explicación que una omisión deliberada de mis perseguidores, con el fin de doblegar la verdad de los sucesos impidiendo, aún por los medios más reprensibles, que mis coacusados, señores Jacques Van Damn y Hermann Sauer, representantes de las empresas vendedora y compradora, respectivamente, se involucraran en el proceso y aclararan todos los hechos y antecedentes de la injustificada acusación que soporto.
“Mis acusadores tuvieron la obligación de perseguir a mis coacusados y no lo hicieron. Resulta así por demás significativo que se negaran a concederles participación en el procedimiento, al repudiar su intervención en perjuicio de la justicia, que no pudo aclarar, por lo tanto, los hechos que se le propusieron como consecuencia directa de la inicua actuación de mis detractores”.
Hoy, 33 años después del desafuero y juicio a Jorge Díaz Serrano, no queda clara su supuesta responsabilidad en los hechos que le imputaron, pero lo que sí es verificable, es que con esa farsa legal y jurídica se da inicio al desmantelamiento de la industria petrolera mexicana como entidad estatal, a efecto de que se cumpla el deseo de Edward Laurence Doheny, en el sentido de conservar, para la grandeza de Estados Unidos, el control del petróleo mexicano.
Del Demonio de Sócrates: ¿Dónde el discernimiento de EPN y su gabinete económico? ¿Dónde el apoyo de Luis Videgaray? Por lo pronto la Coparmex da un paso atrás en el “nuevo” pacto económico, porque no estuvo consensuado.
Es momento de preguntarse. Si pusieron la gasolina por las nubes porque carecen de efectivo para evitar el naufragio causado por su propia corrupción, ya no hablemos de la heredada, ¿por qué ese dinero que obtienen a través del IEPS a las gasolinas, lo van a “invertir” en mantener contentos a los insaciables tiburones del comercio, del capital, del transporte y de la agroindustria? Los PACTOS cuestan, ¿qué no les ofrecieron que los dejaron insatisfechos? ¿Créditos fiscales, condonaciones? ¡Vaya con el regreso del PRI!
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