Claudia Rodríguez
Es cierto, el principal responsable de la debacle económica nacional de estos tiempos es el mismísimo presidente Enrique Peña Nieto, pero para más certeza, no es el que en realidad ha instrumentado tal demoledora y desafiante situación para los mexicanos.
Es Luis Videgaray, el ahora, otra vez visiblemente poderoso individuo, quien en realidad tiene a casi todos los mexicanos en vilo y en severos aprietos económicos, incluso a los que aún están por nacer en suelo mexicano. ¡De ese tamaño es el entuerto nacional!
Videgaray no sólo fue el que arregló la irrupción de Donald Trump a territorio nacional. El ahora canciller mexicano, entonces titular de Hacienda, utilizó el poder e incluso los instrumentos del Estado mexicano para que Trump, en unos días presidente de los Estados Unidos al menos por cuatro años, se presentara en agosto del año pasado, en la mismísima residencia oficial de Los Pinos como un amigo de nosotros, cuando en realidad es un poderoso antimexicano. En cierto modo Videgaray, sí influyó de manera tangible y hasta cuantificable en la victoria de Trump.
Pero Videgaray –con la anuencia de Peña– no sólo tiene responsabilidad seria en lo que está por venir o más bien ya llegó, respecto a las nuevas reglas de interacción o no entre México y Estados Unidos, en realidad la mayor puñalada nos la ha asestado en términos económicos.
El titular de Relaciones Exteriores, es el autor de la Reforma Hacendaria que nos tiene a millones de mexicanos y de consumidores pagando excesivos impuestos que van directo en gran parte y de muchas formas, al bolsillo de funcionarios y gobernantes, pero también el contratante de una deuda pública asfixiante y en dólares que se ha vuelta impagable.
Si la concentración del poder en un solo hombre durante esta Administración no es excesiva, cómo explicar que esa voracidad de dominio y autoridad no está acabando hasta con la marca de su propia mafia: el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ahí están los priistas haciendo campaña en contra de lo que representa ese instituto político, esperando que una publicidad anti PRI, sí les de algunas posibilidades de triunfo.
Videgaray y su marioneta, se sirvieron del partido del que emergieron y hoy le dejan desprotegido frente al futuro y con muy pocas oportunidades de reinventarse en el futuro cercano.
Si las elecciones del 2016 son ya recordadas como históricas por las derrotas estatales que les propinaron sus adversarios a los priistas; 2017 y 2018 van por el mismo camino.
Es mentira que el Revolucionario Institucional esté a la espera de que sus adversarios abran “sus cartas” para las elecciones venideras. Lo cierto es que la corrupción y la desvergüenza, ha etiquetado a los más de los suyos, y quienes se salvan de tal deshonor, por supuesto no pertenecen a la mafia comandada por Videgaray y su amigo Peña.
Acta Divina… Durante la clausura del VI Consejo Político Nacional, el mandatario aseveró que el PRI debe alistarse para las elecciones de 2017 y la elección presidencial de 2018, el presidente Enrique Peña Nieto advirtió que en el PRI no hay cabida para la corrupción y llamó a los priistas a no dejarse confundir y engañar por supuestos pactos sobre batallas electorales.
Para advertir… En el PRI se mandata que no exista cabida para la corrupción, pero: ¿Y en Los Pinos sí?
actapublica@gmail.com