Moisés Sánchez Limón
El miércoles, se cumplió un mes de que Yaz decidió adelantarse; me duele el corazón, siempre me dolerá.
Y ese singular miércoles de tragedia en Monterrey, Nuevo León, da pauta para la reflexión social, las lecciones que la modernidad aporta con la generación que se apresta para gobernar al mundo antes de cumplirse el primer cuarto de este primer siglo del nuevo milenio.
Me pregunto, a la luz de los tiempos idos que me dieron lecciones y sacudieron fieramente el 18 de diciembre del año pasado, cuando la vi yerta y su sonrisa silente y sus ojos cerrados ayunos de la chispa que la identificaba, si fui o no un buen padre.
A mis hijos les he dicho que los trato como, finalmente niño y luego adolescente rebelde, me habría gustado me tratara mi padre.
Pero cada quien tiene en su entorno a lo que ama y aspira, lo que sueña y desea y, en ese ánimo, el destino aporta padres y parentela; no es por pedido como se tiene a la familia que se quiere, mas a cada quien corresponde formarse ese entorno con el que se crece y fenece.
Hoy como una semana después de que se me adelantó Yaz, no me nace hablar de política, pero cuando observé las cruentas imágenes del chico que con absoluta sangre fría y quién sabe qué absurdos le pasaban por la cabeza cuando sacó una arma y disparó contra su maestra y compañeros, para luego descerrajarse un tiro en la barbilla, considero que la política, la mala política ha provocado e incluso colaborado en la formación de ese tipo de seres humanos que se deshumanizan y enloquecen en el desamparo.
He andado en los espacios públicos como funcionario pero más en el ejercicio de mi oficio de reportero he asistido desde hace tiempo a la unción de políticos en altos cargos con la promesa de impulsar la formación de una nueva sociedad con el combate a la delincuencia, el respaldo a políticas públicas que abatan la miseria y el analfabetismo y saquen del atraso a millones de mexicanos que sobreviven bajo el amparo de promesas que se funden falsas y el crisol tiene olor a demagogia.
¿Qué pasó por la cabeza de ese adolescente cuando apretó el gatillo y disparó inmisericorde? ¿Qué parte de la película familiar corrió en su memoria abotagada por quién sabe qué sentimientos que lo llevaron a desbaratar otras vidas y otras familias?
Bien por el Presidente y el gobernador, por los secretarios y políticos que dieron palabras de aliento a las familias de las víctimas de esa agresión. Bien por no descalificar ni entrar en ese tobogán de la nota roja y advertir a los medios de comunicación que con la desgracia no se medra.
Bien porque no podemos, sociedad y periodistas, opinadores y políticos y el ciudadano elemental convertirnos en barandilla del Ministerio Público y jueces para calificar y sentenciar a ese adolescente que determinó ultimar a su maestra y compañeros y luego quitarse la vida.
¿Qué ha fallado? Me sumo a la convocatoria del gobernador de Nuevo León de devolver a los maestros la autoridad perdida. Sí, algo ha fallado en el sistema educativo que se corrompió entre los apetitos de poder y dejó en el archivo a los textos de El Buen Ciudadano; y fustigó hasta el castigo a los maestros que eran segundos padres en esa parte del día en el que educaban a los párvulos y jóvenes de los tiempos idos.
El binomio maestros-padres de familia es básico. Soy de la generación del peace and love y amo a mi país y como muchos de mis colegas y ex compañeros de secundaria y CCH no perdí el rumbo entre el glamur y la sicodelia y Avándaro que fueron pruebas de convicciones con un respaldo de educación cívica, sin moralinas y sí con amplia libertad para agarrar el mejor rumbo que nos ha hecho adultos, padres de familia y abuelos y abuelas.
¿Cuándo se nos descompuso el tejido social y nos deshumanizamos? Este asunto de la escuela en Monterrey, es una lección. Evitar la secuencia, la cadena es responsabilidad de una sociedad civilizada. ¿Aportamos nuestro grano de arena? Digo.
VIERNES. Le comento que Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, tuvo una productiva gira de trabajo por el estado de Veracruz. Ahí recibió el primer convoy del Tren Interurbano México-Toluca, supervisó los avances del Nuevo Puerto y de las obras carreteras que están en construcción en la entidad. Con una inversión de más de 44 mil millones de pesos, el Interurbano será el primer tren de alta velocidad en su género en Latinoamérica, recorrerá de México a Toluca 58 kilómetros en sólo 39 minutos y podrá trasladar al día hasta 230 mil personas. Con su programa computarizado de mando, los pasajeros tendrán certeza en la puntualidad de salidas y llegadas, rapidez, comodidad y, sobre todo, seguridad.
En cuanto al Nuevo Puerto de Veracruz, será también la terminal portuaria más grande de Latinoamérica; manejará en su etapa final cien millones de toneladas de carga, casi la misma capacidad que tienen los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas juntos, y podrá recibir barcos de gran calado a mediados del próximo año. En este puerto, que se concluirá totalmente en 2024, se habrán invertido un total de 60 mil millones de pesos. Hay que mencionar que este es uno de los grandes proyectos emblemáticos de esta administración que se construyen bajo el esquema de gobierno abierto, con total transparencia.
Ruiz Esparza constató los avances de las autopistas Cardel-Poza Rica, de 129 kilómetros de longitud, la Tuxpan-Tampico, de 105 kilómetros, y el tramo Coatzacoalcos-Villahermosa. Todas estas obras sin duda contribuyen al desarrollo económico de la entidad, al mejorar la conectividad, favorecer la movilidad de personas y mercancías e impulsar el intercambio industrial y comercial a nivel mundial. Signos alentadores para los tiempos por venir. Conste.
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