Fechas actuales son motivo de una andanada de supuesto amor a la patria, a lo nuestro, a nuestro futuro, pero coincidente con la manipulación de nuestras raíces, nuestra historia y la apuesta por nuestra legendaria desmemoria.
Debido a eso las personas comunes desconocen la historia, esa historia que es trastocada ¡minuto a minuto! según la conveniencia de quienes ostentan el poder en turno, avalados por quienes desde las cúpulas empresariales mueven los hilos.
Nuestras raíces parecen ser solo un conjunto de costumbres más generadas por la repetición televisada de danzas, música y canto, que el verdadero sentido de identidad de un pueblo, somos sujetos de un proceso de aculturación feroz y no se puede evitar el observar que el clasicismo esta sobrepasando al racismo y sepultando lo indígena en tierra de olvido abonado con desprecio solo rescatado como factor de publicidad turística siempre bien maquillado para el agrado de las visitas, nunca reservado para la concientización de un pueblo hambriento, entre otras cosas, de identidad.
Nuestro presente en la mayoría de los casos sólo es causa de incertidumbre, apatía y desesperanza, no tenemos un objetivo claro como pueblo, nuestro rumbo parece ser el mismo pero indefinido, continuar como patio trasero de los vecinos del norte, seguir siendo el país de los migrantes, el país de la corrupción, el país de los multimillonarios que resaltan cada día más la abismal diferencia entre pobreza y riqueza, el país de los políticos ricos y el pueblo jodido, el país de la virgencita de Guadalupe y de los rezos interminables, el país futbolero, el país de la esperanza perenne… el país que ha cambiado y quiere cambiar, para seguir igual.
Patria, del latín pater=padre, se considera un lugar, sitio, entorno, o cuna de nuestro nacimiento, no solo como individuos sino como familia, clan, sociedad y nación. Este concepto debería albergar un sentido de abrigo, seguridad pero también de pertenencia, apego y orgullo.
Lamentablemente la seguridad y abrigo han dejado de existir pues la violencia, corrupción y vicios hacen imposible tal distinción.
Al mismo tiempo la pertenencia sólo se percibe como un mero accidente geográfico, un desatino o circunstancia que se solventa con suerte, y si hay posibilidades, emigrando a lugares siempre más benévolos dando lugar a un desapego total.
El sentimiento de orgullo por lo patrio actualmente se debe más a la mercadotecnia y demagogia que año tras año trata de enaltecer un sentido patriótico acartonado, falso, insistente, pero sin más sentido que el de una celebración más, unos días de asueto… y disfrazar la incompetencia del gobierno y la voracidad parasitaria del poder detrás del poder.
Mi hija recapacitaba hace semanas sobre un ensayo escolar referente a la patria y preguntaba; ¿porqué debo sentirme orgullosa de un país que ha sido victimario y víctima por propios gobiernos y estado en contra de su pueblo?, ¿porqué debo sentirme orgullosa de un país en donde no me siento segura?, ¿porqué sentirme orgullosa en un país donde mi desarrollo educativo parece peligrar por motivos económicos y falta de alternativas?, ¿porqué sentirme orgullosa de un país donde los ricos tienen cada día más y los pobres cada día menos?, ¿porqué sentirme orgullosa de un país que no me valora como estudiante, ni como futura profesionista más que para engrosar los bolsillos del gran capital y no para llegar a ser útil para mi pueblo?, ¿porqué sentirme orgullosa de un país que más parece empeñarse en que emigre a lugares lejanos donde las oportunidades académicas y laborales son mejores?..
Es triste atestiguar que como mi hija hay cientos de jóvenes que no se enorgullecen de su patria, pero más depresivo es observar a centenas de miles de jóvenes que no han caído siquiera en la cuenta de un porvenir, sus mentes siguen perdidas en la publicidad de un país inexistente, una patria de aire caliente, un futuro de ficción, una soberanía alquilada
La realidad cada día se siente más y más, cala los huesos y es difícil ocultarla tras discursos panfletarios de orgullo patrio, la estrategia que re-dirige esa orfandad patria hacia el mercantilismo empresarial importado, deportivo, turístico y religioso es su último y único recurso, pero aún este sufre el embate de la realidad.
¿Porqué sentir orgullo de un país que abandona sin misericordia su bien más preciado, las generaciones más jóvenes?, ¿porqué creer que enarbolar la bandera o el escudo nacional solucionará la corrupción del estado, la inconsciencia social y sus consecuencias.
Una patria que solo vela por los intereses de un 1% de sus ciudadanos no es un país por el cual ningún sentimiento patrio deba ser dispensado, más que por aquellos poquísimos viejos, adultos jóvenes y niños consentidos que placen en fortunas pantagruélicas, protección y cuidado de una patria.
-Victor Roccas