Basado en John H. Elliot, La España imperial, “Capítulo II. Reconquista y Conquista”, pp. 60-65.
Ramsés Ancira
“Los propios conquistadores del Nuevo Mundo cayeron víctimas de los burócratas del Viejo” esta frase del Capítulo La Colonización John H. Elliot, La España imperial, “Capítulo II. Reconquista y Conquista”, resume los tres siglos transcurridos desde la conquista hasta los inicios de la independencia de México.
Haití, entonces denominada La Española, nos da idea de la depredación que causó la Conquista pues al ser uno de los primeras islas ocupadas por los europeos, siglos más tarde es también la que tiene una menor proporción de habitantes herederos de los pobladores autóctonos. En 2016, según datos de la Wikipedia (La enciclopedia libre, fecha de consulta 24 de febrero de 2017 https://es.wikipedia.org/wiki/Demograf%C3%ADa_de_Hait%C3%AD) el 95 por ciento de la población era de ascendencia africana y el resto de la población mayoritariamente mulata. Con esta estadística bien se podría cuestionar incluso que Haití sea Latinoamerica y más propiamente Afro América. Colón, nos recuerda Elliot, murió en 1506, ocho años después de que fracasó en su intento de colonizar la isla.
Cortés aniquiló el imperio de Moctezuma con seiscientos soldados y 16 caballos. Pizarro que tenía treinta y siete caballos, contaba sólo con 80 hombres.
El historiador inglés John Huxtable Elliot, profesor emérito de la Universidad de Oxford hace una buena caracterización de la personalidad de los conquistadores provenientes del reino de Castilla, muchos de ellos nobles herederos de caballeros que se habían distinguido por servicios a la corona en guerras contra los moros, con educación universitaria trunca lo que le dio a Cortés, por ejemplo, la alfabetización suficiente para leer por sí mismo novelas de caballería como el Amadís de Gaula.
El trabajo de Elliot, también ayuda a darnos contexto sobre la transición de la Edad Media, (en la que sin duda se encontraba inmersa aún la España unificada por la boda de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón) al Renacimiento, o directamente y sin escalas al Capitalismo, si como pudiéramos imaginar se concibiera este como una etapa de la historia y no solo como una doctrina económica.
Porque, si revisamos las grandes características de la Edad Media, esta se definía por ser una época en la que el sistema económico se basaba en la propiedad de la tierra que se heredaba al hijo primogénito. El Renacimiento iniciaría cuando los hijos más jóvenes tienen que buscarse la vida, sea ingresando al ejército o a las órdenes religiosas o a la Universidad, que fue el caso de Fernando Cortés, si actualizamos su nombre Hernán al español moderno, ya que en castellano la H sonaba como nuestra F.
La solidez del sistema de mayorazgo en Castilla constituía, sin embargo, un fuerte incentivo para la emigración a los ojos de los segundones de las familias de la alta y pequeña nobleza, que esperaban hallar en el Nuevo Mundo la fortuna que en su caso se les negaba.
Estas líneas de Elliot bien nos pueden orientar al pensamiento de que mientras Europa pasó de la Edad Media al Renacimiento y de ahí a la Era Industrial, a partir del uso del vapor como fuerza de trabajo, en el territorio de la Nueva España se prolongó tres o cuatro siglos la edad media, incluso cuando México ya presumía de ser una nación independiente o constitucionalista pues su economía se basaba en la propiedad de la tierra y en los vasallos que la trabajaban, ya sea en la agricultura o en las minas.
El dato de que las mineras extranjeras han extraído más oro y plata de México durante los gobiernos del PRI y del PAN, que en los 300 años de colonia, pudieran ser un buen indicio al respecto.