Por Magdalena García de León
Mi abuela nos decía que cuando dos personas se pelean el conflicto puede estar en cualquiera, pero cuando una lo hace con todos el problema es esa persona. Y el ejemplo es perfectamente aplicable a nuestro vecino del norte.
Donald Trump se ha peleado con todos, creo que hasta con la señora que hace el aseo en la Casa Blanca, y si aun no sucede está a punto de que pase.
Antes de tomar posesión se peleó con China, ha atacado a Japón, a Israel, a los países árabes, también con los servicios de inteligencia de su país, con los medios de comunicación, con las tiendas que ya no quieren vender la ropa de su hija Ivanka, con Arnold Schwarzenneger, al Tratado de comercio Transpacífico, a Hillary Clinton, A el Presidente Obama, entre muchos otros, pero su favorito es México, los mexicanos y eso que dice que nos quiere mucho, que nos respeta etc., etc.
Ya está poniendo las cosas imposibles, para el mismo, pero el meollo del asunto es si se dará cuenta de eso.
Ya vimos que la realidad que le gusta, y que acepta, es solo la que está ajustada para su idea de las cosas, nada que ver con la realidad real.
Por eso nos tiene a todos temblando ante sus arranques, su pasarse por el arco del triunfo las leyes, las instituciones, la realidad y la postura de justificar en los suyos, lo que critica los demás, los escándalos en torno a su gabinete, a sus mentiras, a su irregular relación con Rusia y con Putin.
Demandó a Hillary por usar un servidor privado para asuntos oficiales y uno de los miembros de su gabinete hizo lo mismo, pero a él ni siquiera un llamado de atención, el secretario de justicia, Jeff Sessions, mintió al Congreso sobre haberse reunido con el Embajador Ruso, pero es de su equipo.
Trump está acostumbrado a medir con dos raseros, y siempre el justo y el favorable es para su gente, los demás merecen ser azotados, vilipendiados y despreciados, claro, siempre según él.
Aquí también se cuecen habas.
¿Qué pasa con los de la empresa de las fotomultas? Todo resulta tan tramposo, tan poco claro y con la intensión de atrapar, de mala, muy mala manera los automovilistas.
Baste un botón de muestra. En Alta tensión hay un punto donde ponen y quitan la cámara de las multas. Esta un par de días y luego la quitan uno o tres y la vuelven a poner, una vez al ras de las plantas del camellón, otras más alta y en muy pocas ocasiones hasta con un operador.
Pero de repente OH Sorpresa la cambiaron de lugar a un punto más escondido, tras uno de los grandes postes de la luz, donde no se ve.
Ellos quieren muchas multas, porque cobrar comisión por cada una de ellas. Pero no creo que ese sea el espíritu del Reglamento de Tránsito. Que lo que busca es evitar accidentes, salvar vidas y no atrapar a los conductores.
Suena mal, huele mal y a nadie le cae bien… ¿Alguien podrá ponerles un alto? Hace que jueguen derecho. Ya ganan un montonal de dinero, porque hacerlo de manera tramposa y rebuscada.