* Es posible que mi apreciación sea errónea y deba comerme mis palabras, pero como dijo el señor Romo: <<no nos vamos a perseguir unos a otros>>, sobre todo si son los mismos
Gregorio Ortega Molina
El señor Alfonso Romo puede ser un empresario de éxito, pero de política y de los seres humanos conoce poco. Albert Camus escribió en sus cuadernos: “Sólo los que no tienen algo en el corazón hacen política”.
Hay más que considerar. Tener éxito en la función pública exige del conocimiento de algebra básica, porque hay sumas que restan, como existen críticas que ennoblecen. El propietario de Vector se desliza ahora por el tobogán de la alabanza. Requiere que AMLO tenga éxito, porque ello significará que él, el creador de riqueza, no se equivoca. Eligió al hombre correcto, se colocó bajo la sombra del verbito encarnado.
Le preguntó el reportero de El País: “Se habla de combatir la corrupción y de cortar de tajo la impunidad, un lenguaje duro, pero también de que no habrá venganzas. ¿Cómo se compaginan ambas cosas?”
Respondió: “Es un tema bien delicado. A México hay que construirlo, no podemos estar persiguiendo a todo el mundo. Es muy parecido a lo que pasó en el Pacto de la Moncloa, en España. Hay que entrar en los detalles, porque en los detalles está el diablo, pero hay que decir: <<Tranquilos, hay que construir a México, porque no nos vamos a perseguir unos a otros>>. A mí me encanta la figura de Adolfo Suárez. Es la esencia de Andrés Manuel. Está muy indignado, pero es un hombre muy maduro”.
¿Puede establecerse una analogía entre AMLO y Adolfo Suárez? Sólo en el origen, uno fue franquista, el otro un disciplinado priista. Después nada.
En cuanto a eso de que no se van a perseguir unos a otros. ¿Será que el equipo del considerado ya próximo presidente de México, tiene cola que le pisen?
La impunidad no puede prevalecer sobre la justicia, sobre todo en el caso de las sanciones a los corruptos. El agravio a los mexicanos es mayor, porque es la corrupción un mal endémico que frena el verdadero progreso. Las reformas estructurales hubiesen tenido ya frutos, de no ser porque su ejecución fueron permeadas por la corrupción.
Más de la entrevista de El País.
Reportero. ¿Piensa que México vive un momento como el que vivía España entonces? ¿Necesita una transición?
Romo. El modelo que estamos viviendo está agotado. Necesitamos un presidente que esté no más de palabra, sino de hechos. Si eso es transición, sí, México la necesita. A gritos.
Constatamos, entonces, que en el proyecto que el señor Romo construye para AMLO, la reforma del Estado es una entelequia. Para ellos basta con “estar”.
Antes, el propietario de Vector fue entrevistado por La Jornada:
Reportero.- Y cuando le dicen que los políticos son corruptos y se enriquecen, ¿usted que les responde?
Romo.- Yo nada más les digo que vean cómo vive Andrés; que analicen dónde vive, la bonita familia que tiene, muy sencilla, muy digna. Yo no veo de dónde. Se van con los rumores, con el bla, bla, bla… Si Andrés tuviese algo de corrupción ya no estaría en la escena política.
“Creo que Andrés Manuel López Obrador está en un momento muy delicado, porque México está muy confuso con todo lo que está viviendo alrededor. Él es un líder que tiene una alta posibilidad. Si la comparamos con 2012, estamos arrancando, no con un cuarto de tanque, sino con más de medio tanque. Si él sigue con una campaña de responsabilidad, de abrirnos a todos los segmentos, a todo, estoy muy confiado en que tenemos una gran posibilidad de ofrecerle a México un cambio real, verdadero, una verdadera esperanza”.
Alfonso Romo ve a AMLO como una réplica del auténtico Verbo Encarnado; para él es el verbito encarnado. Disiento. En términos bíblicos es similar a Luzbel, cuyo pecado fue la soberbia, al negarse a reconocer al Hijo de Dios. ¿Yo, postrarme y adorarlo? Jamás.
Es posible que mi apreciación sea errónea y deba comerme mis palabras, pero como dijo el señor Romo: <<no nos vamos a perseguir unos a otros>>, sobre todo si son los mismos.
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