“El discurso era impactante, el hombre parado en el templete frente a la multitud concentraba como un crisol las miradas y atención de todos los presentes, una lluvia copiosa descendía de un cielo brumoso, el clima del trópico y el calor de cientos de presentes evaporaba la refrescante humedad de las gotitas de agua.
Aquel hombre continuaba su monólogo, duro, electrizante, inflexible exponiendo la injusticia de quienes habían arrodillado al país entero, entretanto la lluvia arreciaba, los presentes embelesados imaginaban el futuro que el político prometía con cada oración, una nueva fórmula, una nueva era, un nuevo renacer.
Del templete un “achichincle”, de esos que abundan en todos los eventos políticos, acercó comedidamente, casi con reverencia un paraguas al candidato, este con un ademán de rechazo, proclamó; “¿Cómo he de resguardarme de la lluvia si tantos se están empapando por escucharme?..
¡Oh!, los ojos de quienes acudieron a la concentración, expresaron primero la euforia que desataría un aplauso y vítores, ¡qué hombre, qué integridad, qué humano, qué justo, qué sencillo!..
La concentración miraba al individuo aquel ya no como un político más, sino como la respuesta a sus esperanzas, a sus anhelos y fe en un país que, por fin, cambiaría de rumbo. El cambio estaba tan sólo a un voto de distancia, no había dudas, aquel personaje era la solución, era el cambio, él terminaría con toda la injusticia, la corrupción y la pobreza.
El mitin terminó, el “ranchero” guanjuatense luciendo botas vaqueras y sombrero se retiró muy satisfecho con el resultado…”
Algunos lectores me han preguntado sobre cual es en mi opinión del rumbo a seguir, si no es AMLO ¿entonces quien?, la respuesta no es sencilla pero trataré de explicarme.
En principio tenemos esa manía por esperar que un ente divino nos resuelva la vida, esto sin duda es culpa de la educación que la mayoría recibimos, y que guste o no, surge de una doctrina católica que ha servido y sirve para apaciguar y sumirse en la obediencia, la misericordia y la esperanza.
No es criticable de modo alguno que muchos tengan esperanza en un individuo como Andrés Manuel Lopez Obrador, que tengan fe en sus promesas, que le justifiquen todo en pos de la fe colectiva en el individuo y en la construcción social de un mito.
Pero los mitos se construyen sobre la base de la sumisión total a una idea, en la ausencia del pensamiento crítico o divergente, en la fuerza de la opinión generalizada… y en el miedo a disentir.
“Si nosotros no somos capaces de hacer preguntas escépticas para interrogar a quienes nos dicen que algo es verdad, para ser escépticos de quienes ejercen la autoridad, entonces estamos a merced del próximo charlatán político o religioso que aparezca… La gente debería ser educada y debería poner en práctica su escepticismo y su educación, de lo contrario no manejaríamos al gobierno sino que el gobierno nos manejaría a nosotros.” -Carl Sagan.
Mi desacuerdo con los seguidores de AMLO inicia de la mitificación de un hombre, común, sencillo, inteligente y sagaz, pero finalmente un hombre que no ha demostrado, para muchos, lo que se espera aún de él. Un hombre que es natural cometa errores, como los que ya ha cometido, un hombre que como muchos otros en la historia se está rodeando de otras tantas personas valiosas, pero también de muchos individuos ambiciosos, corruptos, hipócritas y desleales, personajes que han sido capaces de escurrir por la alcantarilla décadas de conveniente ideología a cambio de un poder que brilla como oro en un futuro cercano.
Por ejemplo sigo sin entender el porque permear un movimiento como el de morena con individuos que no tienen más ideología que la del oportunismo y ambición, individuos que con su sola presencia corrompen y vician cualquier escenario.
Siendo sincero no recuerdo que el peje haya actuado, en el pasado o presente, violentamente, ni cuando muchos esperaban una muestra de músculo, ni como ejemplo del comandante dirigiendo a sus fieles militantes a la batalla decisiva.
No, para nada, el tabasqueño siempre ha seguido las normas, reglas y leyes de un estado corrupto, injusto, rastrero, pernicioso, sometido, ha alcanzado peligrosamente los limites políticos pero nunca se ha arriesgado más allá, se ha movido, dicen algunos, con sagacidad y estrategia política a través de los años, ha permanecido en donde otros han caido estrepitosamente, aunque otros tenemos nuestras dudas respecto a su quehacer político al agrupar personajes tan contrastantes como Paco Ignacio Taibo II y Manuel Bartlett, caras opuestas de una moneda.
Amalgamando en un movimiento, también se dice, a las supuestas “izquierdas”, ya extintas hace años, esas izquierdas fundadas en los ideales de los Flores Magón, alimentadas por la revolución cubana, o rescatadas por aquellos entrañables españoles republicanos que encontraron asilo, hogar y familia en su nueva y querida patria.
Todos ellos desde donde se encuentren seguramente no verán con buenos ojos lo que han hecho con los ideales de libertad e igualdad que tanto sacrificio les costó y que ahora pretenden adjudicarse las pseudo-izquierdas light.
Se supone morena guarda un sentido social, un sentido humanista, un sentido de igualdad, un sentido democrático, un sentido de lucha, pero su estructura se plega a las normas corruptas que rigen a los demás partidos, una organización vertical, institucionalizada, dependiente, jerárquica, y de dominio casi monárquico y hasta donde se alcanza a ver, con una sola figura capaz de dar sentido a este movimiento.
Todo gira en torno al peje, y no hay manera ya de soslayar o disminuir tal realidad, Morena es AMLO y AMLO es Morena.
Y aquí es donde no estoy de acuerdo, los liderazgos se construyen en base a una necesidad colectiva incapaz de ser encausada por mutuo acuerdo, “La multitud por sí sola nuca llega a nada si no tiene a un líder que la guíe” -Hermann Keyserling, y aquí vale la pena notar el término “multitud” como una masa informe, que por lo general no se conduce por la razón y menos por la verdad, “Una multitud es como un vasto desierto de hombres” -René de Chateaubriand.
Un liderazgo no puede ser nunca más importante que una idea, se corre el riesgo de caer en mesianismo, fanatismo e irremediablemente en doctrina. Esto es más evidente cuando la crítica y las opiniones contrarias son olímpicamente desoídas, bloqueadas, ignoradas e incluso atacadas.
Los seguidores y militantes de Andrés Manuel López Obrador le harían un mayor favor al movimiento si aceptaran y ejercieran un justo juicio estrechando un verdadero cerco de vigilancia y evaluación al proceder de Obrador y de aquellos que a la sombra del “líder” puedan ocultar o han ocultado intenciones e intereses que afectaron y afectan al movimiento.
¿Qué está de moda provocar a Obrador? ¡pues claro! es publicidad electoral gratuita y está en campaña, ¿qué esperaban sus seguidores, acaso que todos aceptemos a su candidato como el elegido, como el ungido, sin cuestionar absolutamente nada?.. De hecho se debe esperar un golpeteo mediático creciente conforme pasen los meses, de otra manera ¿cómo justificar el escandaloso gasto multimillonario que se dispensa en elecciones fraudulentas, un corrupto sistema de partidos y sobre todo la ausencia total de otras opciones?
Para finalizar, si no somos capaces como individuos de ejercer nuestro escepticismo, nuestra crítica y consciencia individual difícilmente podremos alcanzar un modelo social integral equitativo y humanista, mucho menos si seguimos avalando la podredumbre de una democracia fallida y su sistema electoral. ¿No votar sería una solución? puede ser, mi modesto juicio indica que es la única forma posible por ahora, ese condicionamiento al votar por lo menos malo o por la única opción o votar en blanco, me parece aceptar y avalar una tiranía disfrazada de voluntad y elección popular.
-Victor Roccas