Coordinados por el profesor Jaime Pérez Dávila, alumnos del Grupo 1701 de Opinión Pública, de la FES Acatlán, de la UNAM –ahora ya graduados, en su mayoría–, recién publicaron una espléndida investigación titulada Por qué vendo mi voto, misma que se convirtió en un libro que, seguramente, en adelante será de consulta obligada. Invitado a la presentación del mismo, el pasado 23 de febrero, pronuncié las siguientes palabras:
“Recuerdo al gran demógrafo brasileño Josué de Castro cuando decía: el mundo está dividido en dos, los que no comen y los que no duermen. Los primeros, presas del hambre y la miseria; los segundos, quienes no pueden conciliar el sueño, porque están poseídos por el miedo al asalto de los primeros . Una conclusión brutal, que creíamos nunca íbamos a usar en el caso de México. Desgraciadamente, no es así.
“La sociedad mexicana del Siglo XXI se divide, en términos esenciales, en los que no comen y los que no pueden dormir porque no comen. Aparte de ellos, sólo se encuentra una casta de privilegiados del sistema, que va desde los que saltan todos los obstáculos de la estanflación pavorosa que padecemos, hasta más arriba, donde se encuentra el uno por ciento de la población, los que están en la cima de la pirámide, y ganan lo que quieren, hasta donde quieren.
Estudio demoscópico sólido: la paradoja de la gente muy necesitada
“Son los términos de nuestra ecuación social. Hablar de la desigualdad, acompañada de todas sus funestas consecuencias, y apoyada en toda la nata de corrupción inimaginable e incuantificable, la indolencia, la molicie, la discriminación, la intolerancia y la desesperación, casi se ha convertido en un ejercicio vano. Todos sabemos a qué se refiere este cuadro de sin razones: miseria, abandono y falta de esperanza.
“Por eso, venir al aula universitaria, regresar a ella, siempre resulta gratificante. Es una bocanada de oxígeno puro saber que los estudiantes de la Facultad de Estudios Superiores de Acatan y su Grupo 1701 de Opinión Pública refieren en este libro las razones para comprender a quienes venden su voto en la Zona Metropolitana del Valle de México. “Analizan, en un estudio demoscópico sólido, la paradoja de la gente muy necesitada y conveniente que sufraga por los partidos plutocráticos que padecemos y las razones que esgrimen. Utilizaron la metodología adecuada, pero también una sensibilidad poco común.
Las sinrazones de un sistema autocrático, despótico hasta la médula
”Me tomo la licencia de decirles que siempre he sostenido que el origen de la desigualdad nacional y de la falta absoluta de democracia en el país, se debe a una verdad enterrada por su agria desnudez: aquí, en México, el Estado creó a la Nación, no al revés, como cualquier análisis de evolución histórica de cualquier país medianamente democrático apuntaría. Este es un aserto de dos dedos de frente, me podrán decir. Lo que pasa es que alrededor esta afirmación se han sostenido las tesis más contradictorias.
“Muchos analistas utilizan enfoques teóricos para avalar las sinrazones históricas de un sistema autocrático y despótico hasta la médula, desde sus raíces, sostienen que se ha luchado permanentemente por la superación, por romper las ataduras del coloniaje, por la libertad democrática, por la independencia y la soberanía del país.
“Pueden ser teorías muy respetables, a lo mejor sustentadas por intelectuales y maestros de buena fe, no lo dudo. Desafortunadamente, muy poco sustentadas en la realidad lacerante, el contacto con la miseria de carne y hueso, que apunta hacia la hegemonía de una tiranía envejecida. Y en el seno universitario debe hablarse con verdad y sin adornos.
El nuestro es un país donde toda la gente tiene que pedir permiso
“Obviamente, los documentos oficiales sostienen más o menos lo mismo. Nadie se sale de esos parámetros, pues la sanción es dejar de pertenecer al aparato y a sus estrechas conclusiones. De ahí, hasta los que caen en la excesos y llegan a las tierras del masiosare. Yo creo que el rasgo más pronunciado del perfil del despotismo mexicano es que el nuestro es un país, desde su nacimiento, donde la gente tiene que pedir permiso. Todo aquél que quiera protestar, argumentar, escribir, hablar desde cualquier tribuna oficial u oficiosa, gestionar ante la administración, manifestarse en la calle, decir algo que valga la pena, debe primero pedir permiso.
“La estructura rígida de la pirámide social que reseñamos antes, se traduce en todos sus términos en la política. Hacia adentro del sistema, partidos políticos, en realidad franquicias familiares, medios de comunicación, que han comprado sus espacios territoriales y aéreos para su impresión o para su difusión radioeléctrica, organismos no gubernamentales, en su inmensa mayoría comprometidos con los objetivos de grupos o personas, para funcionar, tienen que pedir permiso.
“Obviamente, esa estructura piramidal y rígida a más no poder, contamina también todas las operaciones del aparato, mismas que se reflejan en la economía, la cultura, la sociedad. Todos vamos en el mismo barco, por cierto ya naufragado, por falta de rumbo, ritmo y timoneles adecuados. La Judicatura Federal, los poderes locales y los cabildos de la mayor parte de los ayuntamientos del país siguen esas reglas del mismo juego, y también han fracasado en esta misma de corrupción.
Es el rasgo fundamental de un sistema autocrático, de una dictadura
“De la misma forma, el sistema tiene que pedir permiso allende sus fronteras, casi para todo. Para expedir una Constitución social como la de 1917, o como las 699 reformas al texto original, desde luego incluyendo las nefastas reformas estructurales del peñato, para expropiar, para industrializarse o para ser una sociedad pastoril sin acceso a tecnologías y a industrias básicas, para nacionalizar, para tener el reconocimiento internacional, para entrar o no a una guerra con evidentes amenazas, para adoptar un modelo de desarrollo y para todo lo que se imaginen, el sistema debe pedir permiso a los Estados Unidos.
“No hay una sola libertad constitucional, una prerrogativa, competencia, atribución, franquicia, dispensa, concesión, que se ejerza en México sin pedir previo permiso. Es el rasgo fundamental de un sistema autocrático, de una dictadura, pero también el rasgo que define la historia y el sistema mexicano. Estoy cierto de que alguna vez hubo una época, muy corta, en la que los perfiles de la obediencia, la gesticulación, la disciplina de los miembros del aparato, pudieron ser necesarias para lograr algún indicador importante de crecimiento del producto interno bruto. De 1956 a 1970, el período de catorce años que todavía se presume como el del desarrollo estabilizador.
Desarrollo estabilizador, con costos sociales demasiado elevados
“Sí. Pero los costos sociales fueron demasiado elevados, pues para lograr la estabilidad y la gobernabilidad del sistema, tuvieron que sacrificarse a sangre y fuego las luchas campesinas por la tierra, las protestas sindicales, las libertades fundamentales, aparte de otras, que favorecieron a las élites empresariales y monoexportadoras.
“Como congelar los salarios, atiborrar de exenciones fiscales y proteger con fronteras selladas a empresarios ineficientes, privilegiados por el aparato, alineados con todos sus procedimientos y objetivos, sometidos a una ley de hierro intransferible a otros sectores sociales, agachándose inmisericordemente a los vecinos del Norte, asimilando todas sus recetas de créditos atados, de sujeción incondicional y sus consignas anticomunistas, convirtiéndose así México en el caporal latinoamericano de los Estados Unidos.
“Las ocasiones en que no se ha pedido permiso han acabado en grandes tragedias campesinas, agrarias y urbanas. Pero son las únicas que en el siglo XX marcaron los parteaguas de una mayor apertura democrática, electoral, enseñaron el músculo ciudadano.
Presiones sociales y los permisos al patio trasero de Estados Unidos
Gracias a esas rebeliones civiles, le fue concedido al sistema el permiso para que en el patio trasero se instalara el Partido Comunista con registro, la libertad de manifestación, la de cientos de presos de conciencia, la de expresión y la de prensa. A lo mejor, el sistema las presume como nacidas de su gran indulgencia. No fue así: la presión popular era incontenible, y los Estados Unidos no podían permitirse el riesgo de tener frontera territorial con un país en ebullición social.
“Sin embargo, como ustedes señalan en su excelente trabajo, las reformas electorales posteriores al ’68, fueron insuficientes. Lo que pasa es que no se trataba de un asunto que pudieran arreglar las promulgaciones de leyes, sólo aprobadas para no cumplirse. El corporativismo político mexicano está siempre atrás de las mejores intenciones. Es el valladar más difícil de sortear.
“Los compromisos gremiales con el sistema, son una rémora que prevalece. Desde los que operan la compra del sufragio, hasta los que movilizan la afluencia a las urnas, de algún modo hay que llamarlo, los que contabilizan y supervisan en las casillas el cumplimiento de lo pactado, hasta las negociaciones en las cámaras del Congreso que las califica y las convierte en irrebatibles, y obviamente, la costosa complacencia de los textoservidores y loros radioeléctricos que apoyan esas empresas. Todo forma parte del mismo paquete: convencer supuestamente al país de que no hay otro camino que el previamente señalado por los que mandan, en la soledad de la absoluta autocracia.
Siempre se vota por el elegido previamente, no “por el menos malo”
“Pedir permiso y pagar los favores, a veces con costos miserables, con vituallas y precios minúsculos, dependiendo del hambre del sufragante, son las dos piezas de la misma pinza. La que hasta ahora ha ahogado la libre voluntad, el pensamiento que se ubique en un mejor futuro para todos, la esperanza en un país de a deveras. Nunca se ha dado. Cuando han existido las condiciones objetivas, y el pueblo ha manifestado su voluntad, el aparato ha aplastado toda alternativa.
“Los habitantes de carne y hueso de la Zona Metropolitana del Valle de México les han expresado su actuación, sus razones para emitir el voto comprado, han dado un brillante testimonio que retrata la antropología de la pobreza, y también la radiografía del espasmo social, donde falta la concientización, las inyecciones de rebeldía, la noción de independencia política, básicas para construir un nuevo país, en el que no se deba pedir permiso.
“Se vota, dice el sistema, por el menos malo. Debería decir que por el elegido previamente, por el escogido en un catálogo de candidatos favorables a los deseos de las claques gobernantes, al mejor cómplice de sus intereses. Lo demás, sólo es coser y cantar, porque no tenemos un solo procedimiento de contraloría social horizontal que no dependa del permiso del poder, un solo tribunal judicial al que recurrir con la esperanza de un fallo que contradiga las ambiciones y los derroteros fijados por esos personajes de caricatura que hasta ahora nos gobiernan, o eso creen.
La Historia no nos perdonaría si dejamos ir vivos a los toluquitas
“Tengo la esperanza de que México adquiera otra fisonomía. Creo que el mejor momento es éste, porque ha fracasado en todos los renglones el curso del ejercicio del poder. No puede haber un grupo en el gobierno que sea más errático y más fallido y despreciable que el de Atracomulco en Los Pinos.
“Estoy convencido que la historia no nos perdonaría que desperdiciáramos la oportunidad para echar del poder a estos catatónicos, ignorantes, voraces y represores que destrozan los valores nacionales, la soberanía, el territorio y el bolsillo de los mexicanos. Tampoco nos perdonaría si no los enjuiciáramos y condenáramos para que nunca se repitan los agravios, para recuperar nuestra vergüenza.
“La nefasta complicidad oficial con los carteles más sanguinarios del narcotráfico, el robo descarado de los dineros públicos, la sarracina de más de doscientos mil muertos producto de la inseguridad nacional, la subasta de la soberanía y del patrimonio de los mexicanos, el entreguismo corrupto a los designios del extranjero, la asociación delictuosa con los verdugos del país, la constante violación de las leyes, los niveles de hambre y miseria del mayor porcentaje de los mexicanos, requiere una gran decisión histórica.
“Libros como el de ustedes pueden apoyar seriamente estas exigencias que se escuchan a diario en todos los rumbos de nuestra geografía. México no merece a estos mentecatos , ni a quienes se les parezcan. Los felicito por su esfuerzo intelectual y sus aportaciones a las ciencias política y de la comunicación.”
Índice Flamígero: Nada críptico, don Rubén Mújica Vélez pregunta: “Recuerda la frase ‘¿No se hagan bolas, es Colosio?’ ¿Se repitió ahora con la otra ‘el bueno es Osario? Porque, de ser así, sigue viva la consigna callista: ‘Aquí vive el Presidente y el que manda, vive enfrente’. ♫Que 18 años no es nada, qué feliz la mirada, errante en la sombra, te busca y te nombra…♫”. + + + Felices en este inicio de semana, por tres colaboraciones, tres, de don Alfredo Álvarez Barrón y de su inseparable El Poeta del Nopal:
- Enrique Peña Nieto afirmó que México no permanecerá indiferente ante la crisis política que viven en Venezuela pues el respeto a los derechos humanos obliga a su Gobierno a pronunciarse en defensa de la democracia y sus instituciones….
Maduro en forma palmaria,
responde a esa directriz:
la crisis en mi país
¡también es imaginaria!
- Ana Vanessa González, integrante del Consejo Local del Instituto Nacional Electoral (INE) en el Estado de México, propuso que notarios públicos acrediten la compra y coacción del voto mediante el reparto de tinacos, estufas, computadoras y hasta boletos de cine con todo y combo de palomitas y refresco. Sin embargo la propuesta de la consejera ni siquiera fue sometida a votación…
Apoyos y membresías,
y hasta boletos de cine,
¿los magistrados del INE?
¡no han dicho ésta boca es mía!
- Y sobre el mismo tema:
Mientras el engaño fragua,
preguntan en Tepojaco:
¿para qué quiero tinaco
si no hay una gota de agua?
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