* Esa enorme masa monetaria momentáneamente retirada de circulación, será reciclada por una causa de utilidad pública, que es la conservación del poder por parte del PRI. Sólo hay que recordar la cifra que, dicen, se “invertirá” en las elecciones del Estado de México, como preámbulo a la contienda presidencial
Gregorio Ortega Molina
La primera experiencia gubernamental de Daniel Ortega concluyó en escándalo: la <<piñata sandinista>> fue denunciada por todos los medios de esa nación y por los internacionales, mucho antes de que las redes sociales figuraran en el imaginario colectivo.
Sergio Ramírez ya había sido hecho a un lado, lo mismo que Ernesto Cardenal. Daniel Ortega y sus allegados decidieron llenar las alforjas, porque los resultados del socialismo y de sus políticas públicas los destinaron a abandonar el poder. Regresaron cuando el pueblo olvidó el costo de su primera experiencia.
Lo que hoy sucede en México me recuerda ese episodio de la <<piñata sandinista>>. Los escándalos por corrupción dejaron de azorar al más puritano de los periodistas y al más pintado de los investigadores. Olvídense de lo que se vio con la <<Casa Blanca>> y la <<cabañita de Malinalco>>. Nada que ver con lo que en realidad sucede.
Los miles de millones de pesos que parecen haberse evaporado en varias entidades federativas, no cabrían en la cueva de Ali Babá. Aladino se queda pequeño en sus ensoñaciones de riqueza ante lo acumulado por Carlos Romero Deschamps, Javier Duarte de Ochoa, César Duarte, Humberto Moreira, Roberto Borge Angulo… por mencionar a los que gustan de figurar en los noticieros y como sujetos de la animadversión de la sociedad.
Pero me dicen que no he de preocuparme ni hacer alharaca por esa enorme masa monetaria momentáneamente retirada de circulación, porque fue y será reciclada por una causa de utilidad pública, que es la conservación del poder por parte del PRI. Sólo hay que recordar la cifra que, dicen, se “invertirá” en las elecciones del Estado de México, como preámbulo a la contienda presidencial.
La piñata mexicana es el premio a la corrupción. De este problema, similar a los abusos del poder en todo el mundo, creo que hay similitudes con lo que sucede en España, de donde nos llegan las reflexiones siguientes:
Las dificultades con las que se inició el periodo democrático, en donde se favoreció la gobernabilidad en detrimento de la calidad democrática, han hecho que carezcamos de mecanismos de transparencia y rendición de cuentas adecuados para evitar y luchar contra la corrupción. Los partidos políticos se han transformado en sitios cerrados, opacos, y han creado un organigrama con entidades satélites que ha favorecido la corrupción. No podemos entrar en el juego del ‘tú, más’, porque esto conduce a un debate absurdo, teniendo en cuenta lo que muestra el mapa político de la corrupción.
La lucha contra la corrupción puede precisar ciertas medidas de cambio legislativo pero, sobre todo, requiere un aumento de los medios personales y materiales para la prevención y erradicación. El mejor pacto contra la corrupción sería el acuerdo de los partidos de poner a disposición de la Fiscalía Anticorrupción, y de los juzgados que están investigando estos delitos, los medios personales y materiales que precisen para extirpar este problema.
¿Podrá romper la piñata mexicana el nuevo fiscal anticorrupción que no llega por falta de acuerdos, por necesaria impunidad partidista y política? Ya lo atestiguaremos.
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