* “Hoy en México no existe un cabal estado democrático. Los avances logrados para garantizar elecciones libres y equitativas contrastan con las contradicciones del sistema de partidos, sumido en una profunda crisis cuyos rasgos comunes son el alineamiento con el modelo hegemónico, la burocratización y falta de democracia interna, su permeabilidad a la corrupción y el crimen organizado”
Gregorio Ortega Molina
El barro usado por <<Soy el que Soy>> para formar hombre y mujer le resultó defectuoso. Ahí está, por ejemplo, lo que los políticos mexicanos se empeñan en hacer con su país.
Lo destruyen por el puritito gusto de hacerlo.
Hay excepciones. Continúan al frente de la promoción de un cambio Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas, como escuderos de la democracia. Azora la tenacidad, la insistencia por sortear las insidias sembradas por Carlos Salinas de Gortari, para que 30 años después de 1987, se repitan las fotografías que dieron pie al optimismo y pavimentaron el camino a la propuesta del Frente Democrático Nacional.
30 años, cuatro instantes de la vida de México que nos hicieron pensar en que el cambio era posible: Corriente Democrática, Frente Democrático Nacional, fundación del PRD y presentación de las propuestas formuladas Por México, Hoy, apenas a finales de marzo último.
Algo se mueve. Cuauhtémoc es el aglutinador perfecto, y los promotores ideales son Ifigenia y Muñoz Ledo. Ver la foto casi idéntica a la de hace 30 años, me hace preguntarme sobre las medias verdades o las mentiras completas que Salinas de Gortari endilgó, por separado, al ingeniero Cárdenas y a Porfirio -juntos lo intimidaban- para enemistarlos, causarles contrariedad y desactivar la formación de un verdadero bloque de izquierda.
Lo importante fue que no debían asistir a la mesa de negociación poselectoral de 1988, y lo lograron. Los dividieron, los confrontaron, pero hoy otra vez están reunidos, saben ya que el engeño es inherente al lenguaje de los seres humanos, habilidad adquirida en cuanto dieron el sí a la serpiente.
Hoy, cuando concluye la primera semana de la Pascua, evoco otra vez los lineamientos generales para un proyecto de país, y destaco: “Hoy en México no existe un cabal estado democrático. Los avances logrados para garantizar elecciones libres y equitativas contrastan con las contradicciones del sistema de partidos, sumido en una profunda crisis cuyos rasgos comunes son el alineamiento con el modelo hegemónico, la burocratización y falta de democracia interna, su permeabilidad a la corrupción y el crimen organizado, así como el alejamiento y la desconfianza de los ciudadanos”.
¿Qué procede, entonces? Es necesario escuchar a Ifigenia, a Cuauhtémoc y a Porfirio. Por lo pronto ninguno de los aspirantes a la candidatura presidencial apuesta por la reforma del Estado, y si llegamos a la contienda electoral sin abrir sin restricciones la transformación del modelo político, el futuro será más violencia, más crimen organizado, más corrupción, más impunidad y menos gobierno.
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