Historias para armar la Historia
Ramsés Ancira
Para Carlos Marx los sistemas entran en crisis como producto de sus propias contradicciones. La disciplina mafiosa del Partido Revolucionario Institucional, enriqueció su institucionalidad y le quitó todo principio revolucionario; el Partido de la Revolución Democrática decidió pactar con la idea de que era más fácil luchar desde adentro y renunció a todo, incluso a tener un candidato presidencial propio, que aglutinara sus principios y Mancera es su mejor carta, sin ser miembro del Partido.
A toda la izquierda le debe gustar la redistribución de la riqueza, las becas para estudiantes, los programas para cultivar peces y plantas domésticas o que la gente deje sus autos para montar en bicicletas; pero si esos recursos se obtienen con los mismos métodos que usaban los ingleses, como dar patentes de corsario para que las grúas se roben los autos de las calles o clausurar negocios como El Borrego Viudo, porque la mordida no es suficiente, o arrestar un albañil porque recargó en la vía pública una escalera la cosa cambia.
Y si como sucede con el gobierno de Miguel Ángel Mancera, particulares se pueden apropiar por centavos de peso predios comunales como los de Tetelpan, para vender en millones de dólares condominios residenciales; o las cárceles son modernas formas de apoderarse del trabajo esclavo, sin importar que los internos tengan que delinquir para pagar sus cuotas, igual que sucede en cualquier cárcel del gobierno federal priista, pues no hay revolución que respalde tal calificativo, mucho menos la institucional o la democrática.
¿Qué fracción infinitesimal de lo que recibieron los funcionarios priistas por las concesiones de OHL en el Estado de México, o PEMEX, por Oderbrecht, tuvieron que invertir para montar el feo, repetido y pueril truco de las Choapas contra Andrés Manuel López Obrador?
“Tú no cambias al mundo haciendo lo que te dicen que debes hacer”. Este es el lema de un programa que acaba de lanzar el Instituto Tecnológico de Massachusetts dotado de un premio de 250 mil dólares.
El programa está considerando que el actual orden de las cosas nos está conduciendo al caos.
Hambrunas en África, bombardeos y desplazamientos en Siria, radicalización del terrorismo tienen origen en una concepción, quizá maniquea, pero muy real en la vida práctica, de que el capitalismo no se detiene y no tiene otro propósito que la acumulación de más capital.
Si en una fotografía de gobernadores del PRI, más del 50 por ciento están siendo investigados por corrupción y abuso en el uso de los recursos públicos, significa que como nunca antes la institucionalidad partidista ha sido utilizada para la acumulación personal del capital social, del capital del Estado
Y quizá una foto del gabinete no arrojaría mejores resultados, tal vez por eso los tráileres de doble cabina sigan impactándose y asesinado a pasajeros del transporte público, como acaba de ocurrir una vez más en Guerrero. Tal vez por eso en el Municipio de Netzahualcóyotl, uno de los que más ha bajado la criminalidad en el Estado de México, comparado con los que gobierna el PRI, vayan y asesinan a un grupo de mujeres en un bar, con el baladí pretexto de que se negaron a tomarse una foto con los sicarios.
No es que los dueños de estos tráileres o los sicarios de trabajadoras nocturnas traigan una credencial del PRI, junto con los permisos de carga o las pistolas automáticas; pero lo que sí es un hecho es que forman parte de la superestructura, de la que hablan Marx y Piaget, para sostener el estado de las cosas, la hegemonía de los que ostentan el poder. Ya no por mucho tiempo.
En el caso concreto de México, el PRI, que fue admirado por la disciplina partidista de sus integrantes y por su organización, está entrando en caos. La crisis de su sistema está en apogeo.
En las cúpulas empresariales, en la industria de la construcción y en el Consejo Coordinador Empresarial de Chihuahua, por ejemplo, se están dando cuenta que el gólem que crearon está destruyéndolos. Los hoteleros de Acapulco, los periodistas de Chihuahua, los aguacateros de Uruapan y los ejidatarios que viven alrededor de zonas mineras en Zacatecas o Guanajuato, saben que ya no es posible trabajar sin ceder algo al crimen organizado.
Parafraseando a Marx el sistema ha entrado en crisis víctima de sus propias contradicciones y esto dará paso a una nueva estructura. El sistema necesita un revulsivo, un catalizador para que haga estallar todo. Andrés Manuel López Obrador no es lo ideal, es de lo peor por su autoritarismo, su personalismo y lo pequeño de su círculo, pero es lo mejor que tenemos. Además tiene a su favor que no estudió administración de empresas, conoce de historia y a diferencia de los dirigentes del PRI y del Partido Verde mejor posicionados, sabe mucho más del Estado que del Mercado.
PRI y el PRD, los partidos “revolucionarios” han hecho revolucionar sus maquinarias en forma tan efectiva que están a punto de estallar. Tanto orden los condujo al caos y a ser todo, menos revolucionarios. El sistema como analizó Marx, está a punto de crisis, víctima de sus propias contradicciones.