Claudia Rodríguez
La bajísima aceptación que el mandatario federal, el priista Enrique Peña Nieto provoca por cada una de sus acciones desde verbales o discursivas hasta cotidianas publicitadas –no precisamente públicas–, llevan a la sociedad mexicana a cuestionar lo positivo o no de las mismas, en relación a la repercusión que estas tengan entre o hacia quienes Peña debe ejercer la tarea de un gobierno eficaz y eficiente, no más.
El que en la cuenta de Instagram del actual mandatario de México se compartiera una imagen de Peña jugando ajedrez en un espacio público con otro hombre mayor del que se presume es habitante de Real del Monte, Hidalgo, en dónde se llevó a cabo tal partida; provocó una andanada de críticas hacia Peña con fundamento pero ante todo, promovidas de origen por la animadversión e irritación social hacia alguien que intenta proyectar capacidad de estrategia mientras el país es un verdadero caos de inseguridad, violencia, carestía, impunidad y corrupción, y lo angustiante, es que no se logra divisar quién con los hilos del poder cercano a Peña Nieto, intente al menos, poner orden en el país, sin más simulaciones.
Se sabe que el actual presidente de México juega golf –faltaba más— y que también mueve las fichas de dominó, como lo hacía cuando viajaba a París, Francia el 11 de julio del 2015, y le fue notificado en el avión presidencial que “El Chapo”, Joaquín Guzmán Loera, se había fugado del penal de alta seguridad del Altiplano, y tras conocer la noticia, Peña regresó a su partida sin mediar palabra.
Pero entre tanto se “incendia” el país, y el presidente de México sólo atina a decir que la violencia volverá a algunos estados del país como en otros años, él presume su juego en una partida de ajedrez que los conocedores advierten, no tiene lógica alguna en la imagen que se publica, además de que se señala que hubiera sido imposible de haber sido espontánea, no retratar en la imagen la multitud de guardias, prensa y más curiosos que hubieran cercado al presidente.
El caso es que mueva como mueva sus piezas del “juego” el presidente en turno, ya no logra ni aceptación, ni credibilidad, ni mucho menos eficacia.
Se acabó todo para Peña Nieto, antes de que esto termine.
Acta Divina… En abril de 2014, el campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov tuvo que cancelar en el fuerte de San Diego en Acapulco, Guerrero su programación para promover el juego como herramienta de inteligencia entre los niños mexicanos, porque el presidente Peña Nieto lo invitó a comer de improviso.
Para advertir… Peña y muchos más somos caso perdido en el ajedrez, el cual dice Kasparov ayuda a desarrollar también elementos de estrategia para toda la vida, si se empieza a practicar a los 9 años.
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