Claudia Rodríguez
A unos días de la elección del domingo 4 de junio, aunque para el Gobierno federal lo importante es la elección mexiquense, cabe anotar que en Coahuila y Nayarit además de elegir gobernador, también se renovarán los Congresos locales y habrá elecciones de ayuntamientos. En Veracruz sólo presidencias municipales y en el Estado de México, se elegirá exclusivamente gobernador.
En Coahuila Guillermo Anaya del PAN es el más fuerte candidato por terminar con la dinastía de la corrupción y la burla que representan los Moreira.
En Nayarit el PRI perdió toda su credibilidad, al mandarnos desde EEUU la noticia de que el fiscal nayarita, Edgar Veytia, era todo un capo, además de que los gobernados de Roberto Sandoval, le cuestionan su riqueza que acumuló de forma meteórica e inexplicable. Así que todos los candidatos, parece, tienen más opción que el candidato priista, sea cual sea.
Veracruz está muy peleada entre panistas y morenitas, que han dejado al Partido Revolucionario Institucional (PRI), muy rezagado, por obvias razones de corrupción y saqueo y en donde incluso los adversarios de los priistas no tienen más que mencionar a Javier Duarte; como una causa a su favor.
Pero en el caso del Estado de México, los tricolores no están dispuestos a que sus corruptelas los descarten tan fácil.
La pelea entre candidatos y partidos, se da en el preámbulo indiscutible de lo que puede pasar en las elecciones presidenciales del 2018 y sobre todo la disputa, de relevar al PRI de 88 años de gobierno, sin alternancia.
Es obvio que los priistas no quieren soltar esta entidad emblemática para ellos porque de ahí ha surgido un grupo posicionado en el ejercicio del poder y en el dispendio nacional acompañado de impunidad y corrupción; que de ninguna manera quiere verse relevado. Los priistas saben también el riesgo que corren sus negocios que desde ahí surgen y no pretenden ni arriesgar el negocio, ni el cobijo que desde ahí se logra realizar para más priistas de todo el país.
Desde otra óptica, perder el Estado de México que gobernó Enrique Peña Nieto quien hoy despacha como presidente del país, sería la confirmación de la derrota y desaprobación de su gobierno.
Así que desviando recursos económicos de la Federación hacia una causa mala porque los priistas sobre todo en el Estado de México, de forma visible no cejaron en su intención de comprar la voluntad ciudadana, los priistas y el propio Enrique Peña Nieto, esperan no perder el Estado de México.
Es por eso, que la elección mexiquense es tan importante. Porque de manera independiente a quien se le dé el conteo de mayor número de votos, no acabará ahí la disputa que además de poderse presentar en los tribunales electorales, se extenderán y replicarán sus resultados, hasta el 2018.
Acta Divina… “Con voto libre ganaremos, no sólo el Estado de México, también Nayarit y Coahuila”: Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional del PRI.
Para advertir… Toda la carne al asador al Estado de México, es toda; hasta los recursos federales.
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