¿Será imposible que en dónde hay poder real no puede ganar una mujer?
Sara Lovera
SemMéxico, 5 junio 2017.- En el Estado de México, donde se eligió este domingo a un gobernador, tres mujeres contendieron, durante una campaña rápida, poco visible por su complejidad y para dirigir los destinos de la entidad con la población más numerosa del país; multiétnica, de alto impacto por su desarrollo industrial, y controvertida porque de ahí, del Estado de México, surgió el actual presidente de la República.
Sólo una de ellas fue competencia real para el partido gobernante, el que controló y dirigió estas elecciones. ¿Será imposible que en dónde hay poder real no puede ganar una mujer? Quién sabe. Una de las tres contendientes si le dio fuerte competencia al partido del gobierno. Lo que le hizo daño profundo fue su dirigente. El jefe de MORENA, que aprovechó su campaña, la de ella, para hacer la propia. No la acompañó el domingo.
En el Estado de México se jugaron muchas cosas, hubo grandes errores del partido gobernante, pero sobre todo no alcanzó el enojo de la población para conseguir la alternancia. Una doble, de partido y otra de sexo. Sería espectacular el triunfo de Delfina Gómez Álvarez, aunque no tuvo agenda de género y ni idea de la visión que tenemos las feministas de la condición de las mujeres. Ellas mayoría votantes en el Estado de México, no les habló, de su realidad.
Y en la contienda hubo una agenda de género. La de Juan Zepeda, del Partido de la Revolución Democrática. Pensado como perdedor total, quedó en tercer lugar. Sería bueno que las y los que opinan, analicen su discurso, sin tacañería intelectual o política. Él habló en una sociedad en la que el PRI cree menor de edad a los otros; habló, claro y directo de la agenda feminista, de los derechos de las minorías, de la interrupción legal del embarazo, de los matrimonios igualitarios. Me encantaría un análisis serio de esto.
La diferencia de votos entre el PRI y MORENA es probable que se discuta en tribunales; las otras dos, una tuvo poco más de 11 por ciento de la votación y la independiente 2.8 por ciento.
Es claro que, en el Estado de México, identificado mundialmente por el asesinato de mujeres; los inmensos números de hostigamiento sexual; con una población de corte conservador, no logró imaginar que su gobernante podía ser una mujer. La más cerca en ganar, Delfina Gómez Álvarez, simbólicamente, representaba a la buena madre y buena maestra; su personalidad y sencillez, su discurso y su partido ayudaron a verla durante varias semanas como la ganadora.
Varias cosas hicieron que perdiera. Sobre todo, porque su partido, dirigido por Andrés Manuel López Obrador, se negó a aliarse con lo identificado como izquierda. Ella, basta verla y oírla, para saber que tampoco es de izquierda y su proyecto de gobierno apenas tocó la agenda de género, en el estado de gran movilización contra el feminicidio.
De acuerdo con los datos electorales Delfina Gómez Álvarez obtuvo poco más del 30 por ciento de los votos. La más cercana a quien la autoridad electoral le dio el triunfo
Josefina Vázquez Mota tenía el mejor perfil para gobernar. Pero su partido, que gobernó 12 años al país y su propia trayectoria eran deficientes. Fue dos veces Secretaria de estado, la operadora de la campaña de Felipe Calderón, identificado como el promotor de la visibilidad de la violencia criminal. El hombre que sacó al Ejército mexicano a las calles. Y ella, ex candidata presidencial, fue otra vez enviada por su partido pese a que sabían que no tenía posibilidades.
María Teresa Castell de Oro Palacio, lleva en su nombre lo que es. Una candidata independiente, que proviene del empresariado. Del más rico y potente, el de Nuevo León. Para Edomex fue presidenta de la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias (AMMJE) en el Estado de México. No tiene ninguna experiencia en la administración pública, pero si logró el concepto “Tierra de Sipirily… Una aventura inolvidable. Salones de fiestas infantiles con más de 25 sucursales en el país.
La empresaria se encargó de acusar a Delfina Gómez de sus desvíos económicos. Todo mundo sabe que Delfina Gómez fue Presidenta Municipal en Texcoco.
Ninguna de las tres tuvo agenda de género. Las tres estuvieron en contra del aborto, de los matrimonios igualitarios entre personas del mismo sexo y, eso sí, grandes discursos sobre la familia tradicional. La violencia contra las mujeres fue tratada como algo general de los problemas del país en seguridad; ninguna recibió el respaldo y el ruido de las feministas. Ninguna de ellas se acercó a las feministas.
No quiere decir que eso las hizo perder. Pero registrarlo es fundamental. El país, su sociedad, sigue en las catacumbas en nuestros asuntos, los de las mujeres modernas.
En Toluca, desde donde mandará el priista Alfredo del Mazo, apellido del poder, como todo mundo lo sabe, se va a enfrentar a un proceso de tribunales; seguramente a un montón de compromisos, hay quien asegura que la campaña fue de Estado, donde se invirtieron miles de millones de pesos; tendrá que responder con regalos a sus patrocinadores.
Desde hace semanas que los opinadores hablaron de esta elección como determinante para lo que va a significar la sucesión presidencial dentro de 12 meses y poco más, en que habrá unas elecciones nacionales para la presidencia, todo el congreso, al menos 13 o 15 entidades que renovarán gobernadores y cientos de curules locales, alcaldías, regidurías y donde se probará por primera vez la reelección de alcaldías y diputaciones locales.
Veremos sus consecuencias. Mientras tanto, estará muy dolida la población que cifró sus esperanzas en el cambio y la derrota del PRI. Lamentablemente hay cosas que se mueven sin saber cómo. Ahora con las redes sociales, la comunicación, no era tan fácil ganar al estilo del PRI de los años 60. Y pensar que la gente se dejó comprar, es faltarle al respecto; aunque no puede negarse ni la maquinaria, ni puede ocultarse la estrategia. Tanto que MORENA hizo cosas iguales. Veremos.
saraloveralopez@gmial.com http://www.semmexico.com/nota.php?idnota=1988