Por Vicente Moreno Aparicio
• Comparan a Trump con Nixon y lo acusan de falso y mentiroso
• Temor en EU por posibles actos terroristas como se dan el Francia e Inglaterra
• Odio y resentimiento del presidente, echa abajo programas de Obama
• Premian a los anticastristas “gusanos” cubanos con el regreso al hielo con Cuba
Sus mentiras y falsedades han llevado a Donald Trump a caer de la gracia de los estadounidenses, quienes coinciden en señalarlo como otro Richard Nixon y un peligro para Estados Unidos y el mundo por su forma de actuar. Una cosa es ser país super desarrollado y otra menospreciar con prepotencia a otras potencias incitándolas a la confrontación.
Las políticas diplomáticas que por ahora se manejan tanto en el continente americano como en Europa, medio oriente y no se diga en Asia, donde la tensión nerviosa está latente de iniciarse la tercera guerra, ponen en riesgo que en el terreno estadounidense se den hechos sangrientos de terrorismo como se dan en Francia e Inglaterra.
Así es, en el poco tiempo que lleva de mandatario, ya se cuentan las constantes mentiras y falsedades de Donald Trump, quien ahora enfrenta serias acusaciones en las cuáles podría ser destituido como presidente y ser encarcelado por haber obstruido la justicia en el caso de injerencia rusa en las elecciones, el despido del ex director del FBI y la reunión secreta con funcionario ruso de alto nivel y el embajador de ese país en EU.
En ese renglón de acusaciones están también otros funcionarios del gobierno de Trump y su yerno Jared Kushner, quien sostuvo encuentros con funcionarios rusos durante la campaña electoral.
Entre las mentiras y falsedades de Trump, destaca la incitación al odio hacia los indocumentados que, según él, millones de votos ilegales fueron emitidos privándole el triunfo en la votación popular en noviembre.
Se sabe que Trump es un empresario exitoso con una cuantiosa suma millonaria de dólares. Y ahora maneja como empresa la Casa Blanca y desde ahí crece su riqueza con cientos de negocios tanto comerciales como artísticos promocionales y espectáculos televisivos.
Lo que no le gusta a Trump lo descalifica con el acuse de falsos y mentirosos como lo ha hecho con los medios informativos, incluyendo la agencia CNN y ahora al despedido James Comey, ex director del FBI al que acusa de cobarde y mentiroso.
Trump siempre ha mentido como método para triunfar. Él se convirtió en una figura pública en Nueva York al promoverse él mismo como un magnate inmobiliario de alto rendimiento sin que antes hubiera construido un solo proyecto.
En Nueva York, si ser socio de los hoteles Hyatt, mintió utilizando falsas identidades para tener lo que quería. Y así siguió en su vida de pequeñas y grandes falsedades. E incluso en una ocasión dijo con mentiras que estaba a bordo de un helicóptero que se estrelló y que era propietario del edificio Empire State.
Y cuando lo han agarrado con sus engaños, Trump enfila sus armas en contra quienes comprueban sus Ëmentiras. Prueba de ello fue cuando le demostraron no ser el “dueño del Empire State”. Él ni siquiera se defendió, simplemente calló, pero después arremetió contra la reportera británica Selina Scott, a la que calificó de “tercera clase”.
Durante la campaña presidencial, Trump etiquetó a los periodistas de cochinos, deshonestos y repugnantes, mismas palabras que repitió acusando a la CIA la semana pasada.
Por esto, ha logrado acrecentar el odio de los analistas y expertos que expresan lo que realmente es Trump y cómo actúa. Hay que reconocer que el arte de la política incluye a menudo selecciones y batallas contra enemigos inventados como se dan en México y que van muy lejos para desalentar las preferencias con mentiras y descalificaciones.
Entender el por qué requiere reconocer tanto el pasado del personaje como la dinámica comprometida cuando la gente miente y se sale con la suya, sabiendo que el carácter hace el destino. La historia está repleta de ejemplos de mentiras con resultados escandalosos como fue lo de Nixon con su engaño y le costó la Presidencia.
Muchas de las declaraciones hechas en campaña fueron calificadas de falsas y, aunque fue criticado, ahora las sigue haciendo como presidente.
Se ha visto en las conferencias de prensa, que cuando la pregunta no le gusta, Trump de inmediato corta con un no y pide que otro periodista pregunte, lo cual desconcierta a cualquiera. No responder e ignorar es arma de imposición del presidente estadounidense.
¿Y es el país ejemplo de la democracia y la libertad de expresión? Se lo han preguntado en entrevistas y simplemente da la espalda al entrevistador, lo cual es la terminación como sucedió a una cadena televisiva de Estados Unidos.
Esos desplantes, han provocado el rechazo de los estadounidenses y ahora más ha crecido con el caso de la reunión secreta de los rusos y el despido del ex director del FBI.
El resentimiento de Trump, derogar y reemplazar los programas de Obama
Los cargados dimes y diretes de ira sostenidos entre Obama y Trump durante la campaña electoral, hoy tienen respuestas con resentimientos y odios al derogar y reemplazar los programas establecidos en la pasada gestión administrativa y ahora los “gusanos cubanos” radicados en Miami festejan su triunfo por la cancelación de los acuerdos bilaterales con Cuba.
Criticables o no, Trump ejerce su poder de decisión al echar abajo programas de Obama ya establecidos y que ahora perjudican a millones, como es el caso del Plan de Acción del Clima, en el que Obama se comprometió a dar su entera cooperación para salvar al planeta.
En su momento, Obama refirió que el cambio climático es la mayor amenaza para nuestro futuro, pero la respuesta de Trump causó furor al expresar su negativa de no apoyar económicamente al Pacto de París, con un argumentó nada convencedor, en base a su ignorancia, que el calentamiento global es una “invención de China”.
También los estudiantes llamados dreamers -soñadores- sufren la incertidumbre de ser deportados. Estos jóvenes estudiantes, quienes llegaron pequeños a Estados Unidos en forma ilegal y que han seguido sus estudios con miras a la profesionalización han llevado a cabo manifestaciones porque no creen en la buena voluntad de Trump. Estos esperan que no acaben con el DACA -programa de Acción Diferida-, que protege a 700 mil escolares.
Otro golpe de Trump fue el rescindir el memorándum que creó el DACA -Acción Diferida para padres de estadounidenses-. El Programa, aunque no llegó a aplicarse, estaba destinado para los padres indocumentados que han vivido más de cinco años en territorio norteamericano y se tenía pensado dar certidumbre a cinco millones de los once que se tienen calculados.
Y lo último, cancelar el acuerdo bilateral con Cuba firmado por Obama, al que calificó de “terrible y equivocado” y que fue aplaudido por los anticastristas “gusanos” cubanos radicados en Miami.
Trump, al cancelar el acuerdo, premió a los anticastristas por haber votado por él en la elección presidencial. Sin embargo, el presidente estadounidense fue criticado por dejarse aconsejar por asesores que desconocen que los recursos que llegan a Cuba a través del turismo no sólo van a parar a los militares cubanos, sino al pueblo en obras de beneficio común.
Legisladores, empresarios, analistas políticos y económicos estadounidenses lamentaron el accionar de Trump, pues esa decisión regresa a la política del hielo que por muchos años se estableció entre Cuba y Estados Unidos.
“Hoy observamos que tenemos un mandatario con oídos sordos, pues sus medidas contra Cuba perjudican también al país norteamericano”, precisaron legisladores demócratas, quienes lamentaron que a la vez se echen abajo muchos acuerdos políticos y económicos sostenidos con empresarios.