Claudia Rodríguez
Ya lo de menos es que el presidente de México, no tenga la habilidad de improvisar un diálogo de más de tres o cuatro enunciados, sin que deje en claro, no que no puede realizar una composición verbal, sino que incluso su capacidad cognitiva es demasiado limitada. Lo toral es, en manos de quién o quiénes están las vidas y destinos de los mexicanos.
Cuando un presidente señalado de espiar a distintas personas por las actividades que realizan, advierte que él mismo se siente espiado; entonces podemos caer en la cuenta que sobre la autoridad Ejecutiva del primer mandatario de México, existe un poder meta constitucional, como mucho se ha afirmado.
Algo así como quién o qué grupo tiene el verdadero poder político, económico y judicial en este país.
Porque si Peña Nieto se siente espiado, eso deja muy mal parados a quienes lo tienen que proteger y lo que implica ser el Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de México.
Todos esos apuntes previos que señalan la poca autoridad que tiene Peña Nieto sobre ciertos sectores de la población e incluso del poder económico, quedan más que confirmados cuando el mismo presidente se afirma frágil y amenazado.
No es posible que el presidente de México se sienta espiado y advierta como si tuviera algo que esconder porque lo ha hecho mal o en contra de la legalidad, diga que cuida lo que habla por teléfono; es decir que siempre son más seguras las negociaciones en lo oscurito y a espaldas de la sociedad.
Cuando sólo el 3% de la población se asiente segura en el intercambio de datos digitales de todo tipo, mientras el otro 97% desconfía de quienes leen, ven, escuchan y archivan datos personalísimos, y lo peor, el mismo presiente cae en el rango mayor, no hay forma de afirmar que nuestros datos privados, nuestras conversaciones y nuestras familias, están seguras.
Lo peor no es que no sabemos de quien cuidarnos, sino que no estamos seguros quién nos protege.
Acta Divina… “Yo también me siento espiado”: Enrique Peña Nieto, presidente de México.
Para advertir… Detalles de mi aparato telefónico intervenido: No se corta el servicio aun cuando no pague la mensualidad correspondiente y es frecuente que se escuche el eco de lo que hablo; pero aún más, un tercero imprevisto en conversación de dos, nos ha solicitado cuidarnos de lo que hablamos.
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