* Alcanzar así el poder no significa que con él llegan gobernabilidad y legitimidad. El modelo político dio lo suyo; reconstruir México, evitar su despeñadero a Estado fallido, sólo pasa por la reforma del Estado
Gregorio Ortega Molina
El señor Andrés Manuel López tomó la decisión más importante de su carrera política. Se ha dispuesto mentalmente y en el decir y el hacer, a no alcanzar el poder presidencial. Tiene poderosas razones que lo motivan a proceder así.
Una de las primeras y más terribles consecuencias es que hundirá al país en una profunda confrontación social. Desconozco si pueden medirse y compararse los niveles de división entre mexicanos, con lo ocurrido durante el Imperio y la ocupación de 1847 y lo que hoy sucede, más lo que está por venir.
El señor AML facilita, con su actitud, el rediseño y la reingeniería de la composición social surgida de la Revolución. Dejamos de ser como quedamos narrados en las películas del siglo de oro del cine mexicano, y como nos perfiló Octavio Paz en El laberinto de la soledad, o Emilio Uranga en Análisis del ser del mexicano, o Samuel Ramos en Perfil del hombre y la cultura en México. Ahora el proyecto es la integración ideológica con EEUU a través del mirreynato.
Andrés Manuel López tomó la decisión de caminar hacia el 2018 de la mano del PT, nada más y nada menos que con el partido alentado y financiado por Raúl Salinas de Gortari, sospechosamente resucitado por el INE, por la complicidad anti-histórica de Lorenzo Córdova Vianello con lo peor del pasado.
Pensar en que la transformación de los mexicanos pasa por la necesaria destrucción del PRI y las consecuencias positivas y negativas del régimen posrevolucionario, es un error, porque el presente únicamente es comprensible con el rescate de los beneficios irrecuperables del pasado, por esas lecciones que nos conducen al futuro.
Las cifras son elocuentes. El abstencionismo en las elecciones del Edomex fue el 48 por ciento, lo que indica que Alfredo del Mazo se hace con el poder estatal con tan solo 33 por ciento del 52 por ciento, y el PRI aportó una parte inferior a la que obtuvo Morena, pues las alianza electorales aparte, el Revolucionario Institucional hoy resulta un partido minoritario, con poder de mayoría absoluta.
El instituto político conceptuado y fundado por Luis L. León y Plutarco Elías Calles fue vaciado de su contenido ideológico y, en consecuencia, de sus militantes. Hoy, su voto duro está en las alianzas electorales.
Pero el señor Andrés Manuel López es incapaz de comprender el nuevo escenario político, en el que sólo uno puede llevarse todo, cuando todos ponen. Es el efecto aritmético de las alianzas electorales.
De cualquier manera, alcanzar así el poder no significa que con él llegan gobernabilidad y legitimidad. El modelo político dio lo suyo, y reconstruir México, evitar su despeñadero a Estado fallido, sólo pasa por la reforma del Estado, porque de la dictadura perfecta transitamos a la partidocracia corrupta, cruenta e impune.
Estábamos mejor cuando estábamos peor.
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