Fuera, mediocres, vendidos, rateros, son algunos de los gritos que últimamente se escuchan en sus visitas, cuando presenta a los nuevos integrantes para jugar de su lado, y es que tal vez él no sepa, por ser de fuera de esas localidades, pero la gente sabe bien que aquellos a los que ahora se está dando cabida son lo peor de los demás equipos.
Ya tuvo una mala experiencia por darle oportunidad a alguien que venía de fuera y de quien se le había advertido que lo podía hacer ver mal y tal pareciera que quiere repetirlo, lo peor es el desánimo que se crea entre la gente que ve en él, y su movimiento, una esperanza de cambio, esa gente que se acerca confiada a ayudar y que cree que comenzará a ver cosas distintas a escuchar cosas distintas y de pronto un día se levanta y encuentra que están dejando entrar a los mismos que durante años fueron cómplices o culpables directos de las desgracia en que se han convertido sus pueblos y ciudades.
La única explicación posible es que, en una táctica política, se busque utilizar el grupo de voto duro que pueden traer esos personajes y la experiencia como operadores que tienen, y una vez logrado el objetivo de alcanzar la presidencia ponerlos en cintura, pero el costo de ese cálculo puede ser muy alto, es muy inocente creer que de la noche a la mañana se pueda confiar en estos personajes, no puede ser que se confíe en que personas que nunca han entendido de lealtades y honestidad cambien toda una vida de mañas y corruptelas por el poder de una firma, por el poder de un documento que dice “acuerdo”. Quién te dice que no son infiltrados para con muestras de corrupción ir manchando la imagen del movimiento.
Hay mucha gente sin afiliación política que quiere ayudar, participar y que también tiene conocimientos, pero parece que en Morena prefieren la experiencia y la imagen conocida, aunque sea nefasta.
En fin, el tiempo dirá el costo o beneficio de dicha medida.
Y a los extraterrestres, infórmense, después opinen.
Jorge A. Barrientos