Francisco Gómez Maza
• El juicio más bien parece una telenovela rosa
• La PGR, muy mal preparada para acusar a Javidu
Había en la Revista un compañerito, compañeritito, que siempre le andaba contando chistes al director y bailándole la manzanilla; le contaba chistes y le hacía piruetas. Todo el mundo, en ese pequeño mundo de Don Camilo; perdón, de Don Julio, lo conocía como el bufoncito del director.
Me acordé de esta escena familiar por el comienzo de la comedia, telenovela rosa, de El Rescate del Fugitivo que en su primera presentación ante la sociedad de la injusticia se vio como que jugaba con dados cargados ante la mediocridad de los fiscales,
Esto fue lo que se vio ayer, según cuentan los testigos de la prensa. Un realty show a un amigo muy querido que nadie de sus amigos va a permitir que sea condenado como una rata cualquiera, Porque el doctor Javier Duarte de Ochoa tiene amigos y grandes amigos, a los que, siendo gobernador, apoyó con harto dinero, dinero del erario veracruzano,
Ayer martes, en la primera audiencia de desahogo, pudo detectarse el baile de la manzanilla, Los fiscales que presentarían las pruebas del delito no sabían qué decir, estaban como atarantados, como si hubieran tomado dos clonasepanes juntos, bobos, sin saber qué hacer ni que decir, lo que fue aprovechado por el exgober y su avezado abogado que en el caso de Elba Esther les ha ganado todas a la PGR.
En el caso de Javidú se vio claramente que los ministerios públicos avocados al caso, o no estaban bien preparados, no disponían de pruebas contundentes en contra de Javidú, o tenían consigna de quién sabe quién de que lo trataran con dulzura para irle preparando la alfombra por donde debería salir del bote e irse a su casita o largarse al exterior para no ser linchado por los más rabiosos veracruzanos, encabezados por el iracundo MAYL, que desde que tomó posesión lo que más ha hecho es volcar su odio en contra de su otrora amigazo.
Es más, la jueza le quitó al ex veracruzano varias órdenes de aprehensión que estaban más concebidas porque no correspondían a delitos que merecieran una orden de aprehensión.
La prueba “reina” de la PGR contra Javier Duarte es la declaración de dos ex colaboradores del acusado de ladrón, que dijeron que el exgobernador ordenó desviar recursos del erario y con éste adquirir propiedades a través de empresas fachada. Pero hasta ayer nadie aportó pruebas fehacientes del presunto gravísimo delito. La PGR no exhibió ante los jueces ninguna otra prueba documental o de investigación que ligue al exmandatario con los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada.
En la audiencia del lunes, realizada en el Reclusorio Norte de la capit0al, lo más que pudieron hacer los ministerios públicos fue advertir de la existencia de un documento firmado por Adrián Viccón Basto, actual tesorero de la Secretaría de Finanzas del Gobierno de Veracruz, que reveló la presunta forma de actuar de la red de Javier Duarte.
Según el documento, el gobierno de Duarte abrió en el banco Santander la cuenta bancaria 6150424177-8, a nombre de la Secretaría de Educación de Veracruz, y en la cual se depositaron 380 millones de pesos.
El escrito advierte que dichos recursos, que no se reflejaron en la contabilidad del estado de Veracruz, fueron dispersados con posterioridad a varias empresas que, según la PGR, se usaron para el blanqueo del dinero sustraído del erario.
Sin embargo, los fiscales de la PGR que sostuvieron la acusación contra Duarte ante el Juez Federal Especializado en Sistema Penal Acusatorio sólo pudieron explicar el presunto desvío de 38.5 millones de pesos.
Dichos recursos se depositaron a la empresa Solaris Tecnologi y de ahí a dos empresas que, a su vez, los transfirieron a Terra Urbanizaciones y Consorcio Braden, empresas usadas para adquirir propiedades que la PGR liga con el exgobernador. No obstante, ni en las actas constitutivas de las empresas ni en los documentos de compraventa de las propiedades aparece por ningún lado el nombre de Javier Duarte de Ochoa, según lo dicho por los propios fiscales de la PGR.
Todo parece indicar que este proceso penal es un verdadero show, una gran simulación, en un país donde la corrupción, la impunidad, la simulación de las clases dominantes es su forma de vida. Aunque después no puedan luchar contra su conciencia que, en última instancia, es el mejor juez de los actos humanos, como bien lo asegura el amigo Leonardo Boff.
analisisafondo@gmail.com