Francisco Gómez Maza
• Líquido de vida, inalcanzable
• Camino fácil para enriquecerse
Semana y media de vacaciones me permitieron ver el drama mexicano, fuera de la Ciudad de México; el fracaso de un modelo que pretende imitar al neoliberalismo y que sólo se queda en un pre capitalismo salvaje de garito o de palenque de gallos, amparado en una supuesta democracia (que únicamente es una palabra fantasiosa para sojuzgar a los pueblos) gracias a la cual lo que se llama pueblo elige a puros ladrones porque no sabe, o no quiere aceptarlo, o es cómplice, porque el permisivo es cómplice, que estos sólo velan por sus propios intereses.
En un estado eminentemente hídrico, con ríos caudalosos y lagunas y lagos maravillosos así como grandes presas, sólo unos cuantos, como en tiempos de la colonia, hace unos 500 años, gozan del agua en su casa. En la mayoría de los hogares, el agua es algo inalcanzable.
Presumo que lo que ocurre en Chiapas pasa en otras regiones de este México de corrupción, impunidad y cinismo. No es que no haya agua. Brota en abundancia de la Madre Tierra, pero los políticos que gobiernan el país encontraron un camino muy fácil para enriquecerse, porque ha de saber que los hogares, por lo menos los chiapanecos, pagan el agua, recíbanla o no.
Algunos, sólo algunos de clase acomodada, además de pagar la cuota del agua que no llega a sus aljibes, tienen 300 o 500 pesos para comprar una pipa de agua súper contaminada para asear la casa, para los servicios sanitarios, para cocinar, para bañarse y hasta para bebérsela,
Y la empresa municipal del agua, que en Tuxtla, la capital chiapaneca, se llama SMAPA prácticamente roba a la población. No le da agua, pero sí le cobra esa inexistente valiosa mercancía. Y esa población está a más o menos 500 metros sobre el nivel del mar. Así que ya ha de imaginar el calor que hace, aumentado por la deforestación criminal auspiciada por el gobierno municipal que se ostenta de ecologista. Desde hace mucho, si los presidente pudieran pavimentar con concreto armado todo el vallecillo tuxtleco ya lo habrían hecho.
Algo muy parecido con lo que los gobiernos estatales han hecho con el único pañuelo selvático chiapaneco: la llamada Selva lacandona, en donde queda muy poco de selva y han crecido los acahuales que hay cambiado para mal el clima que le permitía altos niveles de vida a la fauna que ahora sólo puede admirarse, afortunadamente, en el ZOOMAT (Zoológico Miguel Álvarez del Toro), dirigido magistralmente por el hijo del profesor, Federico Álvarez del Todo, quien por lo visto ha renunciado a su vocación de compositor musical, y director de orquesta sinfónica para preservar en lo que se puede la fauna del estado. Afortunadamente esos animalitos gozan de todo, hasta de agua, pues por la zona donde se levanta el ZOOMAT corren pequeños arroyos que le dan vida al bosque.
Y por qué no hacer algo semejante con la población humana, porque, como le he dicho, agua sobra en Chiapas, pero al gobierno le tiene sin cuidado que la mayoría del pueblo muera de ser, o exponiendo su vida a productos extremadamente tóxicos como la coca cola.
En la capital chiapaneca, en las canículas sopla fuerte el calor, pero porque no hay suficientes árboles que mejoren el clima. El clima tuxtleco no es extremadamente caluroso. Lo es porque hay acabado con la vegetación urbana. Pero si usted de guarece debajo del follaje de un nambimbo o un árbol de mango, o de chicozapote, o de lo que sea, hasta se siente muy fresco. Hay agua para todos, pero es manejada por políticos corruptos y no de ahora sino de siempre. A los Velasco, a los Sabines Guerrero, a los Salazar, a los González, les fascina meter las manos en el Erario y que a los ciudadanos, en su mayoría pobres, se los lleve el carajo.
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