* La partidocracia, pero notoriamente el PRI, pasó del voto verde al del hambre, con una parada técnica en el voto del miedo, lo que le permitió a Ernesto Zedillo acelerar la entrega de los activos del Estado a otros más necesitados que los mexicanos, como pueden serlo los empresarios que los adquirieron; le pagaron con empleo, pues algo habrían de retribuirle
Gregorio Ortega Molina
El jodido vota donde su hambre lo lleva. De allí el manejo de dinero negro durante las campañas electorales, o la tarjeta roja, o cualquier sistema de débito que distraiga los jugos gástricos.
La partidocracia, pero notoriamente el PRI, pasó del voto verde al del hambre, con una parada técnica en el voto del miedo, lo que le permitió a Ernesto Zedillo acelerar la entrega de los activos del Estado a otros más necesitados que los mexicanos, como pueden serlo los empresarios que los adquirieron; le pagaron con empleo, pues algo habrían de retribuirle.
El Consejo Nacional de Evaluación hizo público el estudio Consideraciones para el proceso presupuestario 2018, donde señala que el gobierno federal (léase el Poder Ejecutivo) y el Congreso deben plantear una estrategia integral de ataque a la pobreza con medidas económicas integrales, que contemplen el remedio y el trapito, para sacar de su postración a esa parte de la población lacerada por la pobreza extrema, el hambre y la falta de orgullo.
De la nota publicada en La Jornada, se desprende que “el Consejo indica que se debe asegurar el ejercicio efectivo de los derechos sociales a todos los grupos de población, puesto que la idea de desarrollo social es más amplia y más compleja que limitarse a reducir, en las estadísticas, la pobreza o pobreza extrema.
“Consideró que ya que el empleo es uno de los medios para que las personas no sólo tengan un ingreso estable, sino también para ejercer su derecho a la salud y a la seguridad social, se deben incluir componentes para reducir los efectos coyunturales sobre el bienestar económico y los recursos monetarios. Hay varios programas que entregan éstos, de los cuales 17 son ligeramente prioritarios, debido a que no hay mediciones del impacto ni evidencias de que cumplen con su objetivo; ocho son de la Secretaría de Agricultura, como los de apoyo a la comercialización a pequeños agricultores y fomento a la agricultura; tres de Sedesol, el Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías, así como el de Fomento a la Economía Social y el de estancias infantiles; asimismo, cuatro de la Semarnat, como el de recuperación y repoblación de especies y el de protección forestal.
“El Coneval refiere que existen 12 programas principales, como los de apoyo a la educación indígena, pensión para adultos mayores, comedores comunitarios, Liconsa y Diconsa. Y hay seis más que son medianamente prioritarios, cinco de la Sedesol y uno de la Secretaría de Salud”.
Hasta aquí el Consejo en la nota de La Jornada, pero noto la ausencia de un listado de lo que hace falta a pesar de estar incluido en los programas: medicamentos, material quirúrgico, higiene en hospitales y guarderías, servicio, seguridad, certeza de que no terminarás el día en una fosa clandestina, y que el gobierno regrese a los mexicanos el orgullo por la patria, pues se perdió.
Ha evolucionado el modelo electoral: de la cooptación del voto verde, al del miedo, para culminar en el sufragio por hambre.
¡Qué suertudos estamos!
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