Joel Hernández Santiago
El año pasado el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) se metió en camisa de once varas cuando decidió cambiar su metodología para recabar la Información del Módulo de Condiciones Socioeconómicas 2015. Con esto –se dijo entonces- se mostraban modificaciones en una de las variables indispensables para medir la pobreza, lo que provocaría una ruptura en la evolución histórica de las mediciones que se presentaban desde 2008.
El primero en pegar el brinco fue el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que dijo que con esto se cambiaban los modelos de estudio establecidos desde ese 2008; se impedía hacer el comparativo real con la medición del año anterior (2014) y que, con este cambio de método, el INEGI aumentaba de un plumazo, en 34 por ciento, los ingresos de los más pobres: ‘un dato inconexo con la realidad y muestra incongruencia con los informes del mismo INEGI en años anteriores’
Según el mismo Coneval, dichas modificaciones debieron haber sido notificadas por el INEGI que dirige Julio Santaella, sin embargo eso no ocurrió…
Ese cambio generó suspicacias entre estudiosos de la pobreza en México porque la Institución que habría de nutrir con datos fidedignos sobre el estado que guarda el país en materia de ingreso, gasto, pobreza… se caía y, en ese momento, como hoy mismo, da la impresión de que el tema se politizó e, incluso, se acusó desde entonces al INEGI de maquillar cifras con fines políticos porque no sólo mostró opacidad sino que sembró dudas respecto de sus resultados porque sus cifras ‘estaban hechas para crear una imagen de desarrollo que, al final de cuentas es inexistente…’
Según la explicación del “Quienes somos”, INEGI precisa que ‘Somos un organismo público autónomo responsable de normar y coordinar el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, así como de captar y difundir información de México en cuanto al territorio, los recursos, la población y economía, que permita dar conocer las características de nuestro país y ayudar a la toma de decisiones.’
El tema hoy es que será muy difícil que las decisiones se tomen en base a cifras que modifican los datos históricos del desarrollo o empobrecimiento, ingresos o no, en todo el país, en los estados y en sus regiones.
Así que, un poco para paliar la situación de descrédito y suspicacias en las que se metió el INEGI, se acordó integrar un grupo de trabajo para revisar esos cambios y poner a disposición del Coneval su herramienta indispensable para la medición del ingreso y gasto de los hogares y que se pudiera hacer comparación con la encuesta de 2014.
El 28 de agosto, el INEGI presentó el resultado de dos mediciones: un modelo estadístico y la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2016. Y por el cambio de método, la encuesta reporta ingresos mayores que los que registra el modelo estadístico del mismo año.
Según esto, para la encuesta, el ingreso trimestral promedio de hogares mexicanos aumentó en 3,485 pesos trimestrales. Aparte, queda claro también que cada uno de los 12.3 millones de mexicanos más pobres del país tiene un ingreso promedio de 16 pesos diarios. La canasta básica para la subsistencia cuesta 41 pesos… así que…
El tema central a todo esto es que tanto INEGI como Coneval advierten que cifras al alza podrían ser utilizadas por políticos o en campañas electorales para presentar una situación social y económica de desahogo en el país. Lo que no corresponde a la verdad hasta que se ajusten los modelos de medición y hasta que se pueda hacer de forma correcta el comparativo con el dato histórico.
En todo caso, Gonzalo Hernández Licona, titular de Coneval advirtió que “sería una total locura si el presidente Enrique Peña Nieto incluyera estos datos en su informe anual para vanagloriarse de avances en materia de pobreza: ¡Yo sería el primero en salir (a denunciar) en este caso!”.
Pues nada, que ahora no podemos saber con –digamos- cierto grado de certeza en qué condición está el país, cuál es su enfermedad o salud económica en los territorios más desprotegidos como es el de la pobreza y pobreza extrema, y con ingresos que resultan inverosímiles, como los que aporta para el caso de Oaxaca…
Entidad que como se sabe está en condiciones de pobreza extrema y cuyos datos felices, según INEGI, es que el promedio trimestral de ingresos por hogar es de 28 mil pesos, que es decir, poco más de 9 mil pesos mensuales, lo cual es absurdo y hasta indigesto para la realidad que vive la entidad… En fin. Este es el INEGI de hoy día.