Claudia Rodríguez
El presidente Enrique Peña Nieto, no es el primer mandatario federal que advierte, no haber imaginado la gran responsabilidad y mucho menos los momentos de dificultad para gobernar al país,
Lo mismo, ya antes lo habían afirmado en diferentes frases los panistas Felipe Calderón y Vicente Fox.
Para cualquiera con dos dedos de frente, debe ser fácil advertir que Administrar un país con tantas diferencias sociales, económicas y de aplicación de justicia debe ser un reto difícil; y no sólo por los desafíos presentes sino también por los rezagos históricos. Además de que no sólo se trata de llegar a Los Pinos para consolidar grandes negocios personales y de grupo.
Presumir o pretender que en seis años el país puede cambiar su rumbo es una gran falacia de campaña que cada sexenio los mexicanos escuchamos hasta saturarnos.
El cambio tampoco ha podido arrancar porque hasta ahora la impunidad y la corrupción han sido sellos que acompañan a las élite del poder político, aliados con muchos otros que operan los grupos económicos.
El que Peña Nieto pretenda imponer como verdad que el México que el Administra está mejor en muchos rubros en data histórica, es una verdadera burla a la nación.
Las escuelas públicas siguen enfrentando el mismo rezago o peor que en otros tiempos, los niños no encuentran la fascinación por el conocimiento y el desarrollo cognitivo.
Los salarios y todas las prestaciones laborales, se han pauperizado y la pobreza entre los mexicanos, cada vez se ensancha más; con lo que se resalta el gran fraude de la política social o asistencialista.
La cifra de muertos y desaparecidos, se incrementa día a día como si fuera exigencia del tiempo. No hay tregua.
Las pequeñas y medianas empresas enfrentan la sombra de la difícil supervivencia en el mercado y los consumidores cada vez compramos menos a precios más altos.
La vida democrática del país, en la que también está metido hasta el cuello el mismo Peña Nieto, es un reflejo de la convulsionada sociedad. No hay acuerdos, ni tolerancia, ni trabajo conjunto. Ya todo se trata de la competencia, incluso desleal por parte de algunos, con tal de sobrevivir en el reparto del presupuesto.
El presidente debe ser consciente que el mensaje respecto al V Informe de Gobierno, es toda una farsa, incluso los aplausos y los gestos de aprobación a su gestión.
Ya no le alcanzan a Peña ni el tiempo, ni las acciones para obtener calificación aprobatoria, ni de panzazo y eso, repercute en el rezago de la nación, que se ahonda.
Acta Divina…“No podemos permitir que en un país con tantos recursos siga habiendo personas con carencias básicas”. Presidente Enrique Peña Nieto, durante su V Informe de Gobierno.
Para advertir… Y mientras tanto los recursos los privatizan o se los reparten entre ellos.
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