Debido a la incertidumbre en el sector exportador mexicano por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un Acuerdo de Asociación Económica con China representa una gran oportunidad para México, a fin de profundizar la relación comercial con ese país asiático, señala un estudio realizado por el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques.
El análisis referido que se denomina “China y México: Oportunidades y obstáculos en su relación comercial en vías de un Tratado de Libre Comercio (TLC) o un Acuerdo de Asociación Económica (AAE)”, refiere que se debe avanzar con cautela en el establecimiento de un TLC, pues “abrirles el mercado repentinamente podría incrementar el déficit comercial y, con ello, una afectación de las industrias mexicanas afectadas por tal apertura”.
Se recomienda profundizar la relación comercial con China a través, en una primera fase, por medio de un Acuerdo de Asociación Económica (cuotas), con miras a establecer una ruta comercial -calendarización- un Acuerdo de Libre Comercio.
El estudio refiere que en el caso de la relación comercial con China y en vías de ir desarrollando la idea de un Tratado de Libre Comercio con ellos, es factible iniciar un mecanismo como el Acuerdo de Asociación Económica México – Japón (AAEMJ), instrumento que entró en vigor en abril de 2005.
“Este tipo de mecanismos han ayudado a los productos mexicanos a penetrar al mercado japonés mediante accesos preferenciales, cupos, así como a través de la articulación de la demanda y oferta exportable de nuestro país”, explica el documento elaborado por el Centro Gilberto Bosques.
De esta manera – se explica – se podría administrar y controlar el déficit comercial y proteger las áreas y sectores nacionales que podrían ser afectados ante la entrada de un acuerdo con China, pues no se puede negar la importancia de esta nación en el contexto de las relaciones económicas internacionales.
Atendiendo al criterio e interés nacional, es recomendable no abrir el mercado mexicano en un esquema de TLC, sino en un principio, a través de una ruta crítica comercial, se pueda ir avanzando primero en cuotas a productos chinos en los sectores mexicanos donde existe riesgo o hay una mayor vulnerabilidad.
Con ello, además de dar oportunidad a que mediante un acompañamiento (política pública) y asesoría competitiva de organismos gubernamentales y no gubernamentales, se ayudaría a los rubros más vulnerables a prepararse para competir en un esquema de libre comercio.
De no hacerlo, se condenaría a una gran cantidad de empresas pequeñas y medianas a su quiebra, lo que además de presiones empresariales de las cámaras comerciales, provocaría presión social con el aumento de la tasa de desempleo.