Francisco Gómez Maza
• Escuela Rébsamen, el símbolo de la destrucción del 7.1
• Difícil el salvamento de los niños, Rescatistas generosos
Si sólo iba a ser un simulacro para conmemorar un aniversario más de los fatídicos terremotos del 19 de septiembre de 1985. Una fecha que quienes la vivieron y quienes la conocieron por narraciones posteriores nunca podrán olvidar.
Quién iba a pensar que momentos después, alrededor de las 13.15, se cimbraría la región centro de México, los estados de Puebla, Morelos y la Ciudad de México. Fue una experiencia espantosa, a pesar de las experiencias del 85, y de temblores sucesivos en esa etapa de la historia de México.
Enormes daños, edificaciones colapsadas, monumentos públicos, hospitales, escuelas, centros comerciales, obras en construcción, unos 230 fallecidos en la zona (cien en Ciudad de México) hasta el momento de escribir esta nota, unos 15 minutos antes de las 18 horas de este miércoles.
Pero lo más impresionante es, porque los rescatistas, los marinos, los soldados, los médicos, los voluntarios aún no rescatan a todos los niños y maestros aplastados por el edificio escolar, el colapso de la escuela Enrique Rébsamen en Ciudad de México.
Eran sólo unos niños. Eso es lo más duele. Hasta el momento había sacado de los escombros a 30 niños y cuatro adultos en la Rébsamen, Y los rescatistas trabajaban para sacar a alguien que podría ser una mujer o una niña, tarea que se les estaba dificultando por la peligrosidad y debilidad de las cimbras que con que los ingenieros sostuvieron el techo de la planta baja del edificio de tres.
Rescataron en la víspera a una niña, hecho que llenó de alegría a los rescatistas. Pero es muy posible que los niños que aún no han sacado de los escombros, salvo la niña Frida Sofía, de 13 años que se encontraba en el área de la cocina, estén ya muertos, pero los marinos, que dirigen las operaciones de rescate recibieron órdenes del alto mando de que, por el momento, pusieran todo su empeño en el caso de Frida Sofía, Los rescatistas estaban tratando de romper una loza bajo la cual está la niña, acompañada de otras personas que no se sabe si están vivas o muertas.
Qué desgracia. En toda la Ciudad de México, en Morelos, en Puebla hay gravísimas desgracias, heridos y muertos, pero la Escuela Enrique B. Rébsamen se convirtió en el símbolo de la acción destructora del Terremoto 7.1 así como de la acción constructiva de los rescatistas, personal muy profesional y responsable, integrado por rescatistas civiles (podrían ser de los Topos) y de la Marina.
Pero por qué siempre los niños. Su desgracia no me dejó dormir la noche entre el 18 y el 19, Vidas recién paridas por su madre, vidas que vivimos todos los seres humanos. Son vidas prometedoras, que hasta este momento engrosaban el grupo de 230 muertos, de los cuales 100 son de la Ciudad de México.
Los rescatistas aún no habían podido rescatar a Frida Sofía, a estas horas (las 18:10 de la tarde del miércoles). La tarea era difícil e informaron que aún tardarían unas dos o tres horas. O sea que es posible que todo termine entre las 21 y 22 horas.
Me vino a la memoria Luis Francisco, mi niño, que murió a los 43 días de haber nacido, cuyo nombre escribí en una red social ante esta pregunta: “Si pudiera devolverle la vida a alguien, sería…” Qué dolor. Sentí que los niños muertos en la Rébsamen se llamaban Luis Francisco…
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