Claudia Rodríguez
De ninguna manera se pueden minimizar los efectos que provocó el sismo del pasado 17 de septiembre, sobre todo su costo en vidas truncadas, heridos, afectaciones e historias familiares, y patrimonios perdidos o por salvar algo de los mismos; pero para ser racionales en lo que se refiere a la Ciudad de México (CDMX), esta se encuentra de pie y en funciones.
Hay ciudades en el estado de Morelos e incluso de Puebla, afectadas en gran proporción, al grado que la normalidad en las mismas tardarán unos meses, pero en la gran urbe capitalina de la República Mexicana, las cosas están tomando una normalidad necesaria que por supuesto no debe olvidar los trabajos y asistencia a los damnificados.
Sin embargo, algo que no debe de pasar de nuevo de los señalamientos a la inacción, es la urgente descentralización de la CDMX, en lo que se refiere sobre todo a la desconcentración de las instituciones del Estado mexicano. Esto permitiría a la vez, una redefinición del mapa urbanístico y su sustentabilidad.
Los sismos de septiembre de 1985, hace más de tres décadas ya, llevaron también a este mismo planteamiento y discusión, de cuyo resultado de manera visible, sólo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se movió a la Ciudad de Aguascalientes para operar desde ahí como oficinas centrales.
Sin embargo, el entonces Distrito Federal (DF), sorteó la emergencia del sismo del 19 de septiembre, que en vidas perdidas y edificaciones abatidas, fue mayor al de este fuerte sismo septembrino, fatídicamente coincidente con la misma fecha, pero aunque se avanzó mucho en nuevas normas de edificación y protección civil, lo urgente, incluso más allá de los sismos, referente a la descentralización, quedó olvidado, es más, parece que la densidad de población aumentó en la ahora CDMX.
No es un capricho la necesidad de redefinir la ubicación sobre todo de Secretarías de Estado y otras instituciones que por su campo de atención, deben estar en otras zonas del país.
Como se advierte, esta tarea no es competencia del Gobierno local, sino del Gobierno federal que se resiste a esta descentralización.
Acta Divina… No hay ninguna voz desde el Gobierno que habla de la urgente y necesaria baja de presión a la CDMX.
Para advertir… Hay que advertir como la alta concentración de población derivada de una política federal impuesta, ha traído problemas graves en la disponibilidad de agua y otros servicios públicos, así como en tráfico demoledor y altos niveles de contaminación en la capital del país, por citar lo menos.
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