Francisco Gómez Maza
• Como después de un funeral, nadie se acerca a los damnificados
• Colapsado alrededor del 40 por ciento de la economía nacional
Ya lo suponíamos. Los damnificados del terremoto del 19 de septiembre de 2017 son como los familiares de un muerto. El tiempo que dura el funeral, la velación del cadáver, están muy acompañados, muy arropados por sus amigos y familiares, pero la compañía que da calor humano, que da cariño fraternal, ser acaba en el momento del retorno del cementerio, después de que el cadáver o fue sepultado o fue cremado. Es entonces cuando viene el dolor verdadero, la soledad, la pena, el luto, el llanto.
Esto mismo ocurre, o ha pasado en cada terremoto que hemos padecido en la Ciudad de México y en esta ocasión en muy buena parte del país, sobre todo las regiones del sur sureste, desde Estado de México, Morelos, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Chiapas. Lo bueno que los chiapanecos bromean con la desgracia. Dicen, por ejemplo: después del 7 de septiembre, cuando no llueve a cántaros, tiembla y terminan de caerse las casas.
Pero ya pasó el gran susto del terremoto grande. El que cimbró, especialmente a la Ciudad de México, en donde hubo muchos muertos (poco más de tres centenares y medio), y muchas familias perdieron su patrimonio y quedaron en medio de la calle y, por lo pronto, siguen viviendo en albergues o en tiendas de campaña enfrente de su casa destruida por el fuerte movimiento telúrico.
Y todos los dañados por el temblor esperan la ayuda prometida por las autoridades gubernamentales para reconstruir su casa o el edificio de departamentos colapsado (que fueron muchos). Ya enterraron a sus muertos. Ahora viven con doble pena: la de haber perdido a la familia y la de no tener dónde vivir. La mayoría va a recomenzar de cero.
Tanto el gobierno federal como el estatal les prometieron apoyo material para reconstruir. Sin embargo, la cosa urge y no se ve claro. Tanto que damnificados bloquearon este miércoles el cruce de la avenida Universidad y el Eje 7 en la delegación Benito Juárez para exigir que se les entregue el apoyo de renta, dirigido a damnificados. De acuerdo con los primeros reportes, los inconformes no han podido obtener el apoyo de 3 mil pesos en el módulo que el Invi habilitó en Universidad 800. Los inconformes habían establecido otro bloqueo en el cruce de Universidad y Parroquia, pero ya lo retiraron, por lo que se mantiene el cierre en Universidad y Eje 7.
En otro frente, Alejandro Salcedo Pacheco, presidente nacional de la Asociación Latinoamericana de Micros, Pequeños y Medianos Empresarios (ALAMPYME), aseguró que, después de 15 días, de registrarse el sismo 19S, la ayuda al sector comercio en pequeño no llega, ni del Gobierno Federal, ni del de la Ciudad de México, por lo que existen cerca de 500 mil empresas sin operar porque perdieron todo, mientras que en la CDMX son 3 mil 500 y poco más de 2.4 millones de personas no obtienen ingresos a raíz de esta contingencias.
Ante esta situación, el dirigente empresarial planteó hacer uso del presupuesto a fondo perdido, con el que cuentan las autoridades, para reactivar a este sector, pues esos presupuestos existen en la Secretaría de Economía a través del INADEM, Sagarpa, Sedatu y Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
De acuerdo con un recorrido que realizó la dirigencia de Alampyme, en las zonas afectadas de la Ciudad de México, Oaxaca, Morelos y Puebla, pudo verse que “las afectaciones y desastres son mayores a lo que han reportado los gobiernos estatales, municipales y Federal”. En base a la actualización de datos del INEGI, sufrieron afectaciones económicas alrededor de 2 millones de negocios y empresas, lo que representa más del 40% de la actividad económica del país. Importantísima parte del todo económico. O sea, las dos quintas partes. Y Meade asegurando que el terremoto no afectará las cuentas nacionales de la lo que causó significativas perdidas económicas, sin contar aquellas familias que se quedaron sin el sustento económico ya sea por cierre de la empresa por colapso, o porque se encuentran en zona de desastre, en el caso de los estados.
Solo por mencionar un ejemplo, en la gran metrópoli, “en la Zona Rosa hay más de 300 negocios afectados por posible derrumbe y en las colonias Roma, Condesa, Del Valle así como en colonias de Iztapalapa y Xochimilco; donde se generó mayor devastación, actualmente no operan más de 3 mil 500 negocios formales, de la industria pequeña y prestadores de servicios”.
El gobierno federal cuenta con un fondo mayor a 30 mil millones de pesos para apoyos inmediatos, pero además en el presupuesto de gasto 2018 se debe dar prioridad a las empresas y negocios afectados sin que pasen por tantos filtros, candados y tramites, como lo piden en la Secretaría de Economía a través del INADEM, en Sagarpa, Sedatu o SHyCP, así como otros programas sectoriales.
Por otra parte, la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que dará asesoría jurídica gratuita a las personas afectadas. La Facultad tiene un cuerpo de especialistas en las materias Administrativa, Civil, Laboral, Procesal, Penal y Mercantil que da orientación a los afectados.
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