* Entusiasmados y en el ocultamiento informativo del desengaño que propician con su actitud, permanecerá vigente la percepción de que gozamos la democracia perfecta, cuando vivimos en la democracia subsidiada, simulada y ladrona
Gregorio Ortega Molina
El próximo jueves se cumple un mes del terremoto. Dedicaré la semana al balance de los daños políticos y sociales <<impulsados>> por las consecuencias de la indolencia administrativa y la complicidad de las autoridades de la CDMX con los desarrolladores de vivienda y los urbanistas.
El clamor de la sociedad por obtener justicia y castigar a los corruptos y los corruptores no debe disminuir; la exigencia a la partidocracia para que se vaya a casa como resultado de la reforma del Estado, debe ser concluyente, legal e irrenunciable, y manifestarse en la próxima elección presidencial, aunque parece que, al día de hoy, carecemos de tela de donde cortar.
Hipocresía majadera de la partidocracia
Los integrantes del Poder Legislativo dan grima. Lo único que a ellos interesa es lo que cae dentro de su hucha de retiro; para lo demás, que el pueblo cargue con el costo y las consecuencias.
Alguna de las contrarreformas electorales incumplió sus plazos; la Fiscalía que debe suceder a la PGR, ni para cuando, y en lo que se refiere a la reforma constitucional impulsada por el clamor social para que disminuya o desaparezca el financiamiento legal, que no legítimo, a los partidos por el equivalente a 6 mil 700 millones de pesos, diputados y senadores hacen lo mejor que pueden para que no suceda. Tampoco ocurrirá la desaparición de los plurinominales.
La corrupción sustituye a la legalidad, y la impunidad necesaria, requerida, frena todo intento legislativo para modificar lo que dan por hecho: el reparto absurdo de una fabulosa cantidad de miles de millones de pesos, con el propósito de simular que vivimos en una democracia ejemplar, en la que el dinero negro proveniente de los recaudadores que alimentan la voracidad de los políticos, duplica e incluso triplica lo “invertido” para vencer a los enemigos electorales inexistentes, pues todo ha sido pactado para acallar inquietudes, conciencias y argumentos legítimos y legales en contra de la depredación político-electoral.
Negociaron ya -¿con o sin moche?- los empréstitos que destinarán a la reconstrucción de los sismos de septiembre. Los habitantes de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Estado de México, Guerrero y Ciudad de México serán engañados de nueva cuenta, por un proyecto deficiente e ineficiente, puesto que los corruptos de toda laya afilan los colmillos para asegurarse los porcentajes que consideran legítimamente suyos.
Entre las “tandas” propuestas y los préstamos bancarios ofertados, los mismos de siempre llenarán sus alforjas.
Volverán a sorprendernos y, nunca como hoy, regresa la famosa frase de José López Portillo, transformada en antítesis de lo que debiera ocurrir: “Ya nos saquearon, y nos volverán a saquear”.
Los desarrolladores y constructores profesionalmente responsables harán lo suyo: aquellos que entregan sus moches para beneficiarse de la obra pública, construirán edificios de departamentos y oficinas que, otra vez, sepultarán el ensueño de una sociedad justa.
No podemos olvidar que la debacle urbana de la Ciudad de México inició con el bando 2 de Andrés Manuel López Obrador, continuó con la corrupción tolerada por Marcelo Ebrard, y se afianzo durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera, pues de otra manera no se entienden las anomalías de la escuela Enrique Rébsamen.
Los ex presidentes seguirán disfrutando de sus pensiones, como los ministros de la SCJN jubilados, o los integrantes de los poderes judiciales de la república, así como continuará el financiamiento público a los partidos políticos. Entusiasmados y en el ocultamiento informativo del desengaño que propician con su actitud, permanecerá vigente la percepción de que gozamos de la democracia perfecta, cuando vivimos en la democracia subsidiada, simulada y ladrona.
Trudeau, salarios, feminicidios
Acudió a esta ciudad en visita de Estado, Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá. De la demagogia de empacar ayuda en las instalaciones de la Cruz Roja, a la lengua afilada por la razón.
Afirmó que el TLC requiere empleos dignos y buenos salarios para todos. Aquí es exigencia hace mucho, pero como los líderes sindicales dejaron de existir, y a los que sacan la cabeza se las cortan, pues todos calladitos, dispuestos a proceder como el outsourcing indique, aunque se vaya contra la dignidad humana.
El señor Trudeau tampoco podía evitar referirse a los feminicidios. Ángela Merkel habló de la muerte de periodistas, lo que molestó a Luis Videgaray, pero en este caso el problema es espinoso, porque es generalizado y las autoridades son cómplices, por cerrar los ojos, al menos.
Durante esos días Donald Trump amagó, otra vez, con dar por muerto el tratado. La diplomacia mexicana, hábil, inteligente y con recursos ideológicos, históricos y de imaginación -al menos con Genaro Estrada, José Gorostiza, Manuel Tello, Antonio Carrillo Flores y Bernardo Sepúlveda a la cabeza-, ya hubiese negociado con el gobierno de Canadá una pausa prolongada a las conversaciones, para reanudarlas una vez pasadas las elecciones y sus previsibles consecuencias, de no ser tan limpias como prometen.
Posponer no es cancelar, es darse tiempo para reconstruirse y evitar meter la pata.
La visita del Primer Ministro canadiense precedió al homenaje que EPN hizo a los rescatistas. ¿Será suficiente para olvidarlo todo?
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