TLC, ¿mejor indefinición que derrota?
* El presidencialismo recibe oxígeno del artículo 135 constitucional: puede ser reformado y adicionado, pero jamás derogado, de la misma manera que el sistema de cuotas de poder a través de los partidos. Es en el contexto anterior que se dará la reconstrucción urbana para hacer cirugía plástica después de los sismos. Sin cambios en el método, porque no puede haberlos en el modelo político
Gregorio Ortega Molina
Todo parece indicar que la mil millonaria reconstrucción urbana exigida por los estragos causados durante los sismos, dejará de lado el zurcido invisible al tejido social, porque lo que se reconstituye o restablece, es la oportunidad de oro para anudar la corrupción y la impunidad.
Debido al grado de sofisticación que adquirieron los mecanismos de la complicidad entre corruptos y corruptores, es menester preguntarse quién o quiénes administraran los recursos económicos de la reconstrucción, cuáles son las garantías de transparencia, y con qué seguridad los constructores respetarán las normas establecidas, ahora y en el futuro, para evitar el fraude y el crimen, pues una vivienda nueva o casi nueva derrumbada, es el arma que causa muertes sin castigo, al menos hasta el momento.
¿Por qué no prosperó la demanda ciudadana -más que justificada y racional- que pidió servirse del financiamiento fiscal a los partidos políticos para la reconstrucción? Me dicen que hay mecanismos constitucionales y hacendarios para haber procedido, pero que políticamente equivalía al suicidio de los capitostes de la partidocracia con una magnum 44, así como al tiro de gracia del presidencialismo que se empeñan en preservar, aunque sea dentro de un frasco con formol, como esos fetos que vimos en el viejo museo del Chopo.
Ahora se comprende con mayor claridad que el financiamiento con recursos fiscales a los partidos, de ninguna manera se estableció para evitar que fuesen infiltrados por los delincuentes, sino para garantizar las complicidades y establecer las cuotas de poder con premios de consolación en efectivo, para “engrasar” los cada vez más sofisticados e impunes mecanismos de corrupción, que son baluarte del orden para que el sistema prevalezca en contra de él mismo y de las tentaciones populistas.
El presidencialismo recibe oxígeno del artículo 135 constitucional: puede ser reformado y adicionado, pero jamás derogado, de la misma manera que el sistema de cuotas de poder a través de los partidos.
Es en el contexto anterior que se dará la reconstrucción urbana para hacer cirugía plástica después de los sismos. Sin cambios en el método, porque no puede haberlos en el modelo político, cuyo aliento proviene de esa impunidad mencionada por Miguel de la Madrid Hurtado en entrevista concedida a Carmen Aristegui.
La sociedad necesita hacer las paces con ella misma, porque los únicos cambios por venir serán los que permita una acotada movilidad social, sujeta al nuevo diseño de premios y castigos que surja de la reingeniería social que quieren instrumentar, para hacer realidad la integración total a América del Norte.
TLC, pararse a tiempo de la mesa
Mareadoras todas las disquisiciones que tirios y troyanos arriesgan en torno a las consecuencias de que el TLC desaparezca. Que si un millón de empleos perdidos, o una severa crisis económica, o que el PRI, tan honesto este partido, pierde la Presidencia de la República, que Margarita Zavala participa en el concurso “Declamando por un sueño”, que AMLO fallece de risa, literalmente, porque lo advirtió y se negaron a escucharlo. Todas disparatadas, en más o en menos.
Nuestros políticos debieron haber aprendido hace mucho, como en su momento lo hicieron los prelados con referencia a la santa madre Iglesia, que “todo el sistema se basa en las formas, es un juego de ambición y claudicaciones. En el oficio de ejercer el poder nadie se acerca a nadie que no sea útil para promocionarlo…
“Pensé que un aspirante al poder sólo realiza cuatro clases de inclinación ante toda manifestación sincrética de lo sagrado, hasta que conocí expertos en todo tipo de inclinaciones. Actuar así es un salto al vacío”.
Y decidieron darlo. Por ello considero llegado el momento de alargar, posponer, darle largas -como lo sugerí ayer-, pues la diplomacia, la buena diplomacia da para eso y más. Es imposible continuar acudiendo a que insulten a México en el rostro y la imagen de los negociadores que representan a la nación.
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