Por ZHANG HUIYUAN* / CHINA HOY
CHINA, 13 de noviembre (AlmomentoMX).- Los países de todo el mundo se enfrentan a un desafío común: el desarrollo sostenible. Fue en 2007 que China propuso por primera vez la construcción de una civilización ecológica, incorporando así el concepto de desarrollo sostenible al contexto de la civilización humana. Diez años después, especialmente desde la convocatoria al XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), China ha avanzado considerablemente en sus acciones, así como en la defensa de una civilización ecológica. El país ha mejorado la gestión y la gobernanza ecológicas, y ha compartido libremente su experiencia con otras naciones.
Logros y progresos
Desde el XVIII Congreso Nacional del PCCh se ha dado gran importancia a la incorporación de la construcción de una civilización ecológica en todas las facetas del desarrollo social, político, económico y cultural. En ese sentido, el Gobierno chino ha llevado a cabo numerosas e importantes políticas que han producido significativos resultados.
Las teorías aplicables a una civilización ecológica, recientemente perfeccionadas y expresadas en un lenguaje claro, han aumentado la conciencia ecológica de la gente. Las teorías señalan, por ejemplo, que una ecología saludable nutre una civilización próspera, que las colinas verdes y el agua limpia son con minas de oro y plata para China, y que el medio ambiente ecológico es una fuerza productiva. El XVIII Congreso Nacional del PCCh consideró a la ecología como uno de los cinco índices de la meta de construcción de una sociedad modestamente acomodada en todos los aspectos (los otros cuatro índices son la política, la economía, la cultura y la sociedad del país).
En la Tercera Sesión Plenaria del XVIII Comité Central, el PCCh pidió el desarrollo de un sistema completo en materia de civilización ecológica, mientras que en la Cuarta Sesión Plenaria propuso la creación de un sistema legal dirigido específicamente a proteger el medio ambiente ecológico. En la Quinta Sesión Plenaria, lo “verde” fue considerado un concepto clave para el desarrollo, de igual importancia que la innovación, la coordinación, la apertura y el beneficio compartido. Hasta el momento, se ha establecido un completo sistema teórico con el establecimiento institucional como parte medular. El sistema pretende construir relaciones armoniosas entre los seres humanos y la naturaleza, mediante el fortalecimiento de la gestión ambiental y la promoción de la cultura ecológica y la vida verde.
Tanto la institución como el sistema orientados a promover una civilización ecológica han sido establecidos en lo esencial. La Tercera Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del PCCh propuso explícitamente la protección de la ecología a través de las instituciones y profundizó las reformas sistemáticas en cuanto a la civilización ecológica del país. Poco después, el Gobierno Central llevó a cabo una combinación de políticas (denominada “1+6”) que comprendía un plan global para nuevas reformas y seis proyectos piloto en esta materia, en campos como la supervisión, la rendición de cuentas y el balance de los recursos naturales.
Estos sistemas han sido establecidos o mejorados en ochos aspectos: derechos de propiedad de los recursos naturales; explotación y protección del espacio terrestre nacional; planificación del espacio; gestión general y uso frugal de los recursos; uso remunerado de recursos y compensación ecológica; gobernanza ambiental y mercado de protección ecológica; evaluación y valoración de la civilización ecológica; y responsabilidad y rendición de cuentas. Estos ocho sistemas constituyen la institución fundamental de la civilización ecológica de China. Asimismo, China ha formulado o revisado algunas leyes sobre protección del medio ambiente y prevención de la contaminación atmosférica, del agua y del suelo, lo cual es un notable progreso en la construcción de un sistema legal en esta materia en el país.
Ha habido otras mejoras en ecología y medio ambiente. Por un lado, China ha llevado a cabo planes de acción para controlar y prevenir la contaminación atmosférica, del agua y del suelo. El país está elaborando una “línea roja ecológica” que declarará ciertas regiones bajo una obligatoria y rigurosa protección, y salvaguardará y restaurará la ecología natural de las montañas, las aguas, los bosques, las tierras de cultivo y los lagos. El entorno rural ha mejorado considerablemente desde el avance de la gestión integral del campo.
Del mismo modo, se ha reforzado la aplicación de la ley. La interpretación judicial del Tribunal Popular Supremo y de la Fiscalía Popular Suprema complementó los criterios sobre la violación de la legislación ambiental y disminuyó los puntos de referencia para condenas. El Tribunal Supremo Popular estableció una división de sentencias específicamente en materia de recursos ambientales. La supervisión ambiental llevada a cabo por el Gobierno Central en todo el país ha sido fundamental para resolver ciertos problemas continuos. En 2016, la primera fase de los nuevos estándares de calidad del aire ambiental entró en funcionamiento en 74 ciudades, en donde el promedio de buenas condiciones ambientales fue del 74,2 %, 13,7 puntos porcentuales más que en 2013. Mientras tanto, el monitoreo de la calidad del agua mostró una mejora general de grado III en aguas superficiales y por encima del 17,9 %.
El concepto de desarrollo verde ha producido buenos resultados. La Tercera Sesión Plenaria del XVIII Comité Central solicitó un cambio en el marco de la evaluación del PIB y, en consecuencia, elaboró una nueva norma que incluye un índice sobre la economía circular y el desarrollo verde de las industrias. Esta acción impulsó la reforma estructural por el lado de la oferta y la adopción de políticas financieras verdes, lo cual optimizó la estructura industrial y redujo sistemáticamente el consumo de recursos y energía.
En 2016, China recortó 65 millones de toneladas en capacidad de producción de hierro y acero, y 290 millones de toneladas de carbón. El consumo de energía por unidad del PIB también cayó un 17,9 % en comparación con los niveles de 2012. A medida que el país va usando la energía no fósil, la proporción del consumo de carbón disminuye constantemente. China es ahora líder mundial en capacidad instalada para generar energía hidroeléctrica, eólica y solar. Es también el mayor consumidor de nuevas energías. Mientras tanto, la conservación de la energía y la protección del medio ambiente se han vuelto industrias estratégicas que vienen experimentando un acelerado desarrollo.
Se ha promovido, además, la capacidad de prestación de servicios públicos medioambientales. A finales de 2015, la mejora de la infraestructura medioambiental del país permitió procesar diariamente 182 millones de toneladas de aguas residuales en zonas urbanas, convirtiéndose así en el número uno del mundo en este aspecto. Un impresionante 92 % de las aguas residuales urbanas fueron procesadas y el 94,1 % de la basura doméstica en áreas urbanas pasó por un proceso de desintoxicación.
En las zonas rurales, cerca de 72.000 aldeas han llevado a cabo una gestión integral del medio ambiente y unas 61.000 granjas ganaderas intensivas han instalado equipos de tratamiento de residuos, de eliminación y de utilización de recursos. Se han establecido más de 2700 estaciones de monitoreo en todo el país. Su personal, unos 60.000 trabajadores en total, controla de cerca la ecología local. Desde 2016, las zonas naturales de conservación representaron el 14,83 % de la superficie total de China, y la proporción de espacio verde en las zonas urbanas alcanzó el 36,4 %.
Ahora hay una mayor conciencia pública sobre la civilización ecológica. China viene difundiendo constantemente informaciones y conocimientos en materia de protección del medio ambiente, incluyendo la calidad ambiental, la descarga de contaminantes y los proyectos de evaluación ambiental. Los canales y el alcance de la participación pública también se han ampliado. A fines de 2015, los resultados de una encuesta mostraron que los “consumidores verdes en línea” llegaron a los 65 millones, casi 14 veces la cifra de cuatro años antes. En 2016, aproximadamente el 96,3 % de los encuestados afirmó que estaba consciente del concepto de civilización ecológica, el 90 % estaba a favor de la construcción de una civilización ecológica y más del 80 % creía que debía ser un asunto de interés para todos. Los datos relacionados también muestran que el público busca ahora información ecológica, en lugar de solo recibirla pasivamente, y está por lo general dispuesto a participar en la construcción de una civilización ecológica.
Desde una perspectiva holística, estos logros son evidentes en todos los aspectos de la sociedad. Además, constituyen un sistema completo, el cual comprende la teoría y práctica de una civilización ecológica china.
Importancia para la sostenibilidad global
La construcción de una civilización ecológica es una medida inevitable para China a la luz de su situación particular, y refleja también el sentido común de la responsabilidad del país para un desarrollo global sostenible. Al tener una inmensa superficie territorial y una inmensa población, China juega un papel importante en la lucha contra la sobreexplotación de recursos y la contaminación ambiental. Durante un extenso periodo, muchos medios de comunicación occidentales expresaron comentarios como “¿quién puede alimentar a China?” o “China es una amenaza ambiental”, los cuales ignoraron abiertamente los enormes esfuerzos y logros ambientales del país.
Por ejemplo, China alberga a una quinta parte de la población mundial, pero solo posee el 7 % de la tierra cultivable del mundo. Asimismo, supera a los países desarrollados en lo que respecta a emisiones acumuladas históricas y per cápita, pero también los supera en cuanto a la caída de los niveles de contaminación. Consciente de la necesidad de construir una civilización ecológica, China ha impulsado este esfuerzo a través de una firme determinación y perseverancia, y de la voluntad de contribuir a mejorar la cuestión ambiental mundial.
Un destacado ejemplo es el Acuerdo de París. El Gobierno chino hizo sostenidos y enormes esfuerzos para afrontar el cambio climático mundial, desde las negociaciones hasta la aprobación y ratificación del referido acuerdo. China tomó la iniciativa en virtud de su compromiso de reducir sus emisiones de carbono entre un 40 y 45 %. Por consiguiente, en materia de la cantidad de sustancias que agotan la capa de ozono, China contribuyó en eliminar más de la mitad de las generadas por los países en desarrollo, favoreciendo sustancialmente la protección de la capa de ozono.
La civilización ecológica ha demostrado ser un concepto de sostenibilidad más profundo e innovador. Desde que la ONU publicó en 1987 el informe “Nuestro futuro común, de una Tierra a un mundo”, la comunidad internacional ha llegado a un consenso sobre la adaptación del camino sostenible. En más de tres décadas, las naciones han hecho notables esfuerzos para promover el desarrollo sostenible y la gobernanza ambiental global. Sin embargo, el desafío en campos como el cambio climático, la biodiversidad y la contaminación sigue siendo grande.
En materia de exploración de la sostenibilidad, las naciones han formulado varios modelos que dan preferencia a diversos factores, como la innovación tecnológica, el mercado o las herramientas jurídicas y administrativas. La formulación de modelos suele estar influenciada por el sistema de gobierno de una nación, su etapa de desarrollo y su entorno de mercado. La civilización ecológica de China, en línea con sus condiciones políticas, económicas, sociales, culturales y ecológicas, enfatiza la aplicación integral de diversas herramientas e integra todos los aspectos de la producción y la vida con el concepto de desarrollo verde. Este paradigma eleva la sostenibilidad al nivel de la civilización humana, con el objetivo de lograr una armonía entre la humanidad y la naturaleza, y asegurar la prosperidad social en los periodos por venir. Es la visión y la solución de China para abordar el desafío del desarrollo sostenible.
Una comunidad de futuro compartido
Forjar una civilización que incorpore la sostenibilidad ecológica es la responsabilidad conjunta de todos los seres humanos. Desde la Revolución Industrial, la excesiva explotación de los recursos naturales ha minado la ecología y perjudicado la supervivencia y el desarrollo de la humanidad. Solo hay una Tierra en la que los humanos pueden subsistir. Las naciones del planeta viven bajo un mismo sistema ecológico y se enfrentan a un destino común. La protección del mundo y la realización del desarrollo sostenible son, por tanto, cuestiones de interés mundial que requieren que todas las naciones asuman una responsabilidad compartida. Construir una civilización ecológica –o encontrar un equilibrio entre protección y desarrollo– es la meta y el rumbo elegidos por China, y concierne también a todas las naciones.
El concepto de una civilización ecológica ha sido ampliamente valorado en la comunidad internacional. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) incorporó oficialmente esta idea en la resolución de la 27.ª sesión de su Consejo de Gobierno en 2013. En el informe del PNUMA sobre la estrategia y acción de la civilización ecológica china de 2016, el entonces director ejecutivo Achim Steiner declaró que la civilización ecológica propuesta por China era una práctica útil y concreta para hacer realidad el concepto de desarrollo sostenible y era también una referencia para otros países a la hora de abordar similares desafíos económicos, ambientales y sociales. La idea de una civilización ecológica establece una nueva meta y traza un nuevo rumbo en el camino hacia la sostenibilidad, lo que brinda otra dimensión a este esfuerzo.
Alcanzar una civilización ecológica requiere acciones conjuntas por parte de todas las naciones. Con la premisa de forjar una comunidad de futuro compartido para la humanidad, todos los países deben esforzarse conjuntamente en la construcción de una civilización ecológica. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, promovida por la ONU, ofrece una plataforma clave para llevar esta idea a buen puerto. El 4 de septiembre pasado, en la sesión plenaria de la Cumbre de los BRICS, el presidente Xi Jinping propuso la búsqueda de un desarrollo coordinado e inclusivo que comprenda la economía, la sociedad y el medio ambiente, en virtud de la oportunidad de implementar la Agenda 2030. La comunidad internacional necesita fortalecer la cooperación y el intercambio, en particular en los aspectos de capital y tecnología, para construir un nuevo modelo –que sea complementario y beneficie a todos– del sistema de gobernanza ambiental global.
Sin embargo, teniendo en cuenta la situación diversa, las etapas de desarrollo, la cultura y el sistema de cada país, es imposible que todas las naciones adopten un único paradigma. Por el contrario, a la luz de dichas condiciones particulares, debemos aproximar la idea de una civilización ecológica a los flujos del desarrollo económico, social, político y cultural, lo que formará modelos que se ajusten a la situación de cada nación.
*Zhang Huiyuan es director del Centro de Investigación de la Civilización Ecológica, adscrito a la Academia China de Investigación de Ciencias Ambientales.
AM.MX/fm
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