Francisco Gómez Maza
• PRI y PAN, en la encrucijada hacia el abismo
• Una lucha intestina de egos los van a perder
El famoso Frente ciudadano, opositor, anti pro, anti morena, anti México, no tiene espolones para gallo de pelea, ni para gallina. No es de augurarle buenos farios, porque es una olla de grillos cantores, que sólo cantan la misma canción pero en diferente tono.
Dicen no querer al PRI, dicen no querer al Morena, dicen querer a México pero lo único que quieren es llenar sus bolsillos y cuentas bancarias y comprarse bienes raíces en Miami, y en donde se pueda, pero lo que en realidad no quieren es a sí mismos, porque los políticos que se quieren a sí mismos se respetan a sí mismos y al resto de los mexicanos.
No piensan los empresarios perredistas en las mayorías de trabajadores que medio viven en este país en donde los únicos que no sólo no mueren de hambre sino que se solazan con caviar, salmón chileno, bacalao noruego, mientras que las mayorías llenan la panza con tamales de la calle y guajolotas, o sea tortas de tamal.
El PRD no tiene ninguna fuerza electoral, ni siquiera en la Ciudad de México su otrora bastión, del que ha sido despojado por la gente de Manuel Andrés con quien se han ido los más valiosos políticos que vivían engañados como miembros del partido que fundaron Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, entre otro grandes líderes como Heberto Castillo, José Álvarez Icaza, Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Pablo Gómez (quien creo anda todavía por ahí creyendo que va a cambiar al PRD) pero que ya se ha manifestado a favor de López Obrador.
Un PRD en camino hacia la autodestrucción, hecho caca por Los Chuchos, que se lo agandallaron e hicieron lo que sus pasiones e instintos les dictaron con un partido que fue fundado para aglutinar a la verdadera izquierda y que cayó en las garras de la corrupción de un grupo que ya venía, desde jovencitos, con la idea de hacerse millonarios a costa de la política y del izquierdismo vergonzante, al que llegaron muchos ilusos como la señora aeromoza, María Alejandra Barrales Magdaleno, quien no tuvo ni idea de quiénes y para qué fundaron el partido en momentos en que el PRI no daba para más, sumido en una corrupción escandalosa. Quedan aún testigos de esa aventura, que pretendió ser revolucionaria y democrática y que terminó en un negocio personal de Los Chuchos y contlapaches.
El PAN, por otro lado, se ha perdido en sus conflictos ideológicos y de personalidades. En una lucha de egos. Unos, como la señora Calderona, buscan perder el partido para ganar el poder, pero se pierden en la búsqueda del tesoro perdido desde hace cinco años; otros van a perder el poder para gana el partido y en esas andan.
En el PAN no hay rumbo ni destino. Todos caminan pero por su lado. Unos van y otros vienen y otros se cruzan. Y lo vemos tanto en el Congreso como en el Senado y en los comités estatales. Es una verdadera lástima que un partido que le haría contrapeso al partido oficialista, ahora sea una cola de este y un palero de los tricolores en los momentos más graves de la vid de la república. No por nada, los chamacos de la verdadera izquierda, de las universidades, de las instituciones de educación superior les llaman los prianistas porque viven ambos partidos un amasiato vergonzante, al que se han jalado a lo que queda de las otrora huestes de los Cárdenas, de los Muños Ledo, de los Navarrete, de los Gómez, y de tantos luchadores verdaderos, que fueron chamaqueados al fin por los corruptos negociantes del izquierdismo.
Sin embargo, entre EL PRD y el PAN, éste tiene mano y eso les va a costar caro en la suerte de lo que ellos quisieron formar, unos, los perredistas, para salvarse de la autodestrucción y, los otros, para posicionar como el gran candidato a Ricardo Anaya. Pero ahora llega quien ilusoriamente podría darle fuerza a los amarillos y ahí es donde la puerca va a torcer las manitas. Ni Anaya va a permitir ser superado por Mancera ni Mancera tiene la fuerza para sobreponerse al queretanense. Y ahí va a ser el acabose del frente, para beneplácito de Enrique Peña Nieto, quien así tendrá manga ancha para desconocer, por enésima vez, de las fuerzas de izquierda de López Obrador, a quien han acusado de ser populista y demagogo porque no les conviene que en México se entronice un gobierno de verdadera izquierda, ni a los priistas, ni a los grandes empresarios, ni al representante de ese imperio en decadencia del norte del río Bravo, que es el fascista Donald Trump.
Pero no digo más. No digo, por ejemplo, que Andrés Manuel no va a ganar, porque no son politicólogo de banqueta como ciertos funcionarios que, no teniendo hueso, se dedican al “periodismo” y a hablar ex cátedra de la suerte de la política y de los políticos.
Puede ser que López Obrador ratifique en las urnas que es mano. Lo que no estoy seguro que ocurra es que se lo reconozcan, como ha ocurrido en muchas ocasiones. Como ocurrió en el Estado de México con la profesora Delfina Gómez Álvarez a quien le quitaron el triunfo a golpe de regalitos a los electores pobres y hambrientos.
El Movimiento Ciudadano, bisnes del veracruzano Dante Delgado. La mayoría de sus miembros, como los del PRD, se han ido con Morena.
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