Claudia Rodríguez
Lo que viene en el próximo año en materia electoral, por más enfadoso que parezca para muchos, es nada más y nada menos que discernir sobre la oferta política; quien nos gobernará y de quienes se acompañará a partir del 2018 y hasta el 2024, suponiendo que el voto elector será el único que pese al momento de contabilizar sufragios y esperando un juego limpio sobre todo sin uso de los recursos públicos que tiene a la mano el PRI-Gobierno y sus aliados.
Los votantes mexicanos hemos disociado en muchas ocasiones al candidato de su partido como si creyéramos como nos vende la publicidad electoral que es el héroe nacional, el salvador, con capacidades especiales y que surge exclusivamente del sistema de los partidos.
No obstante, cualquier candidato, más allá de sus cartas credenciales en formación académica, familia y trayectoria; obedece a su grupo incluso por arriba de su partido político.
Es así que cada seis años los ciudadanos tenemos la opción de elegir entre el continuismo o el cambio.
Lo anterior, empero, no significa tampoco que votar mayoritariamente por algo distinto a lo actual sea mejor que lo que se vive en el presente. Sin embargo, el sistema de partidos en solitario, alianzas o coaliciones muestra su oferta electoral para atraer la atención de los votantes.
Ahora que están definidos los candidatos presidenciales del Revolucionario Institucional y de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), respectivamente José Antonio Meade y Andrés Manuel López Obrador, la oferta clara es el continuismo o el cambio; nada parecido entre el pase de mando entre priistas a panistas en el año 2000 y hasta el 2012.
Lo que sí es seguro es que con el candidato del PRI, que nos venden como un postulante ciudadano y no priiista, el país seguirá por el mismo rumbo que ha planteado y proyectado Enrique Peña Nieto y su pequeño grupo de poder político y económico: inseguridad, violencia, secuestros, homicidios y más y más feminicidios, bajos salarios, una reforma educativa que favorece las finanzas de la Administración y no la de los maestros y mucho menos la calidad de la educación, escasez de servicios de salud, salarios raquíticos, energías y combustibles por las nubes, inflación rampante y más y más flagelos que crecen exponencialmente.
Las dos cartas del juego electoral ya abiertas, nos tienen una opción de más de lo mismo o hacer las cosas distintas aunque a muchos parezcan descabelladas.
Acta Divina… “Estoy convencido de que el PRI es la mejor opción: José Antonio Meade candidato presidencial del PRI.
Para advertir… Más cartas sobre la mesa en días próximos.
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