Por Aurelio Contreras Moreno
La manera como las dirigencias de Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano dirimieron el reparto de candidaturas de la coalición que integran evidenció por completo su talante autoritario y antidemocrático.
Una decisión cupular cerró la puerta a una contienda interna, a pesar de que había aspirantes a entrar en la misma, con lo cual perdieron la oportunidad de diferenciarse del PRI y Morena, donde también se decantaron por el método de “elección” más seguro para quienes prefieren la imposición en lugar del consenso democrático: el “dedazo”.
Colocado en la misma cancha y medido con el mismo rasero que quienes serán sus contendientes, el virtual candidato presidencial de la coalición “Por México al frente” –de donde muy significativamente fue borrada la palabra “ciudadano” que estaba en el nombre original de ese batidillo partidista-, Ricardo Anaya Cortés, consumó su postulación a la mala, por medio de las peores prácticas políticas y haciendo gala de sus “dotes” para el porrismo. De hecho, al más puro estilo del viejo PRI.
Junto a Anaya, los otros dirigentes que fraguaron la coalición –y la imposición-, Alejandra Barrales y Dante Delgado, se reparten el “botín”. La perredista ya amarró su candidatura a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Aunque la ganancia del ex gobernador sustituto de Veracruz, más allá de garantizar la supervivencia de su partido, no es del todo clara aún.
Algunos analistas han señalado que ven a Dante Delgado contendiendo como candidato de la coalición por la gubernatura de Veracruz. Sin embargo, es un escenario por demás improbable, por dos razones fundamentales.
La primera es que Movimiento Ciudadano representa muy poco ya en Veracruz, a pesar de haberse gestado en sus orígenes en el estado. El “dantismo”, que tuvo su auge en la entidad hacia finales del siglo pasado y principios del actual, se ha diluido con el paso de los años. En buena medida, por la evidencia de que Delgado Rannauro maneja como un negocio su franquicia partidaria. ¿Qué capital político podría ofrecer como para que le concedieran la candidatura a la gubernatura?
La segunda razón es que así como se impuso Anaya en la candidatura presidencial al llevar mano el PAN, en Veracruz es también este partido el que propondrá al abanderado a la gubernatura. Y el escenario está preparado para que la postulación recaiga en Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y a cuyo servicio está el panismo veracruzano.
No es coincidencia que el mandatario estatal haya buscado la foto con Dante Delgado durante la presentación formal de la coalición, el domingo pasado. Lleva semanas elogiando al hombre cuyo encarcelamiento operó hace 20 años, con el objetivo de que no se interponga en el proyecto político familiar.
Y aunque Delgado Rannauro se ha hecho el remolón, también juega con las circunstancias y los escenarios. Primero dijo que había que anteponer el interés del país por sobre las rencillas personales. Y en su última aparición eximió a Yunes Linares de responsabilidad en la decisión que lo llevó a la cárcel, atribuyéndosela por completo al ex presidente Ernesto Zedillo.
Así, una vez que se concrete la postulación del hijo de su carcelero –a quien parece haberle perdonado que en aquellos años no le permitiera asistir al sepelio de su padre sin estar esposado-, Dante Delgado podrá justificar que su partido avale la candidatura de Yunes junior por el “bien superior” del estado y del país.
Aunque en realidad, no sea más que una burda farsa democrática con un solo fin: el poder a costa de lo que sea. Incluso, de la dignidad.
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