Francisco Gómez Maza
• La elección ya la decidió Estados Unidos, como siempre
• Nunca han permitido un gobierno progresista en México
Desde tiempos inmemoriales, la verdadera izquierda está desterrada del sistema político de México. Los gobiernos revolucionarios eran asaltantes del pobre erario de aquellos tiempos. Venustiano Carranza, Obregón, principalmente y luego los Ávila Camacho, los Alemán Valdez, y más para acá los Díaz Ordaz, los Echeverría Álvarez, los López Portillo, los De la Madrid Hurtado, los Salinas (el Chupacabras), los Zedillo, los Fox, los Calderón, los Peña, todos son salidos de las manos benditas del imperio estadounidense.
Fueron presidentes por obra y gracia, no de los votos de los priistas mexicanos, sino de la voluntad del Departamento de Estado y de más arriba, del Club Bildelberg, una supranacional en la que gobiernan los hombres y mujeres más poderosos del capitalismo mundial, Y así será por toda la eternidad, mientras el pueblo no tome el asunto en sus manos, pero el pueblo mexicano no puede hacerlo porque está cogido, acogotado por la pobreza, el hambre y las enfermedades. Las clases medias conscientes, politizadas, intelectuales, empresarios progresistas, no disponen de la fuerza para imponerse al poderío de la Casa Blanca, que es la que decide quién va a ser el próximo presidente de México.
Analicen someramente la historia moderna de México. Lázaro Cárdenas fue como meterles un gol, hablando en términos deportivos. No imaginaban que les expropiaría el petróleo y los expulsara del país. Otro tanto ocurrió con Adolfo López Mateos, quien. sin mencionar por ejemplo el asesinato de Rubén Jaramillo y su familia, acto execrable, les nacionalizó la industria eléctrica y les previno a los mexicanos que cuidaran petróleo y energía eléctrica porque vendrían gobiernos vendepatrias que se los devolverían a sus antiguos detentadores, como ha ocurrido con Peña, el petróleo y la electricidad. Se vende mi país, dice Óscar Chávez en uno de sus más recientes gritos de rebeldía con su guitarra y ese vozarrón que asusta a las malas conciencias.
Así que, si no se van a unir, si no van a actuar como un todo, como un cuerpo único los miembros de la izquierda universitaria y de la izquierda que apoya al candidato de Morena, ya estoy viendo repetirse la historia mexicana, la vergonzosa y vergonzante historia de México, marcada desde sus inicios, hace ya más de dos siglos, por la corrupción, la perla del sistema político priista (y no es que sólo hable mal del PRI como me reclamó el otro día un querido amigo y colega y me ponga del lado del Señor López. No. Dios me libre).
Es que así ha sido esta historia de promesas y vergüenzas. Los gobiernos mexicanos tienen los medios para hacer ganar hasta a Chavelo para la presidencia de México, o hasta para sentar en ella a Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
Pero les aseguro que, por órdenes del jefe del Departamento de Estado, directamente al canciller Videgaray, López Obrador, con la inmensa mayoría de votos del pueblo pobre y de algunos sectores de la clases media y empresarial, ganados en las urnas, no tomará posesión como presidente. A Meade le inventarán todo lo que quieran (Y es muy posible que Ricardo Anaya renuncie a su candidatura para apoyar al panpriista), pero él será el elegido por los dioses del moderno calvinismo estadounidense, que si no soporta a Cuba comunista o a Venezuela democrática, menos va a permitir que su vecino distante caiga en las garras del comunismo que ellos creen que trae en la cabeza instaurar en México el tabasqueño. Jajajaja No lo conoceré. De comunista tiene lo que yo de guerrillero afgano.
Así que ya vayan preparándose, mexicanos molestos, impacientes, enojados con el sistema y que afirman que López Obrador se va a sentar en la Silla. Me temo que las ilusiones son sólo eso, ilusiones, sueños guajiros. Aquí seguirá reinando la corrupción y la impunidad y proliferarán los poderosos capos del narco a pesar de que muchos estén en chirola. La economía, y eso qué importancia tiene para un Meade, sufrirá una gran crisis que puede inclusive llegar a una crisis de pagos. La pobreza y eso si que me duele, aumentará exponencialmente porque al sistema le conviene que haya pobres en un país como México tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos. Dicen que esto lo dijo el dictador Porfirio Díaz Mori, quien mandó al carajo su carácter de héroe de batallas por México para instaurarse como el año y señor de vidas y haciendas.
Y acuérdense de que en México, desde que se formó la nación, siempre ha ganado la derecha a costa de la pobreza y la miseria de la gente, de los trabajadores. Al término de la revolución mexicana, que nació muerta, fueron asesinados los dos revolucionarios más honestos de esta historia: Pancho Villa y Emiliano Zapata. No los querían en Palacio Nacional. Si acabaron con estos, que no harían con López Obrador, a quien acusan y muchos periodistas también, de que los ha violado, de que es come niños, de que hace jabón con los cadáveres de los viejitos, ¿Verdad, estimado Ricardo?
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