DIARIO DE ANTHONY
6…p.m. “La vida es muy difícil; en este país tan estúpido, la vida es muy difícil”. Quisiera escribir más, pero no puedo. Y no sé qué es lo que me pasa, ¡no lo sé!
¿Qué tan grande es un nombre?, me pregunto. A veces me pregunto también que qué es lo que siente “un hijo de papi”, o “una hija de papi”.
Hoy en la mañana, al revisar el periódico versión digital del Diario de Yucatán, luego de leer “el editorial”, me puse a revisar a las niñas bien y su debut en la sociedad na-nice, ya sabes.
Unas no eran “tan finas”, la verdad. Tenían los brazos chonchos y los cuerpos igual… y no sabía qué pensar, ¿o sí? “Ya no las hacen como antes-They don´t make them like they used to”. Ja ja ja. Unas eran guapetonas, y otras no tanto, ¡pero todas pertenecían al mismo club!, o sea, hello!
Trato de pensar… pero no puedo. La desigualdad social… Marica de John Lennon pregonando el “and we´ll live as one”. Imagine nada, imagine un puto país culero, en el que las cosas empeoran y empeoran. ¡Hasta dónde chingados van a permitirlo estos mexicanos…!
En la tarde pensaba en toda esa gente que jamás se preocupará de qué es lo que comerán mañana (gente que sale en Quién, Caras; gentes que en su mayoría son millonarios porque han sido privilegiados, son blanquitos, más NO BLANCOS; o sea, hello!). Maldita sea; mi pasado, mi realidad… ¿Por qué, por qué? En el fondo sé que no hay peor miseria que la mía… ¿Alguna vez podré olvidarlo? No lo creo.
Pero hoy es hoy, ¿no crees? Por lo tanto… no quiero recordar ayer. ¡Lo sé! Me da vergüenza decir que hoy he logrado hacer cosas “simples”. Es solo que siempre me cansaba lo indecible…, respirar; ¡todo!
Tener rinitis… ¡Cielos! Me doy cuenta de que solamente soy un observador de todo este circo de lo absurdo que se llama México. Bla bla bla, y más bla bla bla. Todo lo que me ha sucedido me sitúa por encima de todo y de todos, pero lo más irónico es que en la realidad estoy por debajo de todo y de todos.
Soy un antisocial, y no tengo amigos. Y creo que tampoco me gusta la gente… Busco empleo. Hago un llamado a todos los empresarios… No busco o pido mucho, sino que solamente algo de limpieza o de lavaplatos. Y aunque en este país el salario mínimo es de perros… Es curioso ver cómo muchas personas SANAS ocupan su lugar en la sociedad laboral. Y jamás se quejarán, en lo absoluto.
Y tal vez nunca podré descifrar, más bien explicar, la realidad. O sea, hello!
Muchos y muchas son esclavos laborales, pero no se dan cuenta. Son pagados con un salario que para qué te lo digo. Pero como han nacido con “la piel oscura” o…, ya sabes, ¿pues qué pueden hacer? Ni siquiera se han dado cuenta de que “existen”, porque no existen de verdad; ah, ironía pura.
El marica de Aldous Huxley me lo había reiterado. Antes de leerlo, yo, no me había atrevido a pensarlo. Bueno, sí lo pensaba, pero cuando lo hacía me daba mucho miedo.
El dinero te abre puertas. Lo que quiero decir es que, ¡maldita sea! No quiero ser prejuicioso, pero la realidad es más que evidente. En ese baile de presentación de niñas ricachonas, habían algunas que -por sus rasgos físicos- enseguida se notaba que eran hijas de “papi nuevo rico”. Y por el otro lado me consoló pensar que, finas o no tan finas, con o sin estirpe familiar, todos sus papás eran igual de “monos”, con sus tuxeditos de color negro y camisitas de gala, o sea hello!, junto a sus hijitas con sus vestiditos sin mangas…
Todo ha pasado de moda, incluida está la distinción de clases y de colores de piel…, pero a pesar de esto ¡siempre seguirán habiendo muchas diferencias entre todas las personas! ¿No es esto acaso lo más irónico?
Y yo no soy pobre, y mucho menos rico, simple y sencillamente soy un miserable (y mi miseria no es económica -a pesar de serlo también-, no, sino que lo es en el aspecto moral, espiritual y físico). Y siempre lo seré. Así que lo único que pido y quiero es que algún empresario me brinde su ayuda, otorgándome algún trabajito y… y para que toda mi ganancia de mi sueldo no se me vaya en pagar camiones, pues me gustaría que las autoridades, o a quien le corresponda, me otorgue una credencial de “discapacitado”, para así solamente pagar la mitad del precio del boleto, o de plano NADA. Porque tal vez nadie lo sepa, pero soy un lisiado de la nariz.
Lo mínimo que pido es que las cosas sean un poco menos difíciles para mí. ¿Acaso es mucho pedir?
Vuelvo a decirlo. Nunca voy a poder entender a las personas “sanas”, y mucho menos podré sentir como ellas. Así que todo lo que hago es ser un observador de todo este circo que se llama México, y que cada día que pasa empeora, más y más. Y solamente me pregunto: ¿Alguna vez los monos se revelarán contra sus domadores? Ja, no lo creo.
Pd. En los peores momentos de mi ardua lucha, me había dicho que para que me hicieran caso me cortaría una pierna, o de plano las dos… Comparado con todo lo que me sucedía, estoy seguro de que no iba a dolerme “nada”.
Sinceramente, Anthony Smart
Muna, Yucatán, México
Enero/03/2018