Claudia Rodríguez
Es cierto que el primer domingo de julio de este 2018 estarán en juego poco más de 3,400 puestos a elegir en las urnas del país, considerando una dispersión importante en todo el territorio nacional, pero sobre todo las piezas a votar de toral importancia son la del próximo presidente de la República y los legisladores del Congreso de la Unión; pero el ánimo de la ciudadanía por participar en la elección no sólo con su sufragio, sino incluso con sus opiniones y debates que prendan como respuesta la oferta de los candidatos, aún no se siente, y quizá porque hasta ahora ha dependido en mayor medida de los propios postulantes el que los mexicanos no nos adentremos en este su juego de prometer y comprometerse, a la vez que restar al de enfrente.
En primera instancia, las precampañas han sido más de lo mismo que hemos venido escuchando y viendo durante décadas. No hay nada nuevo y parece que la resistencia es de las grandes televisoras y los diarios que acaparan los dineros destinados a la promoción partidista; por lo que se visualiza que las campañas serán también un botín de publicidad más que un mercadeo para atraer el voto y encantar al sufragante.
Esta resistencia a cambiar y dejar un negocio redituable para unos pocos, deja en los ciudadanos una sensación de más de lo mismo, en donde todo indica que el sufragio es lo que menos pesa en una elección cualquiera.
Pero este desencanto se abreva con el descrédito de los hombres que viven de un partido político y que ya al frente de un encargo, se olvidad de sus promesas por el bien común y no sólo el de ellos, los suyos o unos cuantos.
Ya no basta en México para ganar una elección, capacidad de movilización y recursos para atraer el voto. Los partidos políticos tienen que salir de su zona de confort porque se enfrentan a un monstro que más allá de sus preferencia política o declarado apolítico, esta desilusionado y a la vez harto de tanto retroceso cuando el anhelo es el desarrollo no sólo particular, sino sobre todo nacional.
Es así que hoy quien se coloca al frente de la mayoría de conteos, sondeos y más formas de medición en relación quien ganaría la Presidencia de la República, es el que –aunque por tercera vez—, se muestra austero en sí, en sus actos de campaña y en la propuesta de fórmula de Gobierno; porque no sólo se trata de reempacar el producto electoral, sino de motivar pero sobre todo, de defendernos de tantos ataques de la clase política que nos ha gobernado y esquilmado.
Aunado a todo esto, los mexicanos nos enfrentamos a un escenario de sobrevivencia que nos tiene angustiados y tristes, con muy pocas ganas de hacer el caldo gordo a quienes nos tienen en este pozo.
Acta Divina… La antesala del gran proceso de 2018, nos lleva a un proceso muy aceitado. Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral.
Para advertir… Habrá quien se sume a la euforia futbolera para cachar votos. Lo cual sin duda también, es más de lo mismo.
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