Jan Palach, un estudiante de la Universidad de Praga, distinguido con el Premio Masaryk, se prendió fuego el 19 de enero de 1969, unos meses después de la invasión rusa a la antigua República de Checoslovaquia. El ejemplo de Palach fue secundado por otros en la misma línea, que no tenían otra forma de protestar contra el régimen socialista de Nikita Kruschev
Las reformas liberalizadoras de Alexander Dubcek, llamadas de socialismo con rostro humano, habían enfrentado seriamente a los países detrás de la Cortina de Hierro con la burocracia estalinista. Después de esos acontecimientos se supo que las antiguas repúblicas balcánicas eran recipiendarias de dinero occidental para maquilar mercancías que después eran insertadas en los mercados emergentes de Europa y América Latina.
Cierto. La modernización de nuestros mercados de fayuca estaba basada en un trueque muy sofisticado que incluía dinero occidental, mano de obra del Pacto de Varsovia y mercancías utilitarias, ropa, calzado, refrescos, juguetes, equipos de sonido y bisutería, que completaban un círculo de dominación.
Pero la invasión de la famosa Primavera de Praga, en 1968, fue el origen de un conflicto internacional de desmedidas proporciones. Era el enfrentamiento de los emergentes, sociedades y sectores, contra el establishment, dondequiera que se encontrara esa figura, emblemática del nada se mueve. La chispa prendió entre las nuevas generaciones ilustradas que en 1968 hacían una estelar aparición.
Bravo de nacimiento. Rebelde por convicción
En la Universidad Nacional Autónoma de México se asumió ese reto, no podía pasar desapercibido. Cuando los estudiantes convocamos a José Revueltas y a Heberto Castillo al auditorio Jus Semper Loquitur de la Facultad de Derecho para analizar y debatir los acontecimientos, los alumnos pudieron distinguir en los argumentos de esos dos personajes, el hilo conductor.
José Revueltas era un bravo de nacimiento. Un rebelde por convicción. Su obra emérita a sus escasos 54 años era la radiografía de Un Proletariado sin cabeza, su libro icónico: un análisis crudo de la realidad mexicana cuyos líderes obreros habían sido rebasados por el status quo, que ya no tenían nada que ofrecer en el escenario convulso y urgido de soluciones populares.
La falta de dirección, de sentido de humanidad y de compromiso con la historia hacían que José Revueltas, el Ariel mexicano por excelencia, fuera una especie de director de orquesta con una batuta tan grande como su propia eternidad en el recuerdo de la clase obrera. Un inconmensurable luchador, tenaz y resuelto. No por nada había sido preso político desde que se tenía memoria.
El bautizo de sangre de Heberto Castillo
En cambio, Heberto Castillo, un lúcido ingeniero de materiales de construcción, con gran solidaridad social, mostraba fallas irresolubles en el análisis histórico, indefiniciones serias sobre agudos problemas nacionales. Era enfrentar a un viejo lobo como el gran José Revueltas con alguien que apenas iba a recibir un bautizo de sangre.
Los dos, universitarios excepcionales. Pero Revueltas, lleno de pueblo, de historia, de recuerdos de lucha, de grandes heridas de batalla cobradas en los penales de la tradición represiva, desde las Islas Marías hasta el Palacio Negro de Lecumberri, pasando casi por todas las ergástulas de la infamia mexicana.
Revueltas, el obstáculo moral al atropello
Platicar con Revueltas era entrar a los vientres salvajes de la represión, a los complejos del alma errabunda del gorilato ejercido en tiempo y forma por los vergonzosos presidentillos mexicanos, espías y orejas de la CIA. Los famosos Litempos de todos los anaqueles de nuestra ruindad, de nuestro peor rostro. López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría y todos los guaruras, policíacos y militares que llagaron los cuerpos de los líderes sociales.
Líderes que, involuntariamente, nos legaron a las nuevas generaciones de mexicanos el recuerdo de próceres de carne y hueso como el inmortal José Revueltas, un héroe civil por antonomasia. El que con sus barbas descuidadas y sus dientes amarillos nos relataba las estrategias de todas las rebeldías contra la opresión.
El que dormía junto con los estudiantes en las noches de guardia esperando la entrada del Ejército vendido a los recintos politécnicos y universitarios. El que acompañaba con su pluma vitriólica todos los pasos de un movimiento estudiantil popular que crearía un parteaguas en la historia moderna de México. El obstáculo moral al atropello.
El único que tenía la autoridad moral para haber gritado desde el seno del auditorio Jus Semper Loquitur de la Facultad de Derecho aquélla consigna que olía a combate y a arrestos de gigante: “Aquí no se raja nadie hijos de la chingada”. Nunca mejor dicha la frase emblemática de su voz de redención social y de conquista.
Castillo negoció su rendición al gorilato de LEA-GDO
Unas horas después de la masacre de las fuerzas echeverristas y diazordacistas en Tlatelolco se supo una verdad amarga: el ingeniero Heberto Castillo había sido advertido de no acudir a la Plaza de las Tres Culturas. Esa noche y varias más las había pasado en vela bajo el cobijo de una casona en Las Lomas de Chapultepec, perteneciente a un viejo divisionario inconforme con la represión.
El ingeniero fue entregado unos meses después, a cambio de una negociación favorable a los intereses del régimen y a su estatura de dirigente universitario. Pasó a Lecumberri a arrinconar sus huesos al lado de Revueltas, viejo huésped de esas mazmorras, en crujías diferentes. Eran de distinta estopa.
Fallida jugarreta de Echeverría, a su muerte
En abril de 1976 murió José Revueltas, por viejas afecciones contraídas en los nidos de represión de todos los apandos conocidos. Cuando depositamos sus restos en el Panteón Francés de La Piedad, en la esquina de Cuauhtémoc y Viaducto, el cinismo quiso adueñarse de la oportunidad que pintan calva.
Luis Echeverría, ya instalado Presidente Litempo, ordenó al infame Secretario de Educación Pública, el edulcorado Víctor Bravo Ahúja, llevara la famosa representación de los Tres Poderes al entierro del inmenso líder social. Con el añadido del discurso fatuo para la ocasión, acompañado de una cauda de favoritos y paniaguados.
Los cinco mil estudiantes reunidos alrededor del féretro de Revueltas corrieron al amanerado bajo gritos, patadas y mentadas de madre muy merecidas y oportunas. Con el brazo levantado, y el duelo en todas las caras juveniles, Revueltas fue despedido como sólo se merece un hombre verdaderamente grande.
Luchó contra el salvajismo y la rapiña nacional
Sin hombres como José Revueltas México jamás hubiera dejado de ser un país en blanco y negro. Los jóvenes carecerían del ejemplo y de la rabia necesaria para cantarle las cuarenta a todos sus gandallas.
Recordarlo a los 104 años de su nacimiento, es rendir un póstumo homenaje a lo mejor de nosotros mismos. A lo majestuoso de los hombres y mujeres mexicanos que han dejado su impronta en la historia de una lucha interminable contra el salvajismo y la rapiña nacional.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: ¿Qué tal caería en Los Pinos esa declaración del canciller estadounidense, Rex Tillerson, antes de abordar el avión que lo traería a la CDMX para reunirse con EPN: “Debemos erradicar la corrupción en todas sus formas. Los gobiernos ineficaces y corruptos dañan a los países: la economía sufre, la gente pierde la fe en las instituciones y el crimen aumenta.” Radiografía fiel del gobiernito peñista. ¿A poco no? + + + Escribe don Guillermo Bernal Franco: “Los gobiernos mediocres que hemos tenido en México se han mantenido en el poder a base de fraudes electorales y el uso indebido de los recursos de la nación. Sabiendo que son servidores del pueblo se toman atribuciones ajenas a lo que establece la Constitución General de la República, con la complacencia del Congreso –verdaderos inútiles al servicio de los gobiernos corruptos que nos han gobernado. Sabiendo los ‘representantes del pueblo’ que deben cuidar se cumpla lo que demanda el pueblo son los primeros en traicionarlo haciendo todo lo contrario y votando en las sesiones del Congreso lo que ordena el gobierno para seguir violentando los más básicos derechos del pueblo. La inadmisible actuación de diputados y senadores, son corresponsables de la tremenda crisis que tiene a México sumido en la corrupción por la falta de valores y la deshonestidad de los que tienen una enorme responsabilidad frente a la nación. El despertar de los ciudadanos ha empezado, por lo que ahora rechazan todo lo que huela a imposición del PRIgobierno. Es tal la descomposición y el cinismo sin límite del partido en el poder, que ahora manifiesta que tiene desconfianza del INE en las elecciones del 2018, sí bien sabemos que son corresponsables con el INE y el TRIFE de los fraudes electorales. En un país dónde no existen los valores morales de los funcionarios públicos empezando con Peña Nieto, se desborda la criminalidad y la violencia, se rompe con la paz social y se recurre a extremos como la aprobación de la Ley Seguridad Interior, para la represión por descalificar el pueblo el autoritarismo y la anarquía de un gobierno falto de principios democráticos. No deja de ser un instrumento peligroso que puede ser utilizado por un emisario del pasado.” + + + El hispano Banco Santander dio a conocer hace tres días una encuesta levantada entre sus ejecutivos, cuyo resultado favorece ampliamente al pri-itamita Meade. Otro banco ibérico, BBVA Bancomer, reviró ayer desde Madrid: no importa quién gane las elecciones en México, lo que preocupa es la corrupción y la violencia.
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