Claudia Rodríguez
Las charlas entre conocidos y amigos revelan que entre los mexicanos existe la idea de una posibilidad de renovación sexenal. Ha sido tanto ir hacia atrás en el supuesto despegue del país hacia el desarrollo, y un engaño total en cada Administración federal, que todavía queda la esperanza de votar por el cambio, y además en México, de que se respete nuestro sufragio en lo individual y como sociedad.
Esa ansia nacional de renovación tiene sus causas, pero de igual forma si se pregunta cuál el mayor flagelo que se vive también como persona o comunidad, no fallan las respuestas de la economía individual o familiar golpeadas y la inseguridad que nos impide transitar libremente sin miedo a la delincuencia ilegal y legal.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2017, el 62% de los mexicanos mayores de 18 años, manifestamos que es la inseguridad junto con la delincuencia, lo que más aqueja a los mexicanos, asunto que se verifica si se toma en cuenta que en el 35% de los hogares del país, hay al menos una víctima aquejada por tipificación de delito, y en más del 93%, del fuero común.
Esto es un indicativo total de que los mexicanos vivimos en un ambiente hostil y para muchos de miedo, porque hay quienes de forma ilusa aún creen y hasta afirman, que la violencia e inseguridad indirecta, no los lastima ni perjudica.
Estas cifras en referencia a la delincuencia, la inseguridad y la violencia, han venido creciendo de forma inimaginable en el país, como si las autoridades e instituciones encargadas de combatir al crimen y garantizar la paz, no existieran o sólo porque su trabajo es ineficaz amigo de la impunidad y la corrupción.
Los mexicanos tenemos que hacer más que salir a votar en cada elección y fincar nuestro futuro en una persona y su equipo. El trabajo es informarnos, es cuestionar, solicitar información y hacer notar una y otra vez lo que no está bien para nuestra comunidad.
Si la delincuencia es un gran negocio para los criminales dentro de las instituciones y fuera de estas, no debemos seguir soslayándolo. No permitamos que nosotros mismos o alguno de nuestros cercanos sea parte de la caja grande de la delincuencia, aun siendo inocentes.
Vivimos ya en una especie de estado de sitio sin declaración, ni acción presidencial.
Acta Divina… “Nos acercamos a nuestra primera meta: un México en paz”: Enrique Peña Nieto, presidente de México, octubre 2017.
Para advertir… Lo mismo declaró del Estado de México en su paso como gobernador de la entidad, y hoy la violencia, las muertes, los secuestros ylas desapariciones, están a la orden del día.
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