Joel Hernández Santiago
Se ve a un “Bronco” echado para adelante. Muy mal hablado y mal educado. No importa. Es parte de la personalidad que Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón quiere ofrecer como candidato independiente a la presidencia de la República, luego de que en 2015 ganó la elección a gobernador de Nuevo León, como independiente.
Su forma de manejarse públicamente le cae bien a muchos. Para otros es una forma de ser atrabiliaria e inconsecuente que, con mucha frecuencia –dicen- expresa antes de pensar lo que habrá de decir. No escucha, habla. “Cabronea”. Aparte dice “mi vieja”, refiriéndose a su esposa, de la que ha dicho que le ‘cuesta más cara que dar de comer a su caballo’. Ella asiente complacida. Con contraposiciones a diestra y siniestra a todo, o casi todo, dice no:
… “Es que así hablamos en el norte”. Es su pretexto para la intransigencia. Pero, digamos también: “así es él”, un candidato independiente de derecha, que surgió de las filas del PRI y cuando en 2015 no le dieron la candidatura para ser gobernador, creyéndose con merecimientos, entonces paso a la independencia.
Su gobierno en Nuevo León ha estado envuelto en claroscuros y poco ha podido hacer en apenas un año y cuatro meses de gobierno. Cuando fue electo dijo que por ningún motivo buscaría la presidencia del país porque estaba enfocado a echar adelante a Nuevo León. Hoy sabemos que no es así y ya acumuló más de un millón de firmas válidas para su registro formal con rumbo a la presidencia, si gana.
A partir de 2014 surgió la figura de los candidatos independientes. Esto a raíz de que había aspirantes a puestos de elección popular que buscaban la vía fuera de los partidos oficialmente registrados y aceptados ante el Instituto Nacional Electoral (INE). Era una forma de desahogar la olla exprés en la que se estaba convirtiendo el encasillamiento de aspiraciones políticas en partidos políticos. Ya hemos hablado del fracaso de este sistema de partidos.
Entre la gente de a pie se pensó que los candidatos independientes serían hombres y mujeres vocados y capaces para el servicio público, con ideales fuera de la lógica utilitaria y de la formación partidaria de mil plumajes; y que esa independencia tenía que ver con una urgente purificación del ambiente político en el país, porque los personajes serían gente surgida del anonimato, de la academia, de la empresa, de los grupos sociales, del campo, de la industria…
Pero no, no y no. De pronto vimos cómo aspirantes a gobierno que no fueron ‘valorados’ por los partidos políticos, a modo de despecho abandonaban las filas partidarias para irse a la independencia. Es una forma de arrogancia y de mostrar músculo para demostrar que por sí mismos “nadar sin vejigas”. Y se lanzaron al ruedo.
Algunos si provenían de esa independencia de origen. Pero muchos otros no; éstos son personajes expulsados o salidos de partidos políticos o de la función pública en donde no se les cumplió lo que suponían sus derechos adquiridos ahí.
Margarita Zavala, ex primera dama de México durante el gobierno de su esposo Felipe Calderón Hinojosa, militante histórica del Partido Acción Nacional (PAN) y salida de este partido por contraposición a la presidencia de Ricardo Anaya, ahora pre candidato de Por México al Frente, la coalición formada con el PRD y Movimiento Ciudadano. Al momento ya ha conseguido algo así como 900 mil firmas con dispersión en 16 de 17 estados, así que va casi segura a la candidatura.
Armando Ríos Piter, con una larga trayectoria académica como burocrática, proviene del PRD con el que ha ocupado posiciones legislativas y se conoce su impulso como Senador para eliminar el fuero; al momento ha acumulado algo así como 866 mil firmas en 17 de los 17 estados exigidos.
Estos tres aspirantes a la candidatura tienen un discurso similar al de los tres candidatos con partido registrado: Andrés Manuel López Obrador, de Morena y que al momento va a la cabeza de las preferencias nacionales; Ricardo Anaya, de Por México al Frente y José Antonio Meade, del PRI y cuya precampaña no levantó el espíritu nacional, ni siquiera entre los militantes priístas.
Todos: dicen que habrán de cambiar al país. Y todos, a la manera de aquella frase echeverrista dicen que van arriba y adelante, aunque también, como respondiera por entonces Daniel Cosío Villegas, la pregunta es: ¿en dónde van a aterrizar?
Todos, independientes o no, prometen un gran cambio, prometen luchar en contra de la violencia criminal y hacer prosperar el estado de Derecho; prometen casa-comida-sustento… Prometen empleo, salarios justos, apoyo de gobierno: Todos de igual manera.
Acaso la única diferencia entre ambos grupos es que mientras que los tres con registro de partido se pelean entre sí, se magullan, se muestran intransigentes y hasta contradictorios en una lucha a muerte; los independientes ya hablan de una candidatura única. ¿Será?
¿Acaso dos de ellos se sacrificarán en nombre de esa presunta independencia? ¿Cederá sus firmas el Bronco? ¿Margarita Zavala lo hará? ¿O Ríos Piter?… se ve difícil, pero no imposible. Ya lo sabremos. Por lo pronto, la nave va.