* El problema sustancial a resolver es la corrupción, que todo lo permea y todo pudre en México. El nuevo proyecto económico trajo de la mano la globalización del narcotráfico y todo lo modificó, empezando por el tejido social casi imposible de zurcir
Gregorio Ortega Molina
Al plantear la aniquilación total de los barones de la droga y sus ejércitos de sicarios, perfectamente armados, lo hice con el presupuesto del rechazo a una muerte sin fin, que para finales de 2024, es decir después de 18 años, rondaría las 600 mil muertes, y todo lo que social, política, económica y psicológicamente implica vivir una guerra interna, librada en territorio nacional, con ciudades a donde el presidente constitucional de México está imposibilitado de visitar por su seguridad personal.
En este asunto lo que no puede resolverse de manera cruenta involucra la toma de decisiones políticas, conceptuadas en obedecimiento al mandato constitucional de preservar la vida de los gobernados y garantizarles seguridad -lo que hoy no puede hacerse en parte de la república-, reconstruir el tejido social, darle sentido al futuro y certeza a los proyectos de vida individuales.
¿Qué se requiere? Voluntad política y deseo de servir. ¿Para qué?
1. Terminar con las dos vertientes de la corrupción producida por el narcotráfico: la de los ávidos de dinero fácil, la de las víctimas del miedo, aquellos a quienes les advierten que ni siquiera piensen en renunciar, porque ponen en juego la vida de sus familias;
2. Terminar con el lavado de dinero en bancos perfectamente identificados por las autoridades. Los banqueros no tienen dólar negro aborrecido, hacen enormes cantidades de dinero con el riesgo de una multa. ¿Alguien conoce a uno sentenciado por lavar dinero?;
3. Determinar métodos de amnistía para aquellos campesinos que por hambre y abandono gubernamental, se convierten en víctimas complacientes de los barones de la droga, al rentarles sus tierras, al cultivarlas y/o al servirles de halcones;
4. Privilegiar la justicia por sobre la ley, porque ciertos crímenes y muchos criminales están más allá de la redención, del perdón legal, del respeto a los derechos humanos, y
5. Restablecer la pena de muerte por sobre la extradición, aunque los políticamente correctos enarquen las cejas. A crímenes como los cometidos en el fragor de esta guerra, corresponde sancionar con la pérdida de la vida.
Roberto Saviano, periodista y escritor que se ha especializado en temas de delincuencia organizada y las consecuencias de los estragos que causan, en CeroCeroCero dejó anotado lo siguiente: “Una transformación social y económica lenta y costosísima se revela de inmediato una utopía. Falta dinero, confianza, consenso. Falta tiempo. Es necesario poder mostrar resultados pronto…”.
¿Y cómo lograr esos resultados? El problema sustancial a resolver es la corrupción, que todo lo permea y todo pudre en México. El nuevo proyecto económico trajo de la mano la globalización del narcotráfico y todo lo modificó, empezando por el tejido social casi imposible de zurcir.
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