Claudia Rodríguez
Atender a los conceptos de democracia, nos llevarían a entender de esta, que es un sistema que en principio da lugar a la organización de la sociedad, y en donde el poder no radica en una sólo persona, sino que se distribuye entre todos los individuos; lo que daría lugar a que las decisiones deben ser tomadas por la mayoría.
En México, vivimos una democracia indirecta o representativa que subyace en el poder de los partidos políticos, ya que los ciudadanos a través del sufragio elegimos nuestros candidatos y el mayor votado obtiene el trabajo de tomar las medidas requeridas –en teoría candidato que más votos obtiene, gana en México.
Esta práctica de democracia representativa en nuestro país, ha secuestrado el poder de organización y decisiones en bien de la mayoría de la sociedad pero incluso se ha vuelto una pantalla que recae dentro del espectro democrático, pero que se ha convertido en todo lo contrario.
La democracia no puede ser sinónimo de voto ciudadano. En México, quienes son elegidos a través del mecanismo electoral, se han privilegiado de las mismas disposiciones que toman para sí, y apenas algunas sobre todo en el ámbito legal, privilegian a las mayorías.
Los partidos políticos no faltan en hablar y citar la democracia nacional día tras día, misma que se ha convertido en una falacia que no puede subsumirse al momento de sufragar.
Lo menos democrático en el instante de elegir un candidato es la tremenda desigualdad que en muchos terrenos vivimos los mexicanos. Hasta el desplazarse a una urna se convierte en un acto disímil.
Cuando además de diferencias de oportunidades extremas para todos nosotros, también se vive en un ambiente de inseguridad y violencia, la frágil e incipiente democracia, está más que amenazada. Pareciera que tenemos que votar por el menos malo, o el que no ofrezca más de lo mismo, pero no hay opciones claras de que el poder vuelva a residir en el pueblo, aún con todo y una democracia representativa.
A infortunios parece que el pueblo ha madurado más que los políticos, pero éstos últimos siguen teniendo el control.
Jugar a la democracia cuando los tratos son leoninos, simplemente es una mentira.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto pide a los gobernadores elecciones limpias en este 2018.
Para advertir… Cuánta hipocresía. Más cuando se ha ganado una elección a cochinadas y sobre la base de la mitad del pueblo empobrecido hasta las huesos y obtener un voto a cambio de una torta y una botella de agua.
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