Claudia Rodríguez
Desde hace unos días desde la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), se llevan a cabo acercamientos y acuerdos con funcionarios de alto nivel de los Estados Unidos para concertar una reunión entre Donald Trump y Enrique Peña Nieto.
El propio titular de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray es quien se ha reunido sobre todo con su contacto-amigo Jared Kusher en su doble papel de asesor senior del presidente de Estados Unidos y yerno del mismo.
El objetivo de esta reunión entre ambos mandatarios, se ha dicho ya, tiene el objeto de poner sobre la mesa temas pendientes de la agenda bilateral. Es claro que este debería ser un gran listado, aunque destacarán temas económicos, financieros de comercio, seguridad, justicia, migración, salarios competitivos, y claro, sin duda el muro de Trump.
Sin embargo, este encuentro no augura buenos resultados por varias situaciones:
México frente a los Estados Unidos muestra grandes rezagos en casi todos los temas de cualquier agenda que se acuerde, lo que lleva ya a un encuentro desigual con negativos para México incluso desde antes de cualquier planteamiento luego de que Trump y Peña se estrechen la mano. Aunado a esto, Donald Trump es un mandatario del poderoso vecino del norte, que ha dejado claro el desprecio personal que siente hacia los mexicanos que viven dentro y fuera de su país, lo que sigue haciendo incomprensible tratar de negociar un encuentro con alguien que nos repele y además nos ofende con todo y que nuestro escenario doméstico esté tan vulnerado y violentado por esos mismos que buscan el encuentro con Trump.
Pese a que los males nacionales no son endosables a Trump, se ha convertido en uno de nuestros villanos favoritos por el grado de ofensa a México, coronado con la idea que va concretando al menos en prototipos, por construir un muro al sur de su país que cierre no sólo el cruce ilegal por nuestra frontera norte, sino muchos más procesos naturales y económicos endémicos y continuados históricamente.
Pero el mayor mal de manera directa, será para la campaña de José Antonio Meade, quien no logra desligarse de los males peñistas de los que él tiene muchas firmas de autoría, pero que el “malévolo Trump” en el consciente nacional tiene muchos activos despreciables, por lo que pocos entenderán para que ahondar el “error histórico” de entrevistarse con el actual presidente de Estados Unidos.
La pregunta acaso es si sólo es necedad de Peña porque crea que puede enmendar la humillación que sufrió con la visita de Trump antes de ser electo presidente de su país.
Acta Divina… “Como resultado de estas reuniones, se acordó trabajar para que en las próximas semanas ocurra un encuentro entre los presidentes Enrique Peña Nieto y Donald J. Trump, para revisar los avances de sus equipos de trabajo y tratar temas pendientes en la relación México-Estados Unidos”, detalló la SRE.
Para advertir… Se oirá acaso de nuevo la idea de que Peña Nieto cometió traición a la Patria al entrevistarse con quien tanto nos desprecia, lo hace pública y tiene el poder para mancillarnos aún más.
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