Claudia Rodríguez
Se entiende necesaria la logística para todo proceso electoral que culmina más allá del propio día de la elección, ya que se requiere el conteo de sufragios, así como la calificación de todas las fases del propio proceso.
La elección federal del próximo domingo primero de julio, implicará la votación de alrededor de 3 mil 400 cargos públicos a lo largo y ancho de todo el país y esto requiere de sí, una estrategia de control.
El Instituto Nacional Electoral (INE) señaló cuatro fases muy delimitadas que se continúan en todo este camino hacia el clímax del proceso.
La primera desde dentro del INE se denomina preparación de la elección, la segunda es la jornada electoral, tercera corresponde a los resultados de la elección, y última y cuarta, la declaración de la validez a cargo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Lo que hasta ahora se ha desarrollada en realidad es la primera fase que a la vez comprende tres momentos determinados: El inicio del proceso electoral que dio inicio el 1 de septiembre de 2017, la segunda fue el periodo de precampañas que dio inicio el 14 de diciembre del año pasado y cesó este 11 de febrero, y la tercera vendrá con el propio arranque de campañas a partir del 30 de marzo y hasta el 27 de junio.
Es obvio que ese calendario deja fechas sueltas entre la precampaña y la campaña a la que se le ha llamado veda electoral o periodo de reflexión pero que en realidad se ha convertido en una fase de guerra de lodo entre competidores, sin posibilidad de réplica directa, más que por medio del uso de los medios de comunicación y que de manera negativa más que permitir el análisis y razonamiento del voto, lo que provoca entre la ciudadanía, es repulsión y hartazgo.
Los partidos políticos y candidatos, todos, de acuerdo a la veda electoral, deben cesar sus campañas de todo tipo, pero en la realidad en este 2018, no ha sucedió eso. Sobre todo aquellos quienes se ubican más allá del primer lugar en todas las encuestas publicadas y publicadas, no dejan de influir en una percepción del votante de manera abierta, descalificando a sus contrincantes.
Esta veda ha sido peor que las famosas campañas en donde ya los ciudadanos no sabemos si se trata de un encuentro de denostaciones del más alto calibre, o una jornada de propuestas.
La Procuraduría General de la República por su parte, en lugar de impartir justicia, incide en el proceso electoral, imponiendo acciones justicieras.
Ya veremos qué tan imparcial es el TEPJF a la hora de calificar tanta impudicia e intervención del poder del Estado.
Acta Divina… La Ley General de Instituciones y Procedimientos Penales, marca dos vedas electorales, entre la precampaña y la campaña y la segunda, tres días antes al día conocido como la jornada electoral.
Para advertir… Tanta ley y el TEPJF, haciendo amarres con el partido en el poder.
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